“Otra vez estamos resistiendo otro embate”, dijo Lenis Rodríguez por teléfono desde Yabucoa, Puerto Rico, una de las zonas más afectadas en la parte oriental de esta colonia norteamericana, el 20 de septiembre. Se refería al huracanes Fiona, que tocó tierra allí el 17 de septiembre, y María, que arrasó la isla hace casi exactamente cinco años. Rodríguez trabaja en una empresa farmacéutica y es una organizadora comunitaria muy conocida.
“Es nuestra gente en la comunidad que nos ayuda, no el gobierno”, dijo.
Aunque el daño de Fiona, una tormenta de categoría 1, fue menor que el de María, de categoría 4, las inundaciones y los vientos de 85 millas por hora causaron daños considerables.
El gobierno no hizo casi nada para organizar con anticipación las evacuaciones de las áreas más amenazadas, y únicamente advirtió a los residentes a que “activaran su plan de emergencia” y permanecieran en sus casas. Eso ayudó poco ante las 30 pulgadas de lluvia que inundaron partes de la isla, especialmente en las regiones sur y este.
El daño fue mucho peor de lo que debió haber sido en Yabucoa, dijo Rodríguez. “El municipio ni siquiera hizo la limpieza de los caños” antes de que azotara la tormenta.
Para el 20 de septiembre, más de la mitad de la población de 3.2 millones de personas seguía sin electricidad y agua potable. Durante décadas, la compañía eléctrica estatal ha escatimado en el mantenimiento, no ha reemplazado equipos anticuados y tomó pocas medidas para proteger el sistema de las frecuentes tormentas tropicales.
Hace un año, el gobierno entregó el control de la red eléctrica a Luma, una empresa privada norteamericana y canadiense, alegando que esto allanaría el camino para resolver los problemas. La nueva configuración ha servido principalmente para llenar los bolsillos de los propietarios de Luma.
Después del huracán María, el gobierno local recibió tres millones de dólares de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias para ayudar a los pescadores, dijo al Militante Julio Angel Morales Alicea, secretario de la Asociación de Pescadores de Yabucoa. “¿A dónde se fue ese dinero? No fue para ayudarnos”.
La crisis ha empeorado desde entonces, dijo. “La tormenta se llevó el fondo del mar. Tenemos que ir mas lejos para coger pescado. Y hay una merma grande”. Pero los precios que pagan los pescadores por los suministros se han disparado. “Antes pagaba cinco dólares en combustible. Ahora pago 40 o 50 dólares. Un rollo de hilo subió de 24 a 100 dólares.
“Los políticos no se preocupan por nadie”, dijo Morales.
El agricultor Javier Colón perdió buena parte de su cultivo de plátanos cerca de Yabucoa. También tiene 200 cabezas de ganado, pero no ha podido ir a revisarlas. Espera que el gobierno brinde ayuda para comprar semilla para sembrar de nuevo los cultivos destruidos por Fiona, pero la colonia “no está realmente en nuestras manos”, dijo.
Colón arrienda su finca y tierras de pastoreo del gobierno de Puerto Rico. “No reducen la renta después de un desastre. Dicen que la Junta no lo permite”. La Junta de Supervisión y Administración Financiera a la que se refiere fue impuesta por el presidente Barack Obama y el Congreso en 2016 para maximizar el pago a los tenedores de bonos capitalistas por la deuda pública de más de 70 mil millones de dólares.
Ataque por el FBI en Puerto Rico
Debido a la tormenta, el Comité de Solidaridad con Cuba de Puerto Rico pospuso una protesta programada para el 17 de septiembre en San Juan, para denunciar el hostigamiento por el FBI de los participantes en la Brigada de Solidaridad Juan Rius Rivera que viajó a Cuba en julio y para exigir el fin de la guerra económica de Washington contra la Revolución Cubana.
La policía política de los gobernantes estadounidenses visitó o llamó a unas 60 personas en Puerto Rico a finales de agosto. Algunos agentes dijeron que estaban investigando “actividad criminal” o “infiltración” de la brigada por parte de la seguridad cubana.
El comité respondió de inmediato. Se aseguró de que los brigadistas supieran que no había razón para hablar con el FBI, realizó una conferencia de prensa y pidió cartas de apoyo.
“No nos podemos fiar de que no van a hacer algo”, dijo al Militante Milagros Rivera, presidenta del comité. “No sabemos si quieren fabricar un caso”.
“Lo que hacemos es legal”, dijo Rivera. “Nuestra relación con Cuba es humanitaria. En la última brigada viajamos por líneas áreas estadounidenses cumpliendo todas las regulaciones”.
El comité está en la lista de oradores de la manifestación anual del Grito de Lares a favor de la independencia que se realizará el 23 de septiembre e invitará a los asistentes a inscribirse para la brigada a Cuba del próximo año. Esa brigada participará en los actos para conmemorar el 60 aniversario del ataque al Cuartel Moncada dirigido por Fidel Castro, que marcó el inicio de la Revolución Cubana y el 125 aniversario de la invasión militar estadounidense y su dominio imperialista en Puerto Rico.
“La desgracia de Puerto Rico no son los huracanes”, dijo Rivera. “Es la política capitalista que tienen los gobernantes. No se responsabilizan por planificar o preparar. Los recursos, la ayuda que llega, se las roban. En Utuado cinco años después de María todavía había solo un puente provisional. ¡En cinco años no construyeron el puente permanente! El puente provisional colapsó durante Fiona”.
Es lo contrario “de la forma en que enfrentan los ciclones en Cuba”, dijo, esto es producto de la revolución socialista. En Cuba, el gobierno revolucionario moviliza a los trabajadores antes de las grandes tormentas, organiza evacuaciones y garantiza que las personas que lo necesiten lleguen a los refugios mucho antes de que la tormenta toque tierra. Su lema es: “Nadie queda abandonado a su suerte”.
Rivera dijo que la destrucción de la tormenta no detendrá a la gente de luchar contra el gobierno capitalista y el dominio colonial norteamericano. Señaló las protestas semanales de los jubilados frente a las oficinas de la autoridad eléctrica del gobierno. Enviaron un mensaje que decía: “Ni Fiona, ni LUMA, ni la junta para nuestra lucha. La línea de piquetes va el miércoles 21 septiembre de 2022”.