LA HABANA — “Todos sabemos, o por lo menos sentimos, que la primera guerra terrestre de gran escala en el continente europeo en más de 75 años señala una nueva etapa en la desintegración del orden mundial imperialista establecido por los vencedores en la Segunda Guerra Mundial”, dijo Mary-Alice Waters en la presentación de un libro durante la Feria Internacional del Libro de La Habana.
“La política que estamos abordando aquí es totalmente pertinente a nuestra capacidad de trazar una perspectiva obrera en este futuro desconocido”.
Waters, una dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores y presidenta de la editorial Pathfinder, estaba hablando en un panel que presentó el título más reciente de Pathfinder, El trabajo, la naturaleza y la evolución de la humanidad: La visión larga de la historia. (El texto de las palabras de Waters comienza en la página 14).
Un nuevo sentido urgente de la necesidad de comprender las raíces de los crecientes conflictos de clase en el mundo actual fue lo que atrajo a muchas personas en la feria a ese libro y a otros títulos en el stand de Pathfinder. También marcó la presentación del libro celebrada el 24 de abril, a la que asistieron unas 50 personas.
En el panel también participaron Fernando González, presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos; Zuleica Romay, directora del Programa de Estudios sobre Afroamérica de Casa de las Américas; Pedro Pablo Rodríguez, principal editor a cargo de las obras completas de José Martí; y el veterano combatiente revolucionario Víctor Dreke. Róger Calero, editor de Pathfinder, moderó el evento.
El trabajo, la naturaleza y la evolución de la humanidad contiene escritos de Federico Engels, Carlos Marx y George Novack, junto con un artículo introductorio de Waters que explica la importancia de esas obras fundamentales del marxismo para la actual lucha de clases.
Son la verdadera respuesta, enfatizó Waters, a “la ‘política de identidad’ y la ‘cultura de cancelación’, tan venenosas, antiobreras, anticientíficas y con su race-baiting, el uso de acusaciones de racismo para impedir un debate objetivo. Esa política impregna más y más a las capas privilegiadas de clase media” en las universidades estadounidenses y mucho más allá.
“Este libro es muy necesario”, dijo Romay en su presentación. “Estamos viviendo un período de encuentro entre luchas por realizar un futuro mejor para la especie humana y un sistema, el capitalismo, que se niega a desaparecer”.
“La gente puede salir a pelear con sus preocupaciones cotidianas”, dijo. “Pero necesita referentes claros para poder trascender todas estas situaciones personales al luchar. Y este libro trata precisamente de eso”.
Comprensión científica de la historia
Una comprensión científica y marxista de la historia permite tener esa perspectiva más amplia, dijo Romay. En Cuba, por ejemplo, con todas las lecciones de sus luchas revolucionarias, ¿cómo se puede luchar por un futuro mejor “si uno no tiene un conocimiento de la historia de su país? ¿Qué valores va a defender si no sabe lo que ha costado poder disfrutar lo que hemos conquistado?”
Ella subrayó que la política del “fundamentalismo identitario”, hoy tan difundida entre los círculos académicos y de izquierda de América Latina, impide una comprensión de clase del mundo, y que “en Cuba no estamos exentos de eso”.
Romay dio varios ejemplos. Ella había asistido a conferencias internacionales en las que algunas personas argumentaban “que los problemas del sexismo los tendrán que resolver las mujeres, que los problemas de la discriminación racial los tendrán que resolver los afrodescendientes”.
Los gobernantes capitalistas de todo el mundo “están felices” con esas ideas porque significa que “estamos confrontándonos los unos a los otros mientras el statu quo se mantiene”.
De igual manera, hay quienes afirman que el marxismo de los fundadores del movimiento comunista en el siglo XIX era “europeo y racista”. Lo contraponen a lo que denominan un “marxismo negro” hoy. “No, el marxismo es uno solo”, respondió Romay. “Es un gran río al cual afluyen muchos riachuelos diferentes que lo van enriqueciendo”.
Al aludir a los argumentos de que la esclavitud y el racismo han sido la fuerza motriz de la historia, Romay dijo, “Uno no puede desconocer el papel de la esclavitud en la historia de Estados Unidos” o de Cuba y todo el Caribe. “Pero tampoco usted puede decir que todo empieza y termina ahí. La historia no empezó con la esclavitud. El capitalismo ya existía”.
Víctor Dreke también abordó esta cuestión, argumentando en contra de quienes llaman a derribar estatuas y edificios históricos porque de alguna manera están identificados con esclavistas.
Él señaló la belleza del edificio colonial español en Habana Vieja donde se estaba realizando la presentación del libro: el Palacio del Segundo Cabo, construido en el siglo XVIII y recientemente restaurado.
¿Romper los edificios?
“Cuando yo subí la escalera para entrar al edificio,” dijo Dreke, “venía con un compañero y me dijo: ‘Esta escalera es impresionante. Yo le dije: ‘Sí, y no la hicieron los esclavistas españoles. La hicieron los esclavos negros y chinos que trajeron aquí a Cuba”.
“¿Entonces, qué nos toca a nosotros?” preguntó al público. “¿Romper este edificio? No, nos toca preservarlo, defenderlo, ponerlo más bonito”.
Dreke apuntó que los revolucionarios en Cuba han contribuido al movimiento comunista, desde Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, fundadores del primer Partido Comunista de Cuba en 1925, hasta Fidel Castro y Ernesto Che Guevara. Señaló que la presentación del libro se celebraba un 24 de abril, aniversario de la llegada al Congo en 1965 de un destacamento de avanzada de revolucionarios cubanos para sumarse a combatientes por la liberación nacional de ese país africano. Dreke fue el segundo al mando de los 128 voluntarios cubanos bajo la dirección de Guevara.
Libros como El trabajo, la naturaleza y la evolución de la humanidad son importantes en el mundo hoy, dijo Dreke, “y son importantes para nosotros aquí” en Cuba.
Él recordó su trabajo a lo largo de los años con el Partido Socialista de los Trabajadores, incluida una gira de conferencias en Estados Unidos en 2002 para presentar el libro De la sierra del Escambray al Congo, un relato de la trayectoria revolucionaria de Dreke, publicado por Pathfinder. Describió cómo los miembros del PST, dirigieron, junto a otros, la defensa de un evento público en Miami donde hablaron él y Ana Morales, impidiendo que contrarrevolucionarios cubanoamericanos asaltaran la tribuna y desbarataran la actividad.
Fernando González retomó los comentarios de Romay sobre la “política de identidad” y bromeó diciendo que daba el caso que él era un “hombre blanco” que iba a hablar sobre la lucha por la liberación de la mujer. González es uno de los cinco revolucionarios cubanos que pasaron hasta 16 años en prisiones estadounidenses por su trabajo para proteger al pueblo cubano de ataques violentos de grupos contrarrevolucionarios basados en Estados Unidos.
Durante sus años en prisión, dijo González, “yo fui beneficiario de los libros de Pathfinder. Tuve mucho tiempo para leer”, bromeó. “Salí de la prisión siendo más revolucionario”. Uno de los libros que estudió allí fue La visión larga de la historia por George Novack, “que me dio una perspectiva histórica sobre el avance de la humanidad”. Ese folleto ahora conforma dos de los capítulos de El trabajo, la naturaleza y la evolución de la humanidad: La visión larga de la historia.
González mostró un ejemplar de La evolución de la mujer, por Evelyn Reed, y comentó que fue uno de sus libros favoritos en prisión. Señaló que El trabajo, la naturaleza y la evolución de la humanidad cita un escrito de Reed sobre el papel decisivo del trabajo social de la mujer en el ascenso de la civilización. También destacó la importancia del capítulo de Federico Engels, “El papel del trabajo en el tránsito del simio al hombre”.
“El capitalismo no desaparecerá solo”
Concluyó diciendo que el estudio de estos libros es “esencial para la comprensión del mundo en el que vivimos. El capitalismo no va a desaparecer solo, los hombres y las mujeres lo tendremos que desaparecer con nuestra lucha”.
Pedro Pablo Rodríguez dijo que durante su labor de preparar una edición de las obras completas de José Martí, líder de la lucha independentista cubana en el siglo XIX y opositor de la esclavitud, él había estudiado escritos de George Novack que “me abrieron horizontes de comprensión” de una explicación materialista de la historia de Estados Unidos.
Los artículos de Novack contenidos en el nuevo libro, subrayó, se originaron como clases que dio en 1955 “a jóvenes en una escuela de verano socialista”, parte del trabajo del PST para educar a nuevas generaciones de jóvenes atraídos al movimiento comunista. Hoy día, dijo, el partido continúa ese trabajo político con los libros más recientes de Pathfinder.
Al conversar con miembros del público después de la presentación, Rodríguez relató que había sido cuestionado por un participante en una actividad organizada por el Centro de Estudios Martianos que le dijo: “¿Cómo puede usted defender a Martí? ¡Él no era negro!”
El trabajo, la naturaleza y la evolución de la humanidad “no es principalmente un libro acerca del pasado”, dijo Mary-Alice Waters en sus comentarios finales. “Trata ante todo de la lucha de clases hoy día”.
Sin entender cómo el trabajo transforma la naturaleza, y que representa la fuerza motriz para los avances de la humanidad, señaló Waters, “quedamos presos del presente. Quedamos incapaces de ver más allá de las relaciones de explotación y opresión capitalistas que deforman cada aspecto de nuestras vidas, relaciones sociales, valores personales y maneras de ‘teorizar’”.
Solo la perspectiva planteada en este libro, dijo, permitirá que una vanguardia obrera de todas las nacionalidades, religiones y colores de piel y de ambos sexos pueda “desarrollar la experiencia, capacidad de lucha y confianza política” para llevar a millones de personas a derrocar el dominio capitalista y forjar “un nuevo estado creado por la clase trabajadora”, finalizó Waters.
El trabajo, la naturaleza y la evolución de la humanidad fue uno de los títulos de Pathfinder más vendidos durante la feria del libro de La Habana. Se vendieron unos 150 ejemplares en el stand y en las presentaciones. Además, se donaron más de 100 ejemplares a diversas instituciones y a la Biblioteca Nacional José Martí y la Biblioteca de la Universidad de La Habana para ser distribuidos a las bibliotecas de todas las provincias de Cuba.