TORONTO — En una gran victoria para los trabajadores y nuestros sindicatos, 55 mil trabajadores de la educación afiliados al Sindicato Canadiense de Empleados Públicos (CUPE), terminaron su huelga de dos días después de obligar al conservador gobierno provincial de Ontario a desistir de uno de los mayores ataques contra los derechos sindicales en años.
El primer ministro Douglas Ford acordó retirar el proyecto de Ley 28, que privó a los trabajadores del derecho de huelga, impuso multas a los trabajadores y los sindicatos que se declararon en huelga, suspendió el derecho a impugnar la ley en los tribunales e impuso un recorte salarial masivo cuando se toma en cuenta la inflación.
Miles de trabajadores escolares pararon sus labores el 4 de noviembre para protestar contra la ley e impulsar su lucha por “un salario digno”. Salieron decididos a permanecer en las lineas de piquetes “el tiempo que sea necesario”.
Se les unieron miembros de muchos otros sindicatos, padres y estudiantes, que participaron en más de 100 acciones de protesta en toda la provincia, junto con la Federación del Trabajo de Ontario.
En una impresionante demostración de solidaridad sindical, unas 15 mil personas participaron en una línea de piquetes el primer día de la huelga en el centro de Toronto cerca de la legislatura provincial de Ontario. A ellos se unieron miembros de los sindicatos de trabajadores del acero USW, de comida y comercio UFCW, la Federación de maestros católicos, la Federación de maestros de educación primaria y muchos otros. Ocho mil trabajadores de la educación del Sindicato de Empleados Públicos de Ontario también pararon labores.
Los auxiliares de educación, conserjes, educadores de la primera infancia, bibliotecarios, administradores de oficinas y muchos otros que mantienen las escuelas en funcionamiento están luchando por la contratación de más personal para dar mejor servicio a los 2 millones de estudiantes a quienes sirven. Hicieron campaña durante semanas antes de la huelga, y explicaron que 39 mil dólares CA al año (29,055 dólares US) no es un salario suficiente para vivir.
Los miembros de CUPE exigen un aumento salarial para todos de 3.25 dólares CA por hora para mantenerse al día con la tasa de inflación, que actualmente es de alrededor del 7%.
El gobierno dijo que las demandas sindicales eran “exorbitantes” y en el proyecto de ley impusieron un “aumento” salarial anual del 2.5% para los que ganan menos de 43 mil dólares canadienses al año y del 1.5% para los que ganan más.
Con la inflación, en realidad esto representa un recorte salarial del 20%. Los trabajadores auxiliares de las escuelas, el 70% de los cuales son mujeres, se encuentran entre los trabajadores peor pagados en las escuelas.
El proyecto de Ley 28 impuso multas a cada trabajador de hasta 4 mil dólares canadienses por cada día en huelga y de hasta 500 mil dólares por día al sindicato.
Brian Hill, encargado de la escuela Forest Hill en Toronto, dijo al Militante que el gobierno “está ilegalizando nuestros derechos sindicales. Nos desgarran, rompen nuestros sindicatos y nos dividen. Este es el momento en que tenemos que luchar”.
“¿De qué sirve un sindicato si no puedes usarlo?” dijo Kim Fallis, auxiliar de educación en la Escuela Pública General Crerar. “Si pueden hacérnoslo a nosotros, esto se extenderá a otros sindicatos”.
La ley fue nombrada cínicamente “Ley para mantener a los estudiantes en la escuela”. Pero los trabajadores saben que la verdad es lo contrario.
En una muestra de solidaridad sin precedentes, los dirigentes de más de 20 sindicatos y federaciones sindicales de los sectores público y privado participaron en una conferencia de prensa de celebración el 7 de noviembre. Anunciaron que el gobierno había acordado revocar la ley antihuelga en su totalidad. Eso incluye los términos del contrato que habían sido impuestos. Fue una victoria que dependió de la determinación de los trabajadores y de decenas de miles de partidarios. Los sindicatos ya habían planeado un paro y protesta masiva en toda la provincia para el 14 de noviembre si el gobierno se negaba a dar marcha atrás.
Los trabajadores escolares comenzaron a regresar a sus puestos el 8 de noviembre en una posición mucho más fuerte para luchar por un aumento salarial y más personal.
Vicky Mercier es maestra de Toronto en la Escuela Pública General Crerar y miembro del Sindicato de maestros de educación primaria de Toronto.