A continuación publicamos un extracto del artículo “El ataque de Washington contra Iraq: Los cañonazos iniciales de la tercera guerra mundial”, publicado en el número 1 de la revista Nueva Internacional, justo después de la primera Guerra del Golfo. Copyright © 1991 por Nueva Internacional. Reproducido con autorización.
La guerra y sus consecuencias inmediatas no resolvieron las contradicciones económicas y políticas en Estados Unidos y en el resto del mundo que en primer lugar impulsaron a Washington a emplear su poderío militar. Más bien, las agravaron. La guerra aceleró la rivalidad que existe entre Washington y las otras potencias imperialistas y acrecentó la posibilidad de que se den conflictos más agudos entre ellos. …
Los patrones intentarán exprimirle más el jugo a centenares de millones de esclavos de la deuda en el mundo semicolonial. En sus propios países van a arremeter con mayor fuerza contra el nivel de vida de la clase trabajadora e impulsarán una mayor intensificación de la producción en las minas, plantas y fábricas. Van a ampliar sus intentos de socavar los derechos y las libertades democráticas, y de debilitar y restringir el espacio con el que cuentan la clase obrera y sus organizaciones para desarrollar la acción política independiente.
Por lo tanto, la guerra de Washington contra Iraq fue un anuncio, claro y fuerte, de los conflictos por venir a medida que los gobernantes imperialistas siguen la lógica histórica de su sistema decadente de explotación y opresión: una perspectiva que, quieran o no conduce hacia la tercera guerra mundial.
Para el pueblo trabajador del mundo entero, para los combatientes clasistas de vanguardia y para ese sector de la vanguardia obrera formado por comunistas, estas evaluaciones políticas son decisivas para trazar un rumbo que haga avanzar la marcha histórica de nuestra clase. El futuro de la humanidad depende de la organización política independiente de los oprimidos del mundo para ofrecer resistencia a la devastación que los gobernantes intentan imponernos. Depende de nuestra capacidad para luchar, para ganar batallas revolucionarias y para arrebatarles el poder bélico a los explotadores y opresores, y establecer gobiernos de obreros y campesinos. …
Nuestra oportunidad llegará.