Siguen saliendo a la luz más videos, instrucciones de Hamás y otra información sobre la brutalidad desatada por el reaccionario grupo islamista en la masacre contra judíos en Israel iniciada el 7 de octubre. Financiados, armados y dirigidos por Teherán en alianza con Hezbolá en Líbano, los escuadrones de la muerte de Hamás asesinaron a más de 1,400 personas, hirieron a más de 5,400 y tomaron a 220 como rehenes que llevaron a Gaza.
Como en los pogromos organizados por los zaristas en Rusia a principios del siglo 19 —ataques masivos a barrios judíos para matar o expulsar a tantos judíos como fuera posible— los matones de Hamás torturaron a algunas de sus víctimas antes de matarlas, violaron a las mujeres, asesinaron a niños en sus camas, incineraron a familias enteras y publicaron videos de sus actos para que los viera todo el mundo.
El ataque marca un hito que subraya la necesidad de que los trabajadores le hagan frente al odio a los judíos a medida que se profundiza la crisis capitalista actual. Esta fue la mayor masacre de judíos desde el Holocausto.
Las Fuerzas de Defensa de Israel se están preparando para una ofensiva terrestre para destruir a Hamás y evitar que realice más masacres antijudías. Hasta el 23 de octubre, las FDI habían atacado 10 mil objetivos militares en Gaza. A diferencia de Hamás —cuyo objetivo es maximizar las muertes de civiles, incluidas las de palestinos, cuya miseria explota para tratar de ganar simpatía para su odio contra los judíos— las fuerzas israelíes intentan minimizar las víctimas civiles.
Las FDI han pedido repetidamente a los civiles de Gaza que se refugien en el sur de la franja, en anticipación del inicio de la guerra terrestre en el norte. Unas 700 mil personas lo han hecho, a pesar de que Hamás les ordenó quedarse. Aún así, cientos de miles permanecen en el norte.
Después de imponer un bloqueo total de la franja durante varios días, el gobierno israelí ha permitido que caravanas con alimentos, agua y medicinas entren por el cruce fronterizo entre Gaza y Egipto con la condición de que esta ayuda se destine únicamente a civiles.
Una ofensiva terrestre no será fácil. Hamás y la Yihad Islámica han construido una red de 1,300 túneles que suman unas 300 millas en total, algunos de ellos con una profundidad de hasta 225 pies.
Mientras tanto, Hezbolá ha amenazado con lanzar una ofensiva si Israel invade Gaza. A diferencia de los misiles más primitivos que Hamás y sus aliados tienen en Gaza, Hezbolá tiene al menos 150 mil cohetes más avanzados, cientos de ellos equipados con navegación GPS, junto con misiles antiaéreos y antitanques. Teherán —que está decidido a desarrollar armas nucleares para usarlas contra los judíos en Israel— también ha estado enviando armas a Cisjordania, con la esperanza de convertirla en otra Gaza.
Unos 200 mil israelíes han sido evacuados de más de 105 comunidades cercanas a las fronteras con Gaza y Líbano.
“Hemos enfrentado fuego de cohetes desde Gaza durante los últimos 20 años, pero esto ha sido lo peor”, dijo al Militante por teléfono el 24 de octubre Nili Yehieli, un funcionario de la federación sindical Histadrut en Ashkelon, a solo 8 millas de la frontera con Gaza. “Una cuarta parte de los misiles que disparan contra Israel están dirigidos a Ashkelon”.
“Ha habido mucha solidaridad entre los trabajadores por todo Israel”, dijo Yehieli. “La Histadrut inició un programa para invitar a gente de Ashkelon” y otras zonas cercanas a la frontera “a venir a vivir a sus hogares” durante el conflicto.
Hamás ‘orgulloso’ de matar judíos
Durante una entrevista realizada el 24 de octubre por el reportero de Sky News Dominic Waghorn, el líder de Hamás, Khaled Meshall, evitó responder preguntas sobre la masacre y los rehenes.
Pero cuando Waghorn le preguntó a Meshall si se sentía “avergonzado” de que hombres armados de Hamás habían masacrado a 260 civiles desarmados en una fiesta de baile el 7 de octubre y habían ido de puerta en puerta matando a hombres, mujeres y niños en comunidades agrícolas kibutz cerca de la frontera con Gaza, el líder de Hamás no cuestionó los hechos.
“No. Me siento orgulloso de que nuestro pueblo palestino no se rindió, no izó la bandera blanca y sigue luchando contra Israel”, afirmó.
Cuando Waghorn llamó “rehenes” a los hombres, mujeres y niños capturados por el grupo, el líder de Hamás afirmó cínicamente que son “nuestros invitados”.
El 22 de octubre tuvo lugar una marcha pro-Hamás de varios miles de personas en Bay Ridge, hogar de una gran población árabe y palestina en Nueva York. Un cartel mostraba una bandera israelí en un bote de basura con el lema “Mantén limpio al mundo”, un lema antisemita que se hace eco de la meta de los nazis de eliminar a todos los judíos.
Algunas de las más grandes manifestaciones sucedieron después de que Hamás afirmara que un ataque aéreo israelí había matado a más de 500 personas y destruido el hospital Al Ahli en la ciudad de Gaza el 17 de octubre.
El New York Times publicó un artículo al respecto bajo el título “Ataque israelí mata a cientos de personas en un hospital, dicen los palestinos”. Solo hubo un problema. No era cierto.
El gobierno israelí rápidamente publicó pruebas (confirmadas por muchas otras fuentes) de que se trató de un misil de la Yihad Islámica que falló y explotó junto al hospital.
Cinco días después de su artículo original, el Times finalmente publicó una “nota del editor” (ni siquiera fue una corrección) diciendo que había “dependido demasiado de las afirmaciones de Hamás”. De hecho, los editores del Times, al igual que otros periódicos y políticos liberales, deseaban que el relato fuera cierto.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, condenó el 22 de octubre la masacre de judíos, pero luego dedicó el resto de sus comentarios a denunciar la respuesta israelí al pogromo y exigir el fin de la “crisis humanitaria” de la que los culpa. Los representantes israelíes pidieron la dimisión de Guterres.
El secretario general de la ONU reiteró la afirmación de Hamás de que pronto se agotaría el suministro de combustible para los hospitales de Gaza. Pero las FDI publicaron seguidamente fotografías aéreas de 12 tanques llenos en el sur de Gaza, donde Hamás está acaparando combustible para fines militares.
Las potencias imperialistas “democráticas” —desde Washington hasta París— han dejado de señalar a Hamás y su masacre de judíos como el problema, centrándose más bien en promover un alto el fuego.
La respuesta irrefutable de Israel es que hay que poner fin a Hamás como amenaza de aniquilar a los judíos. Hamás es responsable de lo que está sucediendo.
Washington ha advertido a Teherán y Hezbolá que no se involucren directamente en la guerra. Un barco norteamericano en el Mediterráneo derribó tres misiles disparados desde Yemen contra Israel. Pero el verdadero objetivo de Washington es proteger sus propios intereses imperialistas en la región, no defender a Israel como refugio para los judíos.
“Los trabajadores no pueden confiar en el imperialismo democrático para proteger a los judíos”, dijo Rachele Fruit, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para el Senado de Estados Unidos por Florida en 2024, días después del pogromo de Hamás del 7 de octubre. “Washington y Londres cerraron la puerta a la inmigración judía antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Ese hecho, y la traición de los estalinistas en Moscú y otros lugares, a las oportunidades revolucionarias, condujeron a la ‘Solución Final’ de Hitler”.
“El Partido Socialista de los Trabajadores forma parte de la continuidad en la lucha contra el odio a los judíos que se remonta a Lenin y la Revolución Bolchevique en Rusia”, dijo Fruit. Esa continuidad fortalece la lucha contra el antisemitismo y la defensa de Israel como refugio para los judíos hoy.