La lucha obrera por el poder es crucial para la ‘cuestión judía’

8 de febrero de 2021
Above, Issues of Socialist Appeal, as the Militant was called at the time, campaigning for Jewish refugees to be admitted to the U.S. Below, Jewish refugees aboard S.S. St. Louis reach Havana in 1939. They were refused entry by the Cuban government and in Miami by the Roosevelt administration. The 900 on board were forced back to Europe and 250 perished in Nazi camps.
JDC ArchivesArriba, páginas de Socialist Appeal, como se llamaba el Militante entonces, exigen que los refugiados judíos sean admitidos a Estados Unidos. Abajo, refugiados judíos a bordo del S.S. St. Louis llegan a La Habana en 1939. El gobierno cubano les negó la entrada. Luego la administración de Roosevelt les negó la entrada en Miami. Los 900 pasajeros fueron obligados a regresar a Europa y 250 murieron en los campos de concentración nazis.

La cuestión judía: Una interpretación marxista por Abram Leon, 353 páginas, Pathfinder Press, primera edición, 2020.

POR MAGGIE TROWE

Insto a los lectores del Militante a comprar, leer y estudiar la nueva edición de La cuestión judía: Una interpretación marxista publicada por Pathfinder.

El ataque asesino contra judíos en la deli kosher en Jersey City en diciembre de 2019, la masacre a sangre fría de judíos en el supermercado kosher Hyper Cacher en París en 2015 y otros actos de violencia antisemita destruyeron la ilusión de que el virulento odio antijudío se acabó con la caída del régimen nazi. O que hoy en día es una cuestión de menor importancia.

¿Por qué persiste el odio antijudío y cómo se puede erradicar? Este libro, publicado y distribuido en ingles desde 1950 por el Partido Socialista de los Trabajadores, responde a esas preguntas y muestra el camino para acabar con la opresión nacional de los judíos, la cual junto con la lucha por la emancipación de los negros, es un componente esencial de la revolución norteamericana que viene.

Abram Leon, un comunista y judío nacido en Polonia, escribió el libro mientras tomaba parte en la dirección del movimiento obrero clandestino durante la ocupación nazi de Bélgica en los años 1940, antes de que fuera capturado por la Gestapo y enviado a su muerte en las cámaras de gas de Auschwitz.

En el crisol de la guerra y la agitación prerrevolucionaria, Leon, quien en su adolescencia había sido líder de un grupo juvenil sionista socialista, atravesó una rápida evolución política. “Ante el impacto de la creciente lucha de clases … rompió con la perspectiva política de esa organización y encabezó una lucha para ganar a sus militantes al programa comunista del movimiento mundial dirigido por León Trotsky”, explica la biografía de Leon en el libro. Tenía solo 26 años cuando murió en 1944.

El capitalismo y la cuestión judía

Nací cinco años después de que seis millones de judíos fueran asesinados durante el Holocausto organizado por los nazis. Mi padre judío y mi madre cristiana le dieron a su hija que era como un ratoncito de biblioteca El diario de una adolescente por Ana Frank, que narra la historia de una adolescente judía y su familia que se encontraban escondidos de los nazis en Holanda en 1942. También me dieron La pared, la novela histórica de John Hersey sobre el heroico levantamiento de los judíos en el gueto de Varsovia en 1943. Después de leerlos no podía dejar de pensar en ellos. Me gustaba más el de la lucha que el de esperar para morir. Pero ninguno de los dos me ayudó a entender por qué los judíos son perseguidos ni qué se puede hacer al respecto.

Esta es la razón más importante para estudiar La cuestión judía.

Leon explica que “las raíces profundas del antisemitismo del siglo XX” no fueron un fenómeno “alemán” o de “Hitler”, sino un producto del dominio de la clase capitalista que continuará siendo una amenaza mientras dominen las rapaces relaciones sociales del capitalismo.

Él narra la relación de los judíos con respecto a otras clases durante etapas sociales del desarrollo humano previas. Explica que bajo el dominio griego y romano hasta el final de la antigüedad y en la era feudal, los judíos ocuparon un nicho social específico, en el que los comerciantes judíos prosperaban. “Los judíos son históricamente un grupo social con una función económica determinada. Son una clase, o más precisamente, un pueblo-clase”, escribe Leon.

Describe cómo los comerciantes judíos también se convirtieron en prestamistas durante el feudalismo y desarrollaron relaciones económicas con reyes, nobles, artesanos y campesinos y la incipiente burguesía.

¿Qué cambió? El capitalismo surgió para reemplazar al feudalismo como la forma dominante de sociedad de clases y explotación. “Solo a partir del siglo XII, paralelamente con el desarrollo económico de Europa Occidental, el crecimiento de las ciudades y la formación de una clase comerciante e industrial nativa, comienza a empeorar seriamente la situación de los judíos, llevando a su eliminación casi total en la mayoría de los países occidentales”, escribe Leon. “Las persecuciones contra los judíos asumen formas cada vez más violentas”.

A medida que el capitalismo se impuso, comenzó una diferenciación social entre el pueblo judío y, en consecuencia, la desintegración del pueblo-clase. Por primera vez en siglos, se creó una clase trabajadora judía, incluso en el ramo de textiles y prendas de vestir. Y hubo una emigración masiva de judíos huyendo de la persecución de la atrasada Europa Oriental, particularmente hacia Estados Unidos.

Capitalistas usan el antisemitismo

“Con la diferenciación social de los judíos, con su integración a la vida económica y con la emigración”, dice Leon, “el capitalismo ha sentado las bases de la solución del problema judío”.

Pero el capitalismo azotado por crisis no pudo asimilar a los judíos. “La formidable crisis del régimen capitalista en el siglo XX ha agravado la situación de los judíos a un grado inaudito”, escribe Leon. Y los gobernantes capitalistas descubrieron que necesitaban el antisemitismo y el odio antijudío para sobrevivir.

Protesta de obreros textiles en Nueva York en 1913. Huelguistas portan carteles en idish, italiano, ruso e inglés

Esto alcanzó un punto álgido mortal con la victoria del fascismo en Alemania y el uso del antisemitismo por parte de ese régimen para ganarse a millones de personas de la clase media arruinada y sectores de la clase trabajadora desmoralizada después de que las oportunidades para una revolución proletaria en ese país fueron destruidas por las políticas contrarrevolucionarias de los estalinistas y socialdemócratas.

Esto condujo a la “solución final” de Hitler.

Aunque el odio antijudío ha disminuido entre el pueblo trabajador de hoy, el antisemitismo sigue siendo una herramienta crucial que emplearán los gobernantes capitalistas cuando la crisis social vuelva a crear un ascenso prerrevolucionario de resistencia obrera. Estudiar el libro de Leon y luchar contra todos los actos de odio antijudío sigue siendo crucial para el movimiento obrero.

Millones de trabajadores deben luchar y alzar su voz contra todas las formas de opresión y explotación bajo el capitalismo, y a la vez seguir un curso de acción que nos lleve a tomar el poder político en nuestras propias manos. Este es el camino para que los pequeños propietarios arruinados vean su salvación en un gobierno de trabajadores y agricultores.

No puede haber una revolución en Estados Unidos sin resolver la cuestión judía, así como el pueblo trabajador en Estados Unidos no puede establecer un gobierno de trabajadores y agricultores capaz de poner fin a la dictadura del capital a menos que la lucha contra la opresión nacional de los 44 millones de africano americanos sea una parte central de la lucha.

Comprender y actuar en la lucha contra el odio antijudío en Estados Unidos, donde hay casi 7 millones de judíos, más que en cualquier otro país, incluido Israel, es una cuestión de vida o muerte para la clase trabajadora. Como lo es la lucha por la liberación de los negros.

Cuestión nacional y revolución

En Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero, el secretario nacional del PST, Jack Barnes, escribe que la historia de la lucha africano americana demuestra que “los trabajadores negros integrarán una parte desproporcionadamente importante de las filas y de la dirección del movimiento social de masas que hará una revolución proletaria”.

La solución a las cuestiones nacionales solo la puede plantear la clase trabajadora, explica Barnes. El libro de Leon presenta un caso similar. “Cuando el pueblo de las fábricas y de los campos se libre por fin del yugo de los capitalistas, cuando se inaugure un porvenir de ilimitado desarrollo para la humanidad emancipada, las masas judías podrán hacer un aporte nada despreciable a la construcción de un mundo nuevo”.

El Partido Socialista de los Trabajadores puede estar orgulloso de su historial en ambas cuestiones, desde los documentos de fundación del PST en 1938-39 que incluían “Tesis sobre la cuestión judía”; a hacer campaña por la inmigración sin restricciones de los refugiados judíos cuando los gobernantes norteamericanos les cerraron las puertas; a la organización de la manifestación “Alto a los fascistas” en febrero de 1939 de 50 mil personas afuera de una reunión masiva pronazi en Nueva York; a la promoción del estudio de La cuestión judía hoy.

Los dirigentes del partido comprendieron la importancia del trabajo de Leon. Los miembros del partido que trabajaban en la marina mercante navegaron a Europa y ayudaron a obtener el manuscrito y lo trajeron a Estados Unidos. El partido lo ha mantenido impreso en inglés desde entonces. Ahora por primera vez Pathfinder ha publicado esta edición del libro en español. Usted verá lo importante que fue esa inversión de recursos cuando lea La cuestión judía. Se puede pedir por $17 en www.pathfinderpress.com.