La tenaz resistencia del pueblo trabajador ucraniano contra la invasión de Moscú ha logrado repeler a las mal preparadas y cada vez más desmoralizadas tropas rusas que pretendían tomar la capital, Kyiv; Járkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania y las regiones alrededor de Sumy y Chernihiv. Lo lograron a pesar de los continuos bombardeos asesinos que redujeron a escombros partes de estas ciudades y sus suburbios.
Tras retirarse derrotados después de tres meses de combate, Moscú ha concentrado su guerra en el sur y el este de Ucrania. Las fuerzas rusas han consolidado su ocupación de Jersón y Mariúpol y ahora están combatiendo para controlar territorios en Donetsk y Luhansk con un éxito muy modesto hasta la fecha.
El precio que Moscú está pagando por la guerra de conquista del presidente Vladimir Putin es sustancioso. Sus tropas y armamentos han sido severamente dañados y su posición moral demolida. Y a pesar de nuevas leyes en Rusia que conllevan fuertes sanciones contra toda forma de protesta, han continuado allí las huelgas de trabajadores y otras formas de protesta.
La guerra de Moscú —la más grande librada en suelo europeo desde la segunda guerra mundial imperialista en la década de 1940— ha intensificado el creciente desorden mundial capitalista a medida que los gobernantes depredadores de cada país pretenden incrementar sus armamentos y recalibran sus alianzas para defender sus propios intereses económicos y políticos nacionales.
Las afirmaciones de Washington de que han formado una gran coalición bipartidista y unificada de naciones contra Moscú se están desmoronando a consecuencia de los intereses encontrados de los gobernantes capitalistas.
“El Partido Socialista de los Trabajadores saluda la valiente resistencia de los trabajadores ucranianos para defender la soberanía nacional y la independencia de su país”, dijo Osborne Hart, candidato del PST para el senado en Pensilvania, el 23 de mayo. “Estamos a favor de la derrota de las fuerzas invasoras de Moscú y su retiro total”.
“También nos oponemos a las sanciones lideradas por Washington, que recaen con más fuerza sobre los trabajadores rusos”, dijo. “Crean obstáculos para forjar la solidaridad de clase entre los trabajadores y agricultores de Ucrania, de Rusia, de Estados Unidos y de todo el mundo necesaria para ayudar a derrotar esta invasión”.
Kissinger dice a Ucrania “Párenle”
Henry Kissinger, ex secretario de estado norteamericano, fue un orador principal en la reunión anual de políticos y celebridades capitalistas en Davos, Suiza. Kissinger dijo que sería desastroso “que el Occidente se dejara ‘llevar por el estado de ánimo del momento’ y olvidara el lugar que le corresponde a Rusia en el equilibrio de poder europeo”. Sermoneó al pueblo de Ucrania diciendo que “el papel apropiado para el país es ser un estado neutral, una zona de amortiguamiento”.
Un editorial del New York Times el 19 de mayo presentó una postura similar, diciendo que una guerra prolongada “no está a favor de los mejores intereses de Estados Unidos” y que Ucrania “tendrá que tomar dolorosas decisiones territoriales que exigirá cualquier compromiso”.
Kissinger dijo que Rusia ha sido un garante clave del equilibrio de poder en Europa durante los últimos 400 años. Esto se refiere al papel reaccionario de la dictadura zarista, de la Unión Soviética bajo el régimen antiobrero estalinista y bajo Putin hoy en día para ayudar a imponer el orden capitalista mundial.
Estas declaraciones exponen los mezquinos intereses depredadores que están detrás de las afirmaciones imperialistas de que apoyan la independencia de Ucrania. Los gobernantes estadounidenses están preparados para utilizar el flujo de armas para presionar a Kyiv a “hacer concesiones”.
Resistencia de la clase obrera
El pilar esencial de la exitosa resistencia de Ucrania a la invasión de Putin es el pueblo trabajador.
Además de mantener el flujo de suministros esenciales para el esfuerzo bélico, “muchos obreros ferroviarios se hicieron voluntarios para combatir en la milicia de defensa territorial”, dijo Volodymyr Kozelskyiv, presidente del Sindicato Libre de Trabajadores Ferroviarios de Ucrania, en una conferencia del sindicato de conductores de trenes británico ASLEF en Londres el 19 de mayo por videoconferencia.
Casi 2,500 combatientes ucranianos emergieron de la destruida planta siderúrgica de Azovstal en Mariúpol el 20 de mayo. Habían resistido desde túneles y búnkeres durante 86 días antes de ceder bajo órdenes de Kyiv. Las fuerzas rusas llevaron a los heridos a hospitales, el resto a un campo de interrogación en el Donetsk ocupado por Moscú.
Kyiv tiene la esperanza de liberarlos a través de un intercambio de prisioneros. Pero esto fue socavado por la decisión de un tribunal ucraniano el 23 de mayo de imponer cadena perpetua a un soldado ruso de 21 años por “crímenes de guerra”. Pero, Putin y su alto mando, no los trabajadores rusos en uniforme, son los responsables de la forma brutal en la que Moscú está llevando a cabo la guerra.
El enjuiciamiento de los prisioneros de guerra en Kyiv ayuda al Kremlin a proceder a enjuiciar a los defensores de Azovstal, también por cargos de “crímenes de guerra”. Moscú está apuntando especialmente contra los miembros de la unidad de la Guardia Nacional de Azov, que lideró la resistencia en Mariúpol, a quienes califica falsamente de “neonazis”.
En las partes ocupadas de Luhansk y Donetsk, el 16 y 17 de mayo estallaron protestas espontáneas de familiares de jóvenes reclutados a la fuerza por separatistas pro-Moscú.
Trabajadores dentro de Rusia continúan encontrando formas de protestar contra la invasión de Ucrania. En diversos lugares aparecieron carteles con fotos de un perro llamado “Paz”. “PAZ perdida”, dice. “Era amable y divertido y no cruzó la frontera de nuestro vecino. Dio consuelo y esperanza. Necesitamos que nos devuelvan nuestra PAZ”.
Decenas de inmigrantes rusos protestaron en Hallandale, Florida, el 22 de mayo. Cuando llegaron los miembros del Partido Socialista de los Trabajadores, incluida Rachele Fruit, la candidata del partido para gobernadora, dos manifestantes preguntaron si podían llevar el cartel que ella traía: “¡No a la guerra! ¡No a las sanciones! ¡Defendamos la independencia de Ucrania!” Se leyó una declaración del PST en la manifestación.