La enfermedad del pulmón negro está en aumento entre los mineros del carbón por toda Appalachia. Las formas más letales están afectando ahora a una generación más joven de mineros.
Los mineros, los jubilados y sus familias libraron una poderosa batalla —y llevaron a cabo una revolución que transformó al sindicato minero UMW— en los años 60 y 70. Esta lucha hizo posible que los mineros y el UMW ganaran un alto grado de control sobre las condiciones y la seguridad en las minas y lograron que la plaga del pulmón negro retrocediera.
Pero desde entonces, los patrones han podido aumentar considerablemente el número de minas no sindicalizadas. En Kentucky ya no hay una sola mina organizada por el UMW.
Hoy en día, uno de cada cinco mineros de carbón en minas subterráneas en Kentucky, Virginia y Virginia del Oeste, con al menos 25 años en el trabajo, tiene pulmón negro, la tasa más alta en un cuarto de siglo.
“Pero hoy, mineros de 40 años de edad con 10 años de experiencia están siendo diagnosticados con fibrosis masiva progresiva”, dijo James Werth, director del programa de pulmón negro en Stone Mountain Health Services en St. Charles, Virginia, en una entrevista telefónica el 25 de enero. “Parece que va en aumento. Dado que es una enfermedad progresiva, no vemos que disminuya mucho a corto plazo”.
La fibrosis masiva progresiva es una forma agresiva y a menudo fatal de pulmón negro que afecta a mineros tan jóvenes como en sus 30 o incluso en sus 20 años de edad.
Ya que las grandes vetas de carbón en Appalachia están agotadas, los mineros tienen que picar más roca para llegar a las vetas más delgadas, lo cual produce polvo de sílice más tóxico. Estas partículas son tan finas que las máscaras no las capturan incrustándose en los pulmones de los mineros. En su afán de ganancias, los patrones del carbón obligan a menos trabajadores a trabajar más horas, lo que significa que los mineros enfrentan una mayor exposición al polvo.
Los hechos sobre esta enfermedad debilitante y mortal fueron destacados en un programa de NPR/Frontline “Coal’s Deadly Dust” [el polvo mortífero del carbón] transmitido en todo el país el 22 de enero.
Aunque el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional encontró solo 115 casos de pulmón negro avanzado en todo el país desde 2010 hasta 2018, NPR informó que “identificaron más de 2 300 casos estableciendo contacto con clínicas de salud en toda la región de Appalachia”.
Los patrones del carbón quieren instituir pruebas obligatorias de los mineros, pero los trabajadores han expresado oposición, sabiendo que las compañías usarán estas pruebas para deshacerse de los trabajadores cuya salud esté comenzando a deteriorarse, dejándolos valerse por sí mismos para tratar de obtener los míseros beneficios gubernamentales para el pulmón negro.
La manera de eliminar el mal del pulmón negro es emular lo que hicieron los mineros del carbón hace varias décadas. Unos 40 mil mineros en Virginia Occidental abandonaron las minas en 1969, en una huelga ilegal respaldada por la recién formada Asociación del Pulmón Negro. Obligaron a la legislatura estatal a que aprobara un proyecto de ley que ordenaba a los patrones del carbón a pagar una compensación por el pulmón negro. Se establecieron clínicas en todo Appalachia.
La huelga inspiró a miles de mineros a respaldar a Jock Yablonski en su candidatura a la presidencia del sindicato ese año, en un esfuerzo por expulsar a la corrupta máquina de Tony Boyle. Boyle contrató a matones que dispararon y mataron a Yablonski, a su esposa y su hija.
Los mineros lucharon. Acompañados por los Mineros Discapacitados y Viudas del Sur de Virginia Occidental, lograron recuperar su sindicato. Los mineros establecieron comités de seguridad del sindicato con el poder de cerrar la producción —un poder que utilizaron— para hacer cumplir la seguridad. Los incidentes de pulmón negro disminuyeron en más del 90 por ciento desde la década de 1970 hasta mediados de la década de 1990.