En el número anterior del Militante publicamos un artículo titulado “Urge un curso obrero para apoyar a nuestras familias, derechos de la mujer”. Ese artículo insta a los lectores a aprender de las experiencias de la Revolución Rusa y de la Revolución Cubana para forjar un camino para unir a la clase trabajadora y lograr la emancipación de la mujer. En esta página publicamos dos artículos enfocados en el legado de la Revolución Rusa.
Una de las principales tareas asumidas por la Unión Soviética después de la Revolución Bolchevique de 1917 en Rusia fue la de organizar medidas decisivas hacia la igualdad de la mujer y su participación plena en la sociedad como parte de los esfuerzos para avanzar la revolución.
Abajo publicamos un decreto emitido en 1920 por el gobierno soviético que convirtió a Rusia en el primer país de Europa que despenalizó el aborto, como parte de su programa para impulsar la protección de la familia y la salud de la mujer. Su meta era proveer servicios y ayuda del gobierno que harían innecesarios muchos abortos y a la vez garantizarían que ninguna mujer fuera penalizada por recibir el procedimiento.
Esto fue parte de una campaña más amplia para involucrar a los trabajadores y agricultores en la lucha para lograr la plena igualdad legal de la mujer a la par con los hombres. Las leyes sobre los derechos de la mujer codificadas en 1921 garantizaban a las mujeres el derecho al divorcio, reservado solamente para los hombres durante el régimen zarista. Se prohibió la discriminación en el empleo basada en el sexo y se hizo cumplir la jornada de ocho horas. Guarderías infantiles operadas por el estado se proporcionaron de forma gratuita a medida que más mujeres ingresaban a la fuerza de trabajo industrial. Se pusieron a disposición de forma gratuita servicios de salud pública, con especial atención para las mujeres y los niños, especialmente para las embarazadas y en período de lactancia.
“La posición oprimida de las mujeres”, explicó León Trotsky, uno de los dirigentes centrales de la revolución, en 1923, “no puede eliminarse meramente mediante declaraciones, por sinceras que sean y aunque se les dé carácter legislativo. Es necesario que la mujer sienta, en su vida ordinaria, en su experiencia cotidiana, que no hay restricciones externas ni obstáculos para ella y que no se está adoptando una actitud desdeñosa o condescendiente hacia ella.
“Por lo contrario, ella debe sentir que no solo tiene sus ‘derechos’, sino que se le está brindando una colaboración fraternal dirigida para ayudarle a ascender a un nivel superior”.
Decreto sobre la salud de la mujer de 1920
En las últimas décadas el número de mujeres que recurren a la interrupción artificial del embarazo ha aumentado tanto en el occidente como aquí en este país. Las leyes de todos los países combate este mal castigando a la mujer que elige abortar y al médico que lo realiza.
Sin dar lugar a resultados favorables, este método para combatir los abortos ha llevado a la operación a la clandestinidad y ha convertido a la mujer en víctima de mercenarios charlatanes e ignorantes que hacen profesión de estas operaciones secretas. Como resultado, hasta el 50 por ciento de estas mujeres se infectan en el curso de la operación y hasta el 4 por ciento de ellas mueren.
El Gobierno de Trabajadores y Campesinos está consciente de este grave mal para la comunidad. Combate este mal mediante la propaganda contra el aborto entre las mujeres trabajadoras. Trabajando por el socialismo, e introduciendo la protección de la maternidad y la infancia a gran escala, se siente seguro que logrará la desaparición gradual de este mal.
Pero dado que las supervivencias morales del pasado y las difíciles condiciones económicas del presente todavía obligan a muchas mujeres a recurrir a esta operación, los Comisarios Populares de Salud y de Justicia, ansiosos de proteger la salud de las mujeres y considerando que el método de represión en este campo ha fallado completamente de lograr este objetivo, han decidido:
- Permitir que tales operaciones se realicen libremente y sin costo alguno en los hospitales soviéticos, donde se aseguran las condiciones para minimizar el daño de la operación.
- Queda absolutamente prohibido que cualquier persona que no sea médico realice esta operación.
- Toda enfermera o partera declarada culpable de realizar una operación de este tipo será privada del derecho a ejercer y juzgada por un Tribunal Popular.
- Un médico que practique un aborto en su consulta privada con fines de lucro deberá rendir cuentas ante un Tribunal Popular.
N. Semashko, Comisario de Salud del Pueblo.
Kurskii, Comisario de Justicia del Pueblo.