ERBIL, Región del Kurdistán, Iraq — A fines de marzo los yazidíes se reunieron en los terrenos del Templo Lalish en el norte de Iraq para una ceremonia religiosa, la extracción de aceite de oliva para iluminar el templo. Fue un recordatorio de que casi nueve años después de que el reaccionario Estado Islámico (EI) intentara aniquilarlos, el pueblo yazidi no va a desaparecer.
Los yazidíes son una minoría étnica que practica su propia religión milenaria. Halwest Karim, quien trabaja para ayudar en sus esfuerzos de reconstrucción, habló con el Militante en la Feria Internacional del Libro de Erbil en marzo. Ella describió las atrocidades cometidas por el Estado Islámico mientras conquistaba franjas del norte de Iraq y Siria en agosto de 2014. “En Kocho y otras aldeas mataron a todos los hombres y secuestraron a las mujeres y los niños”, dijo.
El Estado Islámico dejó 80 fosas comunes durante su embestida.
Cerca de mil 300 yazidíes fueron asesinados y más de 6 mil personas, en su mayoría mujeres y niños, fueron secuestrados y “convertidos” por la fuerza al Islam, y luego obligados a la esclavitud doméstica y sexual. Los varones jóvenes fueron adoctrinados para tratar de convertirlos en soldados del EI. Cientos de miles huyeron a la región del Kurdistán de Iraq, donde la mayoría todavía vive en campamentos. Se desconoce el paradero de más de 2,700 y muchas familias afirman que todavía están en cautiverio.
El intento de genocidio fue la culminación de años de ataques por los grupos terroristas islamistas, que ganaron terreno en Iraq tras la invasión y ocupación liderada por Washington en 2003. Inicialmente, tanto las fuerzas gubernamentales iraquíes como las kurdas se mantuvieron al margen mientras se desarrollaba el ataque del Estado Islámico. “Abandonaron al pueblo yazidi”, dijo Karim. “Esa fue la razón principal por la que EI pudo hacerlo. La gente rogaba por armas”.
Más de un año después, una coalición de las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG) sirio, peshmerga kurdos iraquíes (bajo el mando del Gobierno Regional del Kurdistán) y Fuerzas de Protección Yazidi retomaron la ciudad yazidi de Sinjar. Recibieron el apoyo aéreo de Washington, que destruyó gran parte de la ciudad, un anticipo del bombardeo de Mosul y Raqqa en 2017 que selló el destino del territorio ocupado por el Estado Islámico.
Los yazidíes luchan por reconstruir
“Cuando fui a Sinjar en 2018”, dijo Karim, “los hombres me dijeron que dormían durante el día y hacían guardia durante la noche para proteger a las mujeres”. En otros lugares, las familias yazidíes han tomado terrenos y edificios abandonados y han comenzado a reconstruir.
Sinjar se encuentra entre las áreas de Iraq en disputa entre el gobierno federal en Bagdad y el gobierno regional del Kurdistán en Erbil. Ambos gobiernos compiten por tener influencia, junto con los gobiernos de Irán y Turquía y otras milicias, incluidas las respaldadas por Teherán.
Los yazidíes se han esforzado por regresar a sus lugares de origen y reconstruir a pesar de la amplia destrucción, la falta de infraestructura básica y los continuos enfrentamientos entre las fuerzas que intervienen allí. Las fuerzas del gobierno iraquí lanzaron ataques contra Sinjar el año pasado, lo que llevó a los residentes a exigir la retirada de todos los grupos armados.
“Los yazidíes no se sienten seguros”, dijo Karim. “Hay poco apoyo social o mental. Lo que han pasado es traumático”.
Karim dijo que las autoridades y las organizaciones internacionales dicen que el área no es segura como justificación para dejar de brindar apoyo. “Pero eso no es una solución real”.
Dos años después de que el gobierno iraquí aprobara una ley que brinda apoyo financiero a las víctimas del EI, solo unas 400 mujeres lo han recibido. “Hemos estado esperando durante dos años sin recibir un solo dinar”, dijo Laila Shammo, una yazidi que con sus dos hijas escapó del cautiverio del Estado Islámico en 2015, a KirkukNow. “Creemos que las cosas van muy lentamente”.
Con estos obstáculos para la reconstrucción en Sinjar y pocas oportunidades para integrarse en otras comunidades, muchos yazidíes quieren emigrar, dijo Karim. Unos 150 mil huyeron a Alemania desde 2015, pero esa ruta de emigración ha disminuido drásticamente en los últimos años.
“En la región del Kurdistán todos los campamentos para otras personas que huyeron de la violencia en otras partes de Iraq están siendo cerrados”, y el gobierno iraquí da ayuda para que regresen a las áreas de las que huyeron. Pero no a los yazidíes.
“Muchas personas en Iraq piensan que este es solo un país para musulmanes”, dijo Karim. “¡Pero esta es la tierra de los yazidíes! Se les debe ayudar a reconstruir”.
El Estado Islámico también atacó a los cristianos, las minorías shabak y turcomanas. “Los cristianos nunca habían pensado en irse de Iraq, pero eso cambió después del ataque del Estado Islámico”, dijo Karim. Antes de 2003, había hasta 1.5 millones de cristianos en Iraq. Quedan menos de 300 mil.
Karim también habló sobre los esfuerzos para reintegrar a las mujeres que fueron secuestradas por EI, especialmente las que tuvieron hijos como resultado de la esclavitud sexual. Según la tradición yazidi, cualquier mujer que tenga relaciones sexuales con no yazidíes o sea violada por un no yazidi es excomulgada. Si bien figuras religiosas dijeron que las mujeres secuestradas serían bienvenidas, no ocurrió lo mismo con sus hijos. La conversión es “imposible”, dijo recientemente un líder religioso a Al-Monitor. Según la ley iraquí, un niño es considerado musulmán si el padre es musulmán.
“Esto es un gran problema”, dijo Karim. “Hay una campaña que se llama ‘El nombre de mi madre es mi nombre’. Reclama el derecho de las mujeres a dar a los niños su nombre si quieren conservarlos”. Karim piensa que el Gobierno Regional de Kurdistán debería cambiar la ley, independientemente de lo que hagan las autoridades en Bagdad.