Justo cuando está cobrando impulso la campaña contra la represión del Militante por los directores de prisiones en Florida, el Comité de Revisión de Literatura del Departamento de Correcciones anuló las dos últimas incautaciones del semanario socialista el 28 de agosto. Lo hicieron incluso antes de que el periódico presentara una apelación.
Esto sucedió después que los funcionarios penitenciarios levantaron la prohibición de cinco números anteriores.
El periódico ha seguido recibiendo mensajes de apoyo, incluso de dos reos suscriptores de Florida que escribieron para agradecerle por su lucha.
Uno agradeció al personal por el “apoyo y sacrificio que todos hacen para asegurar que siempre reciba el periódico. Dios les bendiga”. Otro escribió: “Un millón de gracias por la ayuda para la libertad de la literatura y la prensa y por los artículos sobre nuestra Cuba que está sufriendo”.
Pat Scott y 33 compañeros de trabajo de Walmart en Federal Way, Washington, en su carta al comité de revisión señalaron que la protección de la constitución de Estados Unidos otorga a los prisioneros “el derecho de leer lo que elijan”.
William G. Warrick, un obrero de la construcción jubilado y miembro del sindicato Teamsters, escribió que “los trabajadores tienen derecho a considerar una amplia gama de puntos de vista, estén o no tras las rejas”.
El ex reo Mark A. Clements, víctima de tortura y cargos amañados por la policía, escribió en nombre del Centro de Justicia contra la Tortura de Chicago que el Militante expone “la injusticia sistemática. Los reos deben tener la oportunidad de saber lo qué les afecta mientras están tras la pared”.
Erek Slater, un conductor de autobús de Chicago y miembro de la junta ejecutiva del Local 241 del sindicato de trabajadores de tránsito ATU, instó a las autoridades penitenciarias a permitir que los prisioneros tengan “acceso a la información y cultura actual de todo el mundo”.
“El Comité de Revisión de Literatura ha admitido que estos ‘embargos se hacen a nivel institucional’”, dijo el director del Militante John Studer. “Es decir, son una indicación de prejuicio político contra el Militante por parte de las autoridades penitenciarias”.
“La atención pública es crucial en esta batalla para que los trabajadores presos tengan acceso ilimitado a la literatura de su elección”, dijo Studer. “¡Mantengan la presión!”