El camino obrero para enfrentar el crimen y la violencia policíaca

Por Mary Martin
21 de junio de 2021
Candidato del PST para alcalde de Minneapolis Doug Nelson, recuadro. La campaña explica que las protestas por los derechos de los negros en 1964 en Cambridge, Maryland, dirigidas por Gloria Richardson (arriba), forjaron la solidaridad y redujeron el crimen.
AP Photo; Recuadro, Militante/Mary MartinCandidato del PST para alcalde de Minneapolis Doug Nelson, recuadro. La campaña explica que las protestas por los derechos de los negros en 1964 en Cambridge, Maryland, dirigidas por Gloria Richardson (arriba), forjaron la solidaridad y redujeron el crimen.

MINNEAPOLIS, Minnesota —Partidarios de los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores, Doug Nelson para alcalde y David Rosenfeld para el consejo municipal en el Distrito 12, tuvieron un fin de semana exitoso del 5 al 6 de junio, llevando su campaña a los trabajadores de casa en casa y recolectando firmas para poner a Nelson en las listas electorales. El fin de semana fue coronado por un acto público, un foro del Militant Labor Forum, donde los candidatos abordaron el reciente aumento de tiroteos, asaltos y robos en barrios obreros en todo el país. Los partidarios encuentran al hacer campaña que esta cuestión está en la mente de muchos trabajadores.

Al terminar el fin de semana se habían recogido unas 260 firmas, más de la mitad del requisito de 500. Los partidarios de la campaña planean superar por mucho esta cifra para principios de julio.

Los partidarios fueron a muchos barrios de la ciudad, incluido Powderhorn, centro de protestas contra la brutalidad policial y sitio del memorial a Floyd, muerto a manos del oficial de policía Derek Chauvin en mayo de 2020. Durante las protestas, partes de esta zona fueron sacudidas por incendios y saqueos que ocasionaron el cierre de supermercados, farmacias y otras tiendas.

“Durante los disturbios uno se despertaba por la mañana y veía que la gasolinera que estaba en la esquina había desaparecido”, le dijo Jean Marshall, residente de Powderhorn, a este reportero en la puerta de su casa. “Ibas a trabajar por la mañana y volvías a casa por la noche y encontrabas la tienda de la esquina arrasada por un incendio hasta los cimientos. Y las personas que hicieron esto no viven aquí. Tampoco estoy a favor de eliminar a la policía. No veo cómo podría funcionar eso”.

Protesta pacífica en St. Paul, Minnesota, 31 de mayo de 2020, contra la muerte de George Floyd. En barrios de trabajadores con tiendas incendiadas o saqueadas y sin forma de mantener el orden público la gente no apoya los llamamientos de liberales para “desfinanciar” a la policía.
Pioneer Press/Scott TakushiProtesta pacífica en St. Paul, Minnesota, 31 de mayo de 2020, contra la muerte de George Floyd. En barrios de trabajadores con tiendas incendiadas o saqueadas y sin forma de mantener el orden público la gente no apoya los llamamientos de liberales para “desfinanciar” a la policía.

Si bien prácticamente todas las cuadras de la ciudad están salpicadas de carteles que apoyan la lucha contra la brutalidad policial, existe una oposición generalizada en las áreas de la clase trabajadora a los llamamientos de algunos políticos liberales, radicales de clase media y maldirigentes de Black Lives Matter para disolver o “desfinanciar” a la policía.

“Debido a que los trabajadores tienen que lidiar con las consecuencias del mundo real y sus contradicciones a diario, no pueden permitirse actuar como si vivieran en la fantasía de los ‘iluminados’”, dijo Nelson en el foro al que asistieron unos 20 trabajad    ores y jóvenes.

“Los gobernantes capitalistas definen lo que es un crimen para mantener su poder y privilegios”, señaló Nelson. “Sus leyes y la forma en que se aplican están diseñadas para mantener a los trabajadores a raya y para estigmatizar a amplias capas de nosotros como criminales, en particular aquellos que son negros o de otras nacionalidades oprimidas. Los patrones y terratenientes en el poder ven a todos los trabajadores como potencialmente peligrosos.

“Sin embargo, lo que preocupa mucho a los trabajadores es la violencia antisocial dentro de las comunidades de la clase trabajadora”, afirmó. “Genera miedo y desmoralización; mina la confianza de los trabajadores y arremete contra la solidaridad social. Esto, a su vez, alimenta más comportamiento antisocial y propaga la infección de la moral competitiva del capitalismo. La policía y los tribunales de los gobernantes apuntan contra nosotros, pero es mucho mejor vivir bajo sus leyes que sin ellas, donde caudillos, pandilleros y vigilantes llenan el vacío.

“Uno de los factores obvios que han causado el reciente aumento de delitos violentos ha sido la retirada sistemática de la policía de muchos barrios de la clase trabajadora”, dijo Nelson.

“Los llamamientos de algunos políticos capitalistas para ‘desfinanciar’ o reorganizar a la policía siempre han sido falsos. La policía es instrumento de la clase que ellos apoyan, no de la clase trabajadora, y les pagarán y los utilizarán donde los necesiten. En las líneas de piquetes contra el cierre patronal de Marathon Petroleum en el cercano St. Paul Park, los patrones petroleros pagan generosamente a los policías locales para que actúen como rompehuelgas. En esta capacidad, la policía está cumpliendo su papel principal, un hecho que es menos obvio hoy en día en ausencia de grandes batallas sindicales”, remarcó Nelson.

Solidaridad de la clase trabajadora

“Durante las grandes campañas de organización sindical descritas en el libro Rebelión Teamster  por Farrell Dobbs que tuvieron lugar en esta ciudad en la década de 1930, los capitalistas enfrentaron una creciente resistencia popular que representaba una amenaza para su poder político, a diferencia de lo que pasa hoy”, dijo. “Tras una manifestación de masas de 40 mil personas contra la muerte de un trabajador por la policía, la ciudad transformó rápidamente a su policía en una fuerza capaz de arremeter con violencia contra los huelguistas.

“Dado que la policía existe para proteger el sistema de ganancias del capitalismo, el cual genera el crimen, no hay ninguna ‘política policial’ que pueda solucionarlo”, afirmó Nelson en el foro. “En décadas pasadas, los gobernantes usaron la vigilancia policial de ‘ventanas rotas’, la práctica de detener y registrar y la masiva encarcelación de trabajadores bajo sentencias cada vez más largas. Las estadísticas de delincuencia disminuyeron, pero a un precio social y moral enorme para el pueblo trabajador.

“Los comunistas promulgan el desmantelamiento de la policía capitalista, pero solo cuando los trabajadores hayan tomado el poder político y hayan forjado combatientes experimentados con conciencia de clase para reemplazarla. Esto es precisamente lo que han hecho los trabajadores cada vez que han tomado el poder y han establecido su propio gobierno, desde la Comuna de París de 1871 hasta la revolución de 1959 dirigida por Fidel Castro en Cuba,  donde gánsteres, policías y secuaces del gobierno aterrorizaron a los trabajadores y campesinos hasta que estas fuerzas de represión fueron reemplazadas por el Ejército Rebelde y una nueva fuerza policial revolucionaria que eliminó la gran mayoría de la violencia antisocial y otros delitos”.

Rosenfeld habló sobre la violencia legal del capitalismo y las consecuencias sociales para la ruptura de la familia que este sistema engendra. No hay ninguna solución fácil para detener los crímenes violentos y los tiroteos bajo el capitalismo con sus valores de competencia que socavan la solidaridad y la conciencia de la clase trabajadora.

Un participante del foro preguntó: “¿Qué se puede hacer para parar la proliferación de armas entre los jóvenes?”

“Tenemos que luchar por la solidaridad social y atraer al mayor número de personas para que apoyen las huelgas y las luchas sociales que existen hoy y que crecerán”, dijo Rosenfeld. “Esto puede no parecer realista para algunos, pero es la única solución realista”.

Rosenfeld describió cómo la delincuencia se redujo en un 75% durante las sostenidas movilizaciones contra la segregación racial Jim Crown dirigidas por Gloria Richardson en Cambridge, Maryland, en 1964.

“Fortalecer la solidaridad y la organización de la clase trabajadora en lucha es nuestra respuesta a los que acechan al pueblo trabajador, así como a la violencia policiaca, hasta que podamos hacer una revolución, tomar el poder en nuestras propias manos y comenzar a reconstruir una sociedad basada en nuestra moral, no en la de los capitalistas”, enfatizó Rosenfeld.