Decenas de millones de trabajadores en Estados Unidos y millones más en el mundo se han quedado sin trabajo por los confinamientos impuestos por los gobiernos capitalistas que han cerrado fábricas, transporte, tiendas, hoteles, restaurantes y más. El problema central de los trabajadores hoy es el capitalismo, no “el virus”.
Los trabajadores están viendo una depresión económica y crisis social sin precedentes. En Estados Unidos la deuda gubernamental está creciendo a niveles no vistos desde la Segunda Guerra Mundial, mientras que imprimen billones de dólares y los vierten en los cofres de los capitalistas para tratar de mediar su contracción económica.
Los trabajadores en los países menos desarrollados en Asia, África y América Latina están siendo azotados por el descenso devastador. Las monedas de estos países se están tambaleando y los ingresos por exportaciones se están desplomando, exacerbados por la caída de los precios del petróleo. La carga de la deuda a los bancos imperialistas se está acumulando. Las protestas contra estas condiciones están creciendo.
Millones en Estados Unidos no tienen ninguna fuente de ingresos. El sindicato UNITE HERE, que representa a 300 mil trabajadores principalmente de restaurantes y hoteles, dice que el 98 por ciento de sus miembros están sin trabajo.
Los trabajadores están inundados de deudas en tarjetas de crédito, préstamos para automóviles, hipotecas de casas, herramientas de trabajo y más.
En Estados Unidos la polarización de clase se está agudizando, entre los patrones y las capas profesionales meritocráticas, por un lado, y los trabajadores, agricultores y otros pequeños propietarios, por el otro. Una capa vive con comodidad, incluso lujo, “trabajando en casa”, mientras que los trabajadores sin empleos enfrentan un desastre, y los que están trabajando enfrentan la aceleración del ritmo de trabajo y ataques a sus salarios y condiciones laborales a medida que sus empleadores buscan aumentar sus ganancias. Las capas de clase media alta son los impulsores más vociferantes del cierre y los ataques contra los derechos de los trabajadores.
Las condiciones de crisis actuales son solo el comienzo de una depresión prolongada. Incluso las medidas provisionales y parciales de algunos patrones y gobiernos estatales para reiniciar la economía —que miran como se ahogan sus compañías y sus cofres— no lograrán que las cosas vuelvan a lo “normal”.
Crecen protestas, escaramuzas
Miles de personas se sumaron a una protesta en Madison, Wisconsin, el 24 de abril contra la decisión del gobierno de extender el cierre. Como otras acciones similares en otros estados, esta fue organizada por grupos conservadores dirigidas contra administraciones de gobernadores demócratas. Pero la manifestación también atrajo a trabajadores, agricultores y dueños de pequeños negocios aplastados por la crisis.
Cuando cientos de miles de “personas pierden sus empleos, negocios, granjas, ahorros de su vida, también están perdiendo su dignidad y valor”, dijo Charlie Jones, un granjero lechero, en la protesta.
“Nuestra leche no vale nada”, dijo. “Nuestros animales no valen nada”, ya que las plantas empacadoras de carne que no “están cerradas están abrumadas por el volumen de animales que entran”. Incluso, “mi maquinaria no vale nada”, agregó, mientras los agricultores intentan “evitar una bancarrota casi segura”. Dijo que estaba de acuerdo en que las personas deben tomar “precauciones, pero hacerlo a expensas del colapso económico no es la solución”.
Más de 4.4 millones de trabajadores en Estados Unidos solicitaron beneficios de desempleo la semana que terminó el 18 de abril. En las últimas cinco semanas, 26.5 millones de personas se quedaron sin trabajo oficialmente. Según una encuesta, por cada 10 trabajadores que entregaron la solicitud para obtener subsidio de desempleo, 3 o 4 más lo intentaron y no lo lograron, y otros 2 desempleados ni siquiera lo intentaron.
Muchos de los 30 millones de dueños de pequeños negocios han sido devastados por las ordenes de confinamiento.
La clase patronal también quiere ver el fin de los cierres. Están viendo desaparecer sus ganancias acumuladas en el pasado y quieren reanudar la explotación de los trabajadores.
A medida que los patrones se preparan, están atacando los salarios de los trabajadores y aumentando los ritmos de producción. Ford está llamando a equipos reducidos para preparar la iniciación de la producción completa. Un trabajador en la planta Dearborn de la Ford dijo al Detroit Free Press el 26 de abril que “todos los puestos están repletos de tareas para reducir el número de empleados” y para mantener la línea de producción funcionando a “un ritmo frenético”.
Han habido protestas para exigir empleo y el reinicio de la producción en Líbano, Polonia, Argentina y otros países. Se extenderán, al igual que las luchas sobre las condiciones laborales.