Libertades constitucionales que han sido conquistadas con sangre y son imprescindibles para el pueblo trabajador están bajo un concertado ataque de la Casa Blanca del presidente Joseph Biden, que está utilizando al Departamento de Justicia, leyes antiobreras como la Ley de Espionaje y al FBI, la policía política de Washington.
Biden, congresistas demócratas y republicanos anti-Trump, así como los editoriales en la prensa liberal, han fomentado la acusación de que el ex presidente Donald Trump es una amenaza para la seguridad nacional. Han ampliado su cacería de brujas para abarcar a las decenas de millones de personas que votaron por Trump, a los que Biden llama “republicanos MAGA”, y los califica de “semifascistas”.
La administración insiste en encontrar una forma de expulsar a Trump de la política y evitar que los millones de trabajadores que votaron por él puedan tener más influencia en la política.
Hay mucho en juego para los trabajadores y nuestros sindicatos en combatir incondicionalmente cualquier ataque a las libertades constitucionales, independientemente de quién sea el blanco del ataque. Los derechos ganados en reñidas luchas durante las dos revoluciones de Estados Unidos brindan protecciones vitales contra la interferencia del gobierno, como la libertad de expresión y asamblea, la libertad de culto y la oposición a pesquisas e incautaciones irrazonables y otras. La defensa de estas libertades está hoy al centro de la lucha de clases.
Durante la redada del FBI en la residencia de Trump en Mar-a-Lago, no le permitieron a sus abogados estar presentes para observar lo que registraron y se llevaron los agentes del FBI. En respuesta a una moción de Trump, la jueza Aileen Cannon nombró a una tercera parte para que revisara lo incautado. Su orden impide temporalmente que el Departamento de Justicia utilice lo incautado en su investigación criminal contra el ex presidente. No obstante, durante semanas la prensa ha difundido filtraciones anónimas, que supuestamente revelan detalles impactantes en el material confiscado.
El Departamento de Justicia de Biden apeló la decisión de Cannon, alegando que la revisión por un tercero causará un “daño irreparable” a la “seguridad nacional” y obstaculizará las actividades del FBI. La protección de la “seguridad nacional” ha sido un pretexto utilizado por los gobernantes capitalistas durante décadas para desplegar al FBI para hostigar, espiar, difamar e incriminar a sindicalistas, miembros del Partido Socialista de los Trabajadores, luchadores por los derechos de los negros y opositores de las guerras de Washington.
Los demócratas están desesperados por mantener su control del congreso este año y de la Casa Blanca en 2024. Esperan que al convertir a Trump en el asunto central de las elecciones, en vez de la crisis económica y social que enfrenta el pueblo trabajador, puedan ganar las elecciones. Esto abriría mayores avenidas para ataques a lo que ellos consideran una constitución obsoleta y racista, y para impulsar sus propuestas para abolir el senado y aumentar el tamaño del Tribunal Supremo y llenarlo con jueces con ideas afines.
Los liberales creen que su inteligencia y su sofisticación cosmopolita “woke” les da autoridad para tomar decisiones por los trabajadores. Temen que más trabajadores vean a través del truco bipartidista de los capitalistas.
Guerra contra ‘republicanos MAGA’
Biden usó su discurso del 8 de septiembre ante el Comité Nacional Demócrata para satanizar a grandes sectores de la población norteamericana, repitiendo que los republicanos de MAGA “amenazan a nuestra democracia”. Hillary Clinton exigió a los republicanos “que purguen a su partido de la enfermedad”.
Con infantes de marina a ambos lados, Biden dijo a una multitud en el Salón de la Independencia en Filadelfia la semana anterior que los republicanos MAGA son un “peligro claro y presente”.
Esa frase fue utilizada por primera vez por el juez Oliver Wendell Holmes Jr., cuando la Corte Suprema confirmó la condena en 1919 bajo la Ley de Espionaje del miembro del Partido Socialista, Charles Schenck, quien fue encarcelado por repartir volantes contra el servicio militar obligatorio durante la primera guerra mundial imperialista. El juez justificó el veredicto diciendo que “la libertad de expresión no protege a un hombre” que crea “un peligro claro y presente”.
La insistencia de Biden de que decenas de millones de trabajadores son un “peligro claro y presente” descarta las protecciones de la libertad de expresión y expresa su voluntad de desatar el poder del estado contra quienes se interpongan en el camino de los demócratas.
En 1973 el Partido Socialista de los Trabajadores ganó una decisión histórica para proteger y extender los derechos de todos en su demanda contra el FBI. En una parte de su fallo en ese caso, emitido en 1986, el juez Thomas Griesa dijo que las apelaciones del gobierno a la “seguridad nacional” no pueden usarse para violar los derechos constitucionales, lo cual es exactamente lo que el FBI había hecho durante décadas a través de allanamientos ilegales, intervenciones telefónicas, soplones y las operaciones de Cointelpro contra el partido.
La perspectiva y actividad revolucionaria del PST estaban protegidas plenamente por la Constitución, dictaminó.
Los demócratas también han iniciado una nueva ronda de audiencias de la farsa judicial por el motín del 6 de enero de 2021 en el Capitolio para impulsar su ataque contra los derechos. El Departamento de Justicia emitió unas 40 citaciones contra allegados de Trump, ordenando la incautación de sus teléfonos y otros dispositivos electrónicos.
Esta cruzada de la Casa Blanca está lejos de terminar.