El Departamento de Agricultura está amenazando con eliminar el límite actual de las plantas empacadoras de carne de puerco de procesar un máximo de 1 106 cerdos por hora y poner en las manos de las empresas el control de calidad de los productos. Esto es un ataque a la salud y seguridad de los trabajadores y de los millones de consumidores de productos de carne de puerco.
Aún dentro de los “límites” actuales, las lesiones en las empacadoras de carne son altas: la taza de lesiones graves en los trabajadores de procesadoras de puerco y de res es tres veces más alta que en otras industrias y lesiones por movimientos repetitivos es siete veces más alta.
Durante la mayor parte de una década trabajé como cortador de carne en mataderos y en procesadoras en el Medio Oeste. He visto de primera mano los resultados del afán de los patrones por aumentar el ritmo de producción. Los patrones dicen que la eliminación de los límites de la velocidad de la línea les dará más “flexibilidad”.
De hecho, los incitará a presionar más a los trabajadores a que corten más piezas por hora, aumentando así las lesiones, como el síndrome del túnel carpiano, ya no digamos el agotamiento. Los patrones van a sacar más de los trabajadores que proporcionan relevos para ir al baño o darte unos segundos para afilar tu cuchillo. Continuarán imponiendo horas extras obligatorias y horarios impredecibles.
El gobierno admite que en promedio hay dos amputaciones cada semana en las plantas empacadoras de carne. Miles de otras lesiones no se reportan porque los trabajadores temen a las represalias de los patrones.
Desde la década de 1980, los patrones han reducido los salarios e intensificado la velocidad de la línea para aumentar sus ganancias. Han contratado a un número creciente de trabajadores inmigrantes, incluyendo muchos sin papeles, con el fin de dividir a la fuerza laboral e intimidarlos para que no luchen.
El gobierno ayuda a los patrones en ese fin. El 7 de agosto, 600 agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) realizaron redadas en varias plantas avícolas en Mississippi, arrestando a 680 trabajadores inmigrantes. Muchos de sus compañeros de trabajo protestaron contra las redadas.
Pero los patrones sí han enfrentado resistencia. Cuando trabajé en Dakota Premium Beef en Minneapolis en Minnesota, libramos una lucha, forjamos un sindicato y ganamos el derecho a que uno de nuestros miembros supervise la velocidad de la línea.
Según las nuevas reglas que el Departamento de Agricultura quiere imponer, el número de inspectores federales en las 40 plantas más grandes —que producen el 90 por ciento de la carne de cerdo del país— se reduciría hasta en un 40 por ciento. El gobierno dice que el trabajo que ellos hacen será delegado a los empleados de la compañía. Eso es exactamente lo que el gobierno permitió en las líneas que fabrican el avión Boeing 737 MAX.
Supuestamente, los inspectores deben detectar y verificar la eliminación de la infección y la contaminación antes de que elementos peligrosos entren la cadena alimentaria. Pero las restricciones del gobierno, y la velocidad de la línea hace imposible que ellos lo detecten todo. Muchos trabajadores hacen todo lo posible para eliminar los abscesos y las heces. Esto contribuye en gran medida a la seguridad de la comida.
Algunos liberales hacen todo lo posible para pintar estos cambios como un producto de la administración de Trump. Pero estos cambios ha venido siendo preparados por las administraciones previas tanto demócratas como republicanas durante décadas. Los capitalistas controlan el gobierno y se aprovechan de la falta de una perspectiva de lucha en el movimiento sindical para aumentar la explotación.
La única protección que tenemos contra el aumento del ritmo y la negligencia hacia la seguridad alimenticia es el poder sindical. Los trabajadores deben organizarse para luchar contra la aceleración y otros ataques de los patrones. A través de estas escaramuzas, podemos organizarnos y transformarnos a nosotros mismos y a nuestros sindicatos. El Partido Socialista de los Trabajadores defiende la lucha por el control obrero de la producción y la seguridad.
‘La ciencia permite la aceleración’
El Departamento de Agricultura dice que el cambio en la regulación se basa en la investigación y la ciencia. Pero es la misma “ciencia” que forzó el retiro de 12 millones de libras de carne de res contaminada el pasado diciembre; la misma “ciencia” que utilizan para justificar las “tripulaciones” de una solo persona en los trenes de carga, poniendo en peligro la salud y la seguridad de los trabajadores ferroviarios y los que viven cerca de las vías; y la misma “ciencia” que han usado los funcionarios de la Administración de Seguridad y Salud Minera que ha producido una nueva explosión de la enfermedad del pulmón negro en las minas de carbón.
Su “ciencia” es solo el cálculo del riesgo políticamente tolerable a la vida y las extremidades humanas. No tiene nada que ver con eliminar lesiones, enfermedades o la muerte. Son los valores morales de la clase capitalista, y los trabajadores pagan el precio.
La ciencia y la tecnología no existen en un vacío. La tecnología es un arma que sirve a diferentes clases para diferentes fines.
Los cambios en las regulaciones por el gobierno envalentonarán a los patrones a sacar más de nuestra sangre y sudor. No necesitamos más regulación gubernamental. No debemos confiar en las agencias reguladoras de los gobernantes capitalistas.
Lo que necesitamos es construir un movimiento independiente de la clase obrera basado en los valores de nuestra clase: los de la solidaridad humana, valores de los que los trabajadores dependen para proteger a nuestras familias, comunidades y compañeros de trabajo. Nos debemos oponer a las recientes redadas de inmigración y luchar por una amnistía para los trabajadores indocumentados para unir a la clase trabajadora.
Necesitamos organizar solidaridad con los mineros del condado de Harlan en Kentucky, que están bloqueando un tren de carbón para exigir los salarios que les robaron los patrones de la compañía Blackjewel ahora en bancarrota.
Necesitamos construir y fortalecer el sindicato de mineros UMWA y el sindicato de trabajadores alimenticios UFCW en las empacadoras. El UMWA sentó un ejemplo importante al ganar batallas en las décadas de 1960 y 1970 que ayudaron a establecer comités de seguridad sindical que tenían el poder de parar la producción cuando existían condiciones inseguras en la mina. Esto es lo que necesitan los trabajadores de las plantas empacadoras de carne, y todos los trabajadores.
Jacob Perasso fue miembro del sindicato UFCW, y actualmente conductor de tren de carga y miembro del Local 394 del sindicato SMART-TD, en Selkirk, Nueva York.