Ante las “protestas y rebelión del pueblo de Irán por todo el país durante casi dos meses”, declaró el Sindicato de Maestros en la provincia de Kurdistán el 7 de noviembre, el “uso descarado de la violencia por parte del gobierno iraní ha resultado hasta ahora en cientos de muertos, miles de heridos y numerosos arrestos”.
El gobierno debe reconocer el derecho del pueblo a “reunirse, protestar y expresar sus demandas políticas, económicas y culturales”, dijo el sindicato.
Más trabajadores del petróleo y de otros sectores se han declarado en huelga o se han unido a protestas para exigir mejores salarios y condiciones. A pesar de los ataques de los matones partidarios del régimen y de los intentos de las autoridades universitarias de acabar con las protestas, los estudiantes siguen realizando sentadas y otras actividades. Figuras populares del deporte y la música han expresado su apoyo.
Las protestas diarias comenzaron tras la muerte de Zina Amini el 16 de septiembre. La joven kurda murió tres días después de colapsar tras ser arrestada por la policía “de la moral” en Teherán por violar el código de vestimenta del reaccionario régimen.
Su muerte desató la ira acumulada por la discriminación contra las nacionalidades oprimidas y las minorías religiosas, la falta de libertades políticas, la opresión de la mujer, los ataques contra los sindicatos y el impacto de la crisis económica. Las protestas, como las de 2017 y 2019, reflejan la oposición al uso del pueblo trabajador por parte del régimen como carne de cañón en sus reaccionarias aventuras militares en todo el Medio Oriente.