Mucho más de 100 mil personas inundaron la ciudad de Minsk, la capital de Belarús, el 13 de septiembre, para exigir la renuncia del presidente Alexander Lukashenko. Esta fue la quinta protesta masiva consecutiva, desde que Lukashenko falsificó los resultados de los comicios del 9 de agosto y se declaró ganador. Su régimen ha sido sacudido por las protestas diarias y huelgas por todo el país. El gobierno ha intensificado los arrestos, golpizas y amenazas contra trabajadores y estudiantes que exigen nuevas elecciones y la excarcelación de los presos políticos.
Hombres cubiertos con capuchas sacaron a personas de la multitud mientras se congregaban para la marcha y los metieron en microbuses sin identificación y más de 400 fueron arrestados. Pero a medida que se llenaban las calles, la policía no pudo hacer nada más que ver pasar la marcha.
Mientras que muchos de los mineros y otros trabajadores que se fueron en huelga a raíz de los resultados electorales y contra la represión han sido presionados a regresar a trabajar, miles continúan una huelga de celo. En la mina y el complejo de procesamiento de potasa Belaruskali la producción disminuyó en agosto. Un tribunal declaró ilegal la huelga a celo, pero continúan. Los trabajadores de la fábrica de nylon y poliéster Khimvolokno y de químicos Hrodna Azot, que juntas emplean más de 13 mil trabajadores, encabezaron la protesta en Hrodna el 13 de septiembre. También hay una huelga de celo en Khimvolokno.
En la marcha en Minsk, algunos portaron letreros que decían, “La fuente de poder en Belarús es el pueblo, no Lukashenko ni el Kremlin”. Se referían a la reunión en Sochi el día siguiente de Lukashenko con el presidente ruso Vladimir Putin. En esta reunión Lukashenko aseguró una línea de crédito de 1.5 mil millones de dólares de Moscú para continuar pagando por su aparato represivo.
Vityaly Dyadyuk, del comité de huelga de la unión independiente de la Belaruskali dijo al Militante por correo electrónico que la mayoría de los trabajadores se oponen a la injerencia de Moscú así como se opusieron a la forma en que Putin “interfirió en los asuntos internos de Ucrania”.