La lucha para acabar con la opresión de los pueblos indígenas en Canadá

Por James Stanley
30 de agosto de 2021
Marcha en Chemainus, Columbia Británica, agosto 2, tras el descubrimiento de fosas con niños indígenas en “escuelas residenciales”. La lucha por la liberación de los pueblos indígenas es “parte de la lucha de la clase trabajadora por el poder”, dijo Stan Peters, dirigente de la Liga Comunista, en la conferencia internacional del PST en Ohio, en julio.
Reuters/Kevin LightMarcha en Chemainus, Columbia Británica, agosto 2, tras el descubrimiento de fosas con niños indígenas en “escuelas residenciales”. La lucha por la liberación de los pueblos indígenas es “parte de la lucha de la clase trabajadora por el poder”, dijo Stan Peters, dirigente de la Liga Comunista, en la conferencia internacional del PST en Ohio, en julio.

SPRINGFIELD, Ohio — Varias clases formaron parte de la Conferencia Internacional del Partido Socialista de los Trabajadores celebrada en Springfield, Ohio, del 22 al 24 de julio, y profundizaron en los temas presentados en los informes políticos centrales de esta (Vea artículo en el Militante  del 23 de agosto, disponible en themilitant.com). Una clase adicional abordó “La lucha comunista para poner fin a la opresión de los pueblos nativos en Canadá”.

Apenas unas semanas antes, decenas de miles de personas marcharon por toda Canadá para condenar el trato a los pueblos indígenas del país tras los recientes descubrimientos de fosas comunes con los restos de más de mil niños. El gobierno canadiense los había separado de sus familias y ubicado en represivas Escuelas Residenciales Indígenas.

“Los crímenes de Ottawa han provocado indignación y expuesto la bancarrota de los gobernantes capitalistas”, dijo Stan Peters, quien presentó la clase junto con Pierre Tremblay, ambos dirigentes de la Liga Comunista de Canadá. “La crisis de los gobernantes capitalistas no es solo económica y social, sino también es una crisis moral.

“El sumarse a la lucha por la liberación de los 2 millones de indígenas en Canadá es esencial para la construcción de un partido revolucionario proletario de masas capaz de dirigir a la clase trabajadora y sus aliados a la toma del poder político”, dijo Peters.

“No es una lucha aparte, sino parte integral de la lucha de la clase trabajadora en su conjunto”, agregó. “Están entrelazadas y se reforzarán entre sí”.

La destrucción de las tierras indígenas, que eran de propiedad común y no propiedad privada, ocurrió en Canadá después que en Estados Unidos y tuvo una historia diferente, dijo Peters.

Una revolución democrática burguesa contra el dominio colonial británico en 1837-38 fue derrotada. Realizada principalmente por trabajadores, agricultores y pequeños artesanos de ascendencia francesa e inglesa contra la corona británica, incluía demandas por la igualdad de derechos para los indígenas.

Después de esa derrota, sectores importantes de la emergente clase capitalista canadiense se aliaron con los gobernantes británicos para ponerse al frente de la creación de un estado capitalista en 1867. Ottawa impuso brutalmente su dominio sobre las tierras y pueblos indígenas de costa a costa e institucionalizó la opresión de los quebequenses y acadianos de habla francesa.

En 1876, explicó Tremblay, Ottawa promulgó la Ley India, que todavía rige las relaciones entre el estado canadiense y los pueblos nativos. Su objetivo era romper la resistencia de los pueblos indígenas e imponer la negación de sus derechos.

“Esto fue esencial para que los gobernantes de Canadá impusieran las relaciones de propiedad y sociales capitalistas y poder extender su estado desde el Atlántico hasta la costa del Pacífico”, dijo Peters. Fue un choque de sistemas sociales: el emergente dominio capitalista y una forma histórica anterior de democracia comunal. 

En Manitoba, los metis, un pueblo mixto de nativos y caucásicos, liderados por Louis Riel, junto con indígenas cree, lucharon contra el ejército canadiense para mantener su tierra. Lucharon heroicamente, pero fueron superados en armas y su lucha fue aplastada en 1885. Unas 50 mil personas se manifestaron en Montreal contra la ejecución de Riel y otros dirigentes.

Ottawa creó un sistema de reservas: pequeñas e inhóspitas parcelas de tierra en las que las Primeras Naciones Indígenas fueron forzadas a vivir. Los niños indígenas fueron tomados y obligados a asistir a “escuelas” residenciales, cuyo objetivo era la asimilación forzada; y a los indígenas se les negó el derecho al voto.

“Los gobernantes canadienses nunca pudieron destruir el espíritu de independencia de los pueblos indígenas, su resistencia y su conciencia de su historia y cultura”, dijo Tremblay.

Hasta el día de hoy, Ottawa mantiene la Ley India y el sistema de reservas. Determina quién es indígena y quién no lo es, y puede revocar las decisiones tomadas por los consejos locales de las reservas.

La ley es “una negación del derecho de los pueblos indígenas a la autodeterminación y la soberanía”, dijo Tremblay. “La Liga Comunista exige su derogación”.

Demandas por el reconocimiento de los reclamos de territorios por los pueblos indígenas y los derechos establecidos en los tratados han estado al centro de muchas reñidas batallas de los pueblos indígenas. La Liga Comunista incondicionalmente apoya estas luchas.

Hoy en día, dos tercios de las personas de las Primeras Naciones en Canadá no viven en reservas. Como la mayoría de los metis y los inuits, una creciente mayoría vive en ciudades y pueblos y forma parte de la clase trabajadora, incluso un número significativo de trabajadores industriales y de la construcción. Al mismo tiempo, se ha estado desarrollando una diferenciación de clases a medida que una pequeña pero creciente capa de jefes se convierte en propietarios de negocios capitalistas, explotando a los trabajadores indígenas y a otros.

Empleos, contratación preferencial

Los problemas centrales que enfrentan los pueblos indígenas en la actualidad incluyen un alto nivel de desempleo, bajos salarios, discriminación, brutalidad policial y atención médica y vivienda precarias.

La Liga Comunista insta a nuestros sindicatos a luchar por “empleos y contratación preferencial para los pueblos indígenas”, dijo Tremblay, “para fortalecer la unidad de los trabajadores, nuestros sindicatos y su capacidad de lucha”. La Liga vincula esto con las demandas por un programa de obras públicas financiado por el gobierno para poner a millones de trabajadores, incluidos los indígenas, a trabajar con un salario a escala sindical, construyendo las casas, hospitales y la infraestructura que todo el pueblo trabajador necesita.

Los pueblos indígenas libraron una serie de batallas bajo el impacto de la lucha proletaria liderada por negros contra la segregación racial de Jim Crow  en Estados Unidos, la victoria de la Revolución Cubana, la lucha quebequense por los derechos nacionales y las luchas anticoloniales alrededor del mundo. Lograron que se revocaran muchas de las políticas más regresivas de la Ley India, dijo Tremblay, incluyendo la abolición de las muy odiadas escuelas residenciales.

Una parte esencial de la batalla para transformar los sindicatos en instrumentos eficaces para unir a la clase trabajadora e impulsar nuestras luchas será lograr que los sindicatos apoyen y se pongan al frente de las luchas del pueblo indígena contra su opresión, así como las luchas por los derechos de la mujer y las batallas contra todas formas de racismo.

Las capas meritocráticas de clase media, incluidas algunas que son indígenas, presentan el curso opuesto. Haciendo eco de las opiniones del primer ministro Justin Trudeau, afirman que la fuente de la opresión de los indígenas son los “colonos blancos”, especialmente los trabajadores y otros productores explotados.

“Al contrario”, dijo Peters, “son los gobernantes capitalistas de Canadá y su gobierno los que se benefician de mantener esta opresión”. 

“Los comunistas en Canadá impulsan una perspectiva proletaria en la lucha de los pueblos indígenas contra su opresión y explotación”, concluyó Peters, “a medida que construimos un partido capaz de liderar a la clase trabajadora y sus aliados en la lucha revolucionaria para derrocar el dominio capitalista”.

Señaló el ejemplo de la Revolución Cubana, donde, con la dirección marxista de Fidel Castro y otros revolucionarios, los trabajadores y agricultores tomaron el poder y establecieron su propio gobierno. Esto les proporcionó el instrumento más poderoso posible para librar una lucha para poner fin a todas las formas de opresión y explotación.