LINCOLN, Nebraska — “Sorprendimos a Katie Farmer esta mañana”, dijo al Militante Jakob Forsgren, trabajador de reparación de vías y presidente de la Logia 1320 del sindicato de trabajadores ferroviarios BMWE, en una línea de piquetes informativa aquí el 2 de noviembre. Saludamos a la presidenta y directora ejecutiva del ferrocarril BNSF “con nuestras demandas contractuales: condiciones de trabajo más seguras y días libres por enfermedad”.
BNSF Railway es la empresa de ferrocarriles más grande de propiedad estadounidense. Farmer estaba abordando su tren privado en Red Oak, Iowa, a dos horas al este de Lincoln.
Forsgren y algunos de sus compañeros de trabajo luego regresaron a Lincoln y se unieron a otros trabajadores ferroviarios y partidarios para tener una línea de piquetes cuando pasara el tren de Farmer.
“Nuestros salarios no se mantienen a la par con la tasa de inflación. Somos el oficio de trabajadores ferroviarios peor pagado. En cada contrato desde que me contrataron en 2006 nos hemos venido quedando cada vez más atrás”, dijo Nick Borges, miembro del BMWE. “Trabajamos las 24 horas, los 7 días de la semana, sacrificando los fines de semana y días festivos para mantener las vías, y no muestran ningún aprecio por ello”.
Más de 115 mil trabajadores ferroviarios por todo el país, afiliados a 12 sindicatos diferentes, han estado tratando de obtener un nuevo contrato desde noviembre de 2019 de las cinco empresas ferroviarias de Clase 1 y de una serie de transportistas más pequeños.
Ante la amenaza de una huelga ferroviaria, los patrones están pidiendo a gritos la intervención del gobierno. La administración de Biden, “amigo de los trabajadores”, está amenazando con pedirle al Congreso que intervenga para bloquear una huelga si los trabajadores rechazan las últimas ofertas de las empresas.