Amy Husk, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para gobernadora de Kentucky y Samir Hazboun, un partidario de su campaña, fueron a la región hullera de Virginia del Oeste el 20 de febrero para hablar con trabajadores en las puertas de sus casas sobre las condiciones que enfrentan y sobre la exitosa reciente huelga de trabajadores escolares en ese estado.
Su lucha fue influenciada por la larga tradición de lucha y solidaridad obrera producto de décadas de batallas libradas por el sindicato de mineros UMWA. Los trabajadores escolares repelieron los ataques de la legislatura contra sus sindicatos y condiciones laborales. Después de que fue rechazado un proyecto de ley, se mantuvieron en huelga un día más, diciendo que simplemente no confiaban en el gobierno.
En Williamson, en el condado de Mingo, lugar de batallas libradas por el UMWA en el pasado, Husk y Hazboun hablaron con Austin Boles. “Estamos viviendo bajo una dictadura de los ricos”, dijo Husk, “y los trabajadores están pagando por su crisis con nuestra salud y nuestras vidas”.
“¡Estoy de acuerdo!”, respondió Boles. Nació con una afección cardíaca y tuvo tres cirugías a corazón abierto. Dijo que “apenas gana lo suficiente para sobrevivir”.
“Odio a las empresas farmacéuticas”, agregó, porque “roban a los trabajadores y hacen adictos a los jóvenes”.
“Los jóvenes sufren una desesperación y alienación horrible porque el capitalismo no tiene nada que ofrecer”, dijo Husk. “Si hubiera un movimiento social como el del UMWA para defender a los trabajadores o un movimiento político de masas como la lucha por los derechos civiles o las movilizaciones masivas que obligaron a los gobernantes norteamericanos a poner fin a su guerra en Vietnam, los jóvenes verían su propio poder y valor. No recurrirían a las drogas y el suicidio como lo hacen hoy en día”.
Boles compró una suscripción introductoria al Militante y dijo que quería mantenerse en contacto.
Impacto de batallas mineras
Los partidarios del PST vieron otra imagen del impacto de las batallas de los mineros cuando se unieron a los trabajadores escolares cuando protestaban en el capitolio estatal de Virginia del Oeste durante la huelga. Los trabajadores de tiendas Glova Scott y Sarah Ullman conocieron a Makaula Amos cuando vinieron de Washington, para brindar solidaridad.
Amos dijo que a su abuelo le encantan las batallas de los maestros. “Una de sus cosas favoritas es recorrer el área y traer café y solidaridad a los maestros donde están formando líneas de piquetes”, dijo. “En áreas rurales como donde vivimos, las escuelas están en caminos aislados. Así que vamos a lugares donde la gente nos pueda ver. En Craigsville, donde él vive, van a RiteAid”.
En Kermit, Husk y Hazboun conocieron a Eddie McLaughlin, quien está desempleado. McLaughlin dijo que no estaba seguro acerca de la lucha de los trabajadores de la escuela.
Husk, quien es trabajadora de la salud, dijo que muchos trabajadores “se dedican a la enseñanza o a la atención médica porque creen que pueden hacer una diferencia, pero uno se da cuenta de que el sistema no está diseñado para ayudar a la gente. Bajo el capitalismo, la atención médica es realmente para hacer ganancias y la única educación que les importa a los gobernantes es enseñarle a los jóvenes a que aprendan cuál es su lugar”.
Hazboun agregó, “A los ricos no les importa educar a nuestros hijos. Pueden mandar a sus hijos a las mejores escuelas privadas y pueden pagar por la mejor atención médica. Pero educan a nuestros hijos para que sean trabajadores obedientes, no pensadores independientes”.
“Los trabajadores escolares están resistiendo los ataques contra nuestros niveles de vida”, dijo Husk. “Aprendieron lecciones importantes de las batallas de los mineros del carbón a lo largo de los años en esta región. Tratan de involucrar a la comunidad obrera, para asegurar que los niños tengan comida y refugio durante la huelga para que los padres puedan ir a trabajar. Su lucha muestra el camino para reconstruir el movimiento obrero”.
“Estoy de acuerdo con eso”, dijo McLaughlin, un veterano del ejército, que solía trabajar en una mina subterránea. “Era un trabajo peligroso”, dijo. “Todos en las minas merecen un buen sueldo y beneficios”.
McLaughlin también ha estado en prisión. Cuando salió, un abogado le dijo que le costaría 30 mil dólares recuperar sus derechos de votar y su derecho a portar un arma. “¡Quieren robarme solo para poder recuperar mis derechos!”, dijo.
“Estamos luchando en Kentucky para recuperar el derecho a votar para quienes han sido condenados por un delito grave”, dijo Hazboun.
McLaughlin compró un ejemplar del Militante para conocer más sobre el PST y temas de la clase trabajadora.
Para hacer campaña con el PST, o para obtener más información, comuníquese con la rama del PST o de la Liga Comunista más cercana. (Ver lista en la página 4).