Han pasado más de cinco meses desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, envió decenas de miles de soldados a Ucrania para derrocar al gobierno electo, tomar control del país y aniquilar a Ucrania como nación.
Las fuerzas ucranianas han luchado valientemente contra las fuerzas rusas hasta detenerlas, a pesar de la abrumadora ventaja de Moscú.
Si bien las tropas de Moscú han hecho algunos avances modestos en el este y sur de Ucrania, con gran sacrificio y desmoralización en sus filas, ahora están estancadas, excepto por los ataques mortales de artillería y misiles en áreas civiles en todo el país.
Desde la adquisición de armamento de largo alcance por las fuerzas ucranianas en las últimas semanas, han liberado 44 pueblos y ciudades en la región de Jersón. Siguen apareciendo en las áreas de Jersón ocupadas por Moscú carteles que exigen: “¡Invasores, váyanse ya!”.
“Solo la solidaridad de los trabajadores ucranianos, rusos y bielorrusos y sus aliados de clase aquí y en todo el mundo puede sacar a las tropas rusas de toda Ucrania”, dijo al Militante Alyson Kennedy, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para gobernadora de Texas, el 2 de agosto. “Sin embargo, las sanciones impuestas a Moscú son un obstáculo, no una ayuda. Caen con más fuerza sobre los trabajadores y le proporciona un pretexto a Putin para decir que Ucrania, no su gobierno, es el responsable de la situación en Rusia”.
El grupo de derechos humanos Kharkiv Human Rights Protection informó el 31 de julio que “casi ninguna protesta contra la guerra sucede hoy en Rusia sin acoso o acusaciones por parte de la policía”.
No obstante, la gente por toda Rusia están encontrando formas de expresar su oposición a la matanza de Putin.
El grupo de derechos humanos brindó una lista a fines de julio de muchas personas con carteles que decían: “¡No a la guerra!” o “¡Paz a Ucrania!” o “¡Putin, renuncia!”, desde San Petersburgo a Siberia. Algunos fueron detenidos por la policía y acusados de “desprestigiar” al ejército ruso y han sido multados. La mayoría de ellos fueron liberados rápidamente.
A pesar de que la policía local acusó a Dmitry Skurikhin varias veces, la tienda de su pueblo en el noroeste de Rusia sigue adornada con “¡Paz a Ucrania! ¡Libertad para Rusia!” “Mis vecinos me apoyan totalmente”, dijo el 19 de julio.