El gobierno ucraniano ha iniciado una contraofensiva con el fin de retomar territorio ocupado por las fuerzas de Moscú desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, invadió el país para tratar de subyugar al pueblo ucraniano. Las fuerzas ucranianas han hecho pequeños avances en feroces combates, mientras que la moral de los soldados rusos sigue decayendo.
“Nuestra unidad está desmoralizada, los soldados quieren rendirse, pero los oficiales no lo permiten. El comandante dice que te fusilarían por eso”, dijo Yaroslav Yerovslav, un prisionero de guerra ruso en Ucrania, al Kyiv Post el 14 de junio. “Estoy empezando a darme cuenta de que en esta guerra no estamos en el lado correcto”, dijo Anton, otro prisionero de guerra ruso, al Wall Street Journal.
El 4 de junio, miles de emigrados rusos en más de 100 ciudades de todo el mundo (Nueva York, arriba) protestaron para exigir la libertad de los presos políticos. En Ereván, Armenia, y Tbilisi, Georgia, los manifestantes corearon “¡Libertad para Navalny!” y “¡No a la guerra!”
El Kremlin está en una campaña de reclutamiento para reforzar sus mermadas fuerzas, con la esperanza de no tener que lanzar otra ronda de alistamiento obligatorio, lo que podría desencadenar más protestas.