Juzgan a asesinos de Sankara, una victoria para su legado

Por Peter Thierjung
6 de junio de 2022
June 29, 2013, protest in Burkina Faso against dictatorial rule of Blaise Compaore, who had Thomas Sankara, pictured above, assassinated during October 1987 counterevolutionary coup. Compaore was toppled and forced to flee the country in 2014 by a popular insurrection.
Protesta en Burkina Faso 29 de junio de 2013 contra dictador Blaise Compaore, quien mandó asesinar a Thomas Sankara (en foto en cartel), durante golpe contrarrevolucionario en octubre de 1987. Una insurrección popular derrocó a Compaore en 2014 quién huyó del país.

Treinta y cinco años después del asesinato en 1987 del presidente Thomas Sankara y 12 de sus compañeros y guardias, un tribunal en Burkina Faso, África occidental, dictó el 6 de abril sentencias de culpabilidad tras un juicio de seis meses.

Blaise Compaore, junto con su mano derecha, el general Gilbert Diendere y Hyacinthe Kafando, el soldado acusado de dirigir el escuadrón asesino, fueron declarados culpables y condenados a cadena perpetua. Otros ocho acusados también fueron declarados culpables y condenados a penas de entre tres y 20 años de cárcel. A dos se les suspendió la pena. Tres fueron absueltos.

Compaore, quien vive exiliado en la vecina Costa de Marfil, y Kafando, quien se encuentra prófugo, fueron juzgados en ausencia. Diendere se encuentra en la cárcel cumpliendo una condena por un intento de golpe de estado en 2015. Él y otros acusados del asesinato estuvieron presentes en el juicio.

Sankara tenía 33 años de edad cuando dirigió una revolución popular democrática en 1983, una de las revoluciones más profundas en la historia del continente africano. Compaore era miembro del Consejo Nacional de la Revolución que dirigía Sankara.

Una revolución popular

Con una de las poblaciones más pobres del mundo, la revolución liderada por Sankara abrió paso al desarrollo de Burkina Faso. Millones de trabajadores respaldados por el gobierno revolucionario emprendieron profundas medidas económicas y sociales.

Estas incluyeron, la nacionalización de la tierra para garantizar a los campesinos el fruto de su trabajo como agricultores productivos, proyectos de irrigación y la plantación de 10 millones de árboles para detener la expansión del desierto.

Se tomaron medidas para combatir la histórica subyugación de la mujer. Tres millones de niños fueron vacunados contra enfermedades comunes. Se organizaron campañas de alfabetización de gran alcance y se construyeron carreteras, escuelas, viviendas y un ferrocarril nacional.

El gobierno revolucionario de Sankara extendió la solidaridad internacional a los que luchaban contra la opresión en todo el mundo, incluyendo brindando apoyo a la lucha contra el apartheid en Sudáfrica y señalando el ejemplo de la revolución socialista de Cuba.

“Para lograr la nueva sociedad”, dijo Sankara en un discurso pronunciado el 4 de agosto de 1987 para celebrar el cuarto aniversario de la revolución, “necesitamos un nuevo pueblo, un pueblo que tenga su propia identidad, un pueblo que sepa lo que quiere, que sepa cómo afirmarse”.

“Tras cuatro años de revolución, nuestro pueblo ha empezado a forjarse como este nuevo pueblo”.

Con el asesinato de Sankara, Compaore desató una sangrienta contrarrevolución, e impuso su tiránico gobierno. Se revirtieron los logros de la revolución y el gobierno de Burkina Faso volvió a servir de nuevo los intereses de las clases explotadoras del país y los de los imperialistas franceses y norteamericanos.

Veintisiete años después, en 2014, un levantamiento popular expulsó a Compaore del poder y millones de burkineses exigieron “¡Justicia para Sankara!” El gobierno se vio finalmente obligado a iniciar el proceso judicial que la familia Sankara, y las familias de otros asesinados en el golpe, habían exigido durante 34 años. El objetivo era obtener justicia, no venganza, dijo al tribunal Prosper Farama, un abogado de la familia Sankara.

El juicio comenzó el 11 de octubre de 2021. Contó con declaraciones y testimonios de más de 100 testigos y expertos forenses y 20 mil páginas de pruebas.

“Tuvimos un verdadero juicio con expertos en balística e intervenciones sobre los hechos: cómo se mató a la gente, cuándo, qué pasó en los meses previos al 15 de octubre [de 1987] y después”, dijo Anta Guisse, otro abogado de la familia Sankara, en una entrevista con JusticeInfo. “Realmente los crímenes fueron premeditados”.

“El 15 de octubre fue meticulosamente preparado y hábilmente orquestado”, dijo Boukary Kabore durante su testimonio. “Fue Compaore quien dirigió las cosas con sus amigos civiles”.

Kabore, un capitán y partidario de Sankara, dirigía un batallón al oeste de la capital, Uagadugú, que fue aplastado en el golpe. Once de sus soldados fueron ejecutados por las fuerzas de Compaore, que temían que resistieran.

Evidencia de traición

Las pruebas en el juicio incluyeron:

  • Testimonios de que defensores de la revolución fueron seleccionados para ser eliminados por los golpistas de Compaore y detalles sobre su detención, encarcelamiento y tortura;
  • Cómo se planificó y se llevó a cabo el asesinato de Sankara, junto con las pruebas forenses obtenidas tras la exhumación de su cuerpo y los de otros que habían sido arrojados y enterrados en fosas poco profundas en las afueras de la capital;
  • Datos que vislumbraron la complicidad en el golpe del servicio de inteligencia exterior francés, del gobierno de Costa de Marfil y del gobierno libio de Muammar Gaddafi, a pesar de que el tribunal ordenara que el proceso se limitara a los cargos contra los acusados.

Diendere y otros acusados intentaron pintar a Sankara como el criminal, repitiendo falsas afirmaciones de que había conspirado para que Compaore fuera detenido.

Diendere alegó que Sankara fue asesinado accidentalmente por los guardias personales de Compaore, repitiendo la línea que Compaore difundió después del asesinato.

Testimonio presentado en el juicio reveló cómo los oponentes de Sankara y los cómplices de Compaore dentro del gobierno revolucionario orquestaron una campaña de calumnias en las semanas previas al asesinato, vilipendiando a Sankara y afirmando que tenía hambre de poder.

“Cuando escucho a la gente decir que la muerte de Sankara fue un accidente, digo que no”, declaró Blaise Sanou, un oficial militar de la época de la revolución. “Planearon su muerte y lo ejecutaron”.

Otros testigos recordaron que le informaron a Sankara de la subversión de Compaore y le instaron a tomar medidas preventivas, pero Sankara se negó. Sanou dijo que Sankara no iba a permitir ser involucrado en violencia faccional. “Es mejor dar un paso con el pueblo que dar 100 pasos sin el pueblo”, dijo Sanou, parafraseando a Sankara.

“El que era adicto al poder era Blaise”, dijo Sanou al tribunal. Señaló cómo Compaore mandó a matar a otros líderes de la revolución e intentó aferrarse al poder de forma permanente reescribiendo la constitución del país en 2014.

En el discurso en 1987 para celebrar el cuarto aniversario de la revolución, Sankara advirtió: “Hemos sido objeto de ataques cada vez más calumniosos tanto por parte de nuestros enemigos tradicionales como de elementos surgidos de las filas de la propia revolución; de gente impaciente infectada por el dudoso celo del novato, cuando no se trata del frenesí de intrigantes con indisimuladas ambiciones personales”.

Ejemplo para revolucionarios de hoy

Aunque el juicio expuso muchos hechos importantes sobre los asesinatos, el tribunal no pudo servir para sacar las lecciones políticas de la lucha que Sankara dirigió para defender y hacer avanzar la revolución. Esa tarea la tienen por delante los trabajadores, los campesinos y los jóvenes de hoy, y las próximas generaciones de revolucionarios de toda África y del mundo. Encontrarán lecciones inestimables en el legado de la Revolución de Burkina Faso, mientras tratan de emular el ejemplo de Sankara.

Los discursos y entrevistas de Sankara a lo largo de los cuatro años que la revolución estuvo en el poder son un punto de partida. Muestran sus criterios y forma de actuar, y proporcionan una visión de su liderazgo, su integridad y su devoción desinteresada por la emancipación de los oprimidos y explotados de todo el mundo de los valores despiadados de la “jungla capitalista”.

Los lectores descubrirán que Sankara se oponía a resolver las diferencias políticas dentro del pueblo o entre los revolucionarios utilizando la violencia y el matonismo. Dijo que esos métodos eran un peligro para la revolución.

En su discurso en 1987, pocas semanas antes de su asesinato, Sankara expresó públicamente su determinación de librar una lucha política para mantener la revolución en su camino. Insistió en que la “revolución necesita un pueblo convencido, no un pueblo conquistado… no un pueblo sumiso que soporta pasivamente su destino”.

Sankara era marxista. Estudió las luchas revolucionarias anteriores y consideró que la revolución que dirigía se basaba en la continuidad de batallas anteriores, desde la Revolución Francesa y la Norteamericana de finales del siglo XVIII, a la Comuna de París de 1871, la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia y la Revolución Cubana de 1959. “Somos los herederos de esas revoluciones”, explicó.

Los lectores pueden obtener un ejemplar de Thomas Sankara Speaks, una colección publicada por la editorial Pathfinder, para aprender más. Vea el anuncio en esta página o visite los distribuidores listados en la página 4.