La decisión privada de una mujer sobre cuándo tener hijos y cuántos, está siendo manipulada hoy en día por muchos radicales liberales y de clase media que están histéricos por lo que ellos consideran un inminente desastre a causa del cambio climático y un futuro sombrío. Pero eso no tiene nada que ver con la lucha por la emancipación de la mujer, dijo el dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores, Paul Mailhot, en una charla el 11 de diciembre.
Mailhot señaló a un artículo escrito en 1913 por V.I. Lenin, el principal dirigente de la Revolución Rusa, en el que describe un congreso de médicos burgueses y de alta clase media que promovían el aborto y los contraconceptivos. Cuando un delegado dijo que las mujeres traen niños al mundo solo para que terminen “mutilados” o “terminen suicidándose”, recibió un aplauso atronador.
Lenin objetó enérgicamente. “¿Por qué no para que luchen mejor, de manera más unida, más consciente y resuelta de lo que nosotros hemos luchado contra las condiciones de vida actuales que mutilan y destruyen a nuestra generación?”. Los sentimientos de los médicos eran “adecuados sólo para parejas pequeñoburguesas insensibles y egoístas, que susurran con voz asustada: ‘Dios nos conceda que nos las arreglemos de alguna manera por nuestra cuenta. Tanto mejor si no tenemos hijos’”.
Aquellos reacios a ver niños traídos a un mundo “devastado por el cambio climático” hoy en día están especialmente preocupados que los trabajadores, los “deplorables” aquí y en todo el mundo semicolonial tengan niños. “Las palabras de Lenin son una buena respuesta hoy”, dijo Mailhot.
El panfleto ¿Demasiados bebés?, escrito por el dirigente del PST Joseph Hansen, el cual esta siendo preparado para una nueva edición, aborda la misma pregunta. Fue escrito en 1960 cuando artículo tras artículo en la prensa burguesa denunciaba la crisis de “sobrepoblación” que se avecinaba, afirmando que la población mundial estaba aumentando “geométricamente” pero la producción de alimentos solo estaba aumentando “aritméticamente”. Decían que pronto, los suministros de alimentos se agotarían en un mundo sobrepoblado, lo que provocaría un desastre.
No era verdad entonces y no es verdad ahora. “Bajo el capitalismo, la distribución del hambre”, dice Hansen, “no se debe a la abundancia de pobres, sino a la pobre distribución de la abundancia de la sociedad”. Además, “la riqueza puede aumentarse sin límites si la sociedad está organizada de modo que produzca la combinación más eficaz de fuerza de trabajo y ciencia”. La ciencia, junto con una reorganización de gran alcance de la sociedad dirigida por los trabajadores que han tomado el poder político en sus propias manos, puede revolucionar la producción de alimentos. El problema no son “demasiados bebés”, es el sistema de explotación del capitalismo.