ATLANTA — Tres hombres involucrados en la muerte estilo justiciero del joven africano americano de 25 años de edad Ahmaud Arbery el año pasado fueron declarados culpables el 24 de noviembre en un veredicto unánime de un jurado casi totalmente blanco.
Arbery fue perseguido y abatido a tiros por Travis McMichael mientras su padre, Gregory McMichael, un investigador del condado jubilado, apuntaba contra el joven con su pistola desde la tina de su camioneta. A ellos se les sumó William Bryan, un vecino que usó su camioneta para ayudar a los McMichael atrapar a Arbery “como una rata”, según dijo el McMichael mayor a los investigadores.
Solo después que aumentaron las protestas en los meses posteriores al tiroteo para exigir el arresto de los McMichael, fue que comenzaron a surgir los hechos sobre cómo se desarrolló la persecución y el ataque a Arbery. Pasaron 74 días y varios cambios de fiscales antes de que se presentaran cargos. Fue la filtración de un video del ataque tomado por Bryan lo que abrió el caso.
Después de una contenciosa selección del jurado que resultó en uno compuesto por 11 caucásicos y un negro, se inicio el juicio el 5 de noviembre.
En su declaración de apertura, la fiscal del condado de Cobb, Linda Dunikoski, dijo al jurado que los tres acusados persiguieron a Arbery, lo atraparon y, cuando trató de defenderse, le dispararon y lo mataron. Ella explicó que el mayor de los McMichael le dijo a la policía que le había gritado a Arbery: “¡Detente o te volaré la p–a cabeza!”
“Este no es el Oeste Salvaje”, le dijo a los miembros del jurado, y que el acusado sacó conclusiones apresuradas sobre un “hombre negro que corría en la calle”.
Los acusados y sus abogados basaron su defensa en una ley de la era de la Guerra Civil que permite a los civiles realizar un “arresto ciudadano” si ven que alguien comete un delito grave o si tienen una causa probable para creer que alguien ha cometido un delito.
Travis McMichael, quien disparó tres veces su escopeta y mató a Arbery, fue el único acusado que subió al estrado. Dijo que él y su padre persiguieron a Arbery creyendo que estaba involucrado en robos en el vecindario.
Arbery, quien corría en el vecindario, y otras personas habían sido vistos en videos de las cámaras de seguridad entrando a una casa que se encontraba en construcción. Nunca se ve a Arbery tomando algo.
Cuando le preguntaron por qué él y su padre tomaron sus armas y persiguieron a Arbery, Travis McMichael dijo que creía que el joven podría estar armado.
Durante la persecución Arbery se volvió y trató de desarmar a Travis McMichael quien había tratado de bloquearlo con la escopeta. McMichael dijo al jurado que se trataba de defensa propia, afirmando que “era una situación de vida o muerte”.
En un punto crucial del juicio, bajo interrogatorio, McMichael admitió que Arbery nunca lo amenazó, ni sacó un arma, ni siquiera habló con él. Y McMichael nunca le dijo a Arbery que estaba tratando de arrestarlo.
Policías y fiscales ayudan a encubrir
Los policías que llegaron a la escena trataron a los McMichael como a uno de los suyos, aceptando su palabra sobre lo que sucedió. La grabación de su cámara corporal los muestra bromeando con los McMichael. No hicieron ningún intento de ayudar a Arbery.
“Si hubiera tenido un tiro claro, le habría disparado yo mismo”, dijo Gregory McMichael a la policía.
Los fiscales locales se negaron a presentar cargos. Autoridades estatales intervinieron después de la divulgación del video.
Los abogados defensores perjudicaron repetidamente el caso de sus clientes al plantear cuestiones raciales durante el juicio. Cuando se abrió el juicio, instaron al juez de la corte superior Timothy Walmsley a que prohibiera que los partidarios de Arbery se congregaran en los terrenos del tribunal. El abogado defensor de Bryan se quejó de que pastores negros se sentaran con la familia Arbery en la corte y le pidió al juez que prohibiera su asistencia. “No queremos que vengan más pastores negros”, dijo.
En respuesta, cientos de pastores negros y otros se congregaron en los terrenos del tribunal. Luego, los abogados defensores solicitaron que se anulara el juicio, lo cual fue rechazado por el juez.
A lo largo del juicio, los abogados defensores intentaron pintar a Arbery de criminal. El juez denegó las mociones de la defensa para permitir que se presentara información al jurado sobre encuentros previos de Arbery con la ley y de dudosas opiniones sobre su salud mental, señalando que los acusados no tenían conocimiento de esto cuando decidieron perseguir a Arbery.
En un esfuerzo final por convertir a la víctima en criminal, la abogada defensora Laura Hogue dijo: “Convertir a Ahmaud Arbery en una víctima después de las decisiones que hizo no refleja la realidad de lo que trajo a Ahmaud Arbery a Satilla Shores en sus pantalones cortos de color caqui y sin calcetines para cubrir sus uñas largas y sucias”.
El fiscal trató de restar importancia a la cuestión racial en el juicio. Un artículo del New York Times dijo que Dunikoski presentó su caso al jurado como una “estricta maestra de secundaria”, reuniendo hechos sobre los tres defensores y su conducta hacia Arbery.
El juez negó un intento de la fiscalía de presentar como prueba una declaración de Bryan a la policía de que Travis McMichael había llamado a Arbery “un p–o negro” después de dispararle. El juez dictaminó que la acusación era demasiado incendiaria y perjudicial. El uso de la declaración de uno de los acusados para incriminar a otro también podría violar las protecciones constitucionales contra la autoincriminación.
El jurado no tardó mucho en emitir un veredicto. Travis McMichael, quien hizo los disparos que mataron a Arbery, fue declarado culpable de los nueve cargos, incluido el asesinato con malicia, lo que significa que deliberadamente pretendía matar a Arbery. Los tres fueron condenados por agresión agravada, encarcelamiento falso e intento de encarcelamiento falso. Gregory McMichael y William Bryan no fueron declarados culpables de asesinato con malicia, sino de asesinato por delito grave, que se aplica cuando un grupo de personas comete un delito grave que resulta en la muerte de alguien, incluso si no son directamente responsables de ella.
En nombre de la lucha contra el crimen, muchos políticos capitalistas y fiscales han utilizado el cargo de “asesinato por delito grave” en muchos estados del país para obtener sentencias largas y severas. En este caso, estas dos condenas pueden conllevar la misma cadena perpetua que la condena de Travis McMichael por asesinato con malicia. El juez Walmsley aún no ha fijado una audiencia de sentencia.
Los tres acusados también enfrentan un juicio federal por delitos de odio. Las leyes por delitos de odios, otrora utilizadas como una forma para circunvenir el rechazo de los gobiernos segregacionistas de enjuiciar a responsables de la violencia racista contra los negros y la negación de los derechos civiles, se utilizan hoy cada vez más para socavar la protección constitucional de los acusados contra la doble incriminación.