Desde el 7 de octubre cuando miles de matones de Hamás incursionaron desde Gaza y mataron a unos 1,200 judíos, mientras secuestraban a 240 personas y las llevaron a Gaza, una de las preguntas importantes es: ¿Dónde tiene Hamás sus bases?
Sus puestos de mando, bases y depósitos de armas se encuentran en salas, sótanos y túneles debajo de hospitales, escuelas, mezquitas y otras instalaciones civiles. Esto era cierto antes del 7 de octubre y sigue siéndolo.
“Cerca de 100 de nosotros tomamos control del hospital Rantisi en Gaza”, dijo Abdelrahaman Alaa Ibrahim Samur, un efectivo de Hamás capturado en una entrevista filmada por las Fuerzas de Defensa de Israel y revelada el 20 de noviembre. Ellos “operaron desde el hospital”, dijo, “porque era un lugar seguro”.
Otro combatiente de Hamás capturado dijo que usaban el hospital Al-Shifa, el más grande de Gaza, como base. “Se vestían como personal de enfermería pero no eran enfermeras ni médicos”, dijo. “Los efectivos de Hamás se vistieron como personal médico para mezclarse en las salas del hospital”.
En otro video, Hamuda Riad Asad Shamalah, cuya familia se refugió en un hospital, describe cómo Hamás los utilizó como escudos humanos. “Es obvio que las FDI no atacarían un lugar con 40 mil personas dentro”, dijo.
“Los médicos estaban furiosos porque dentro del hospital había efectivos de Hamás y de otras organizaciones terroristas”, dijo otro combatiente de Hamás capturado.
“Nadie puede decirles que no. ¿Quién podría hacerlo? añadió Shamalah. “Si te atreves a confrontar un miembro de Hamás, podría matarte”.
Mientras Hamás ubica sus operaciones debajo o junto a instalaciones civiles, las fuerzas israelíes toman medidas para alejar a los civiles de los lugares que atacan. Cuando abrieron corredores seguros para salir de la Ciudad de Gaza, Hamás intentó impedir que la gente saliera, incluso disparándoles. Las FDI han hecho literalmente millones de llamadas telefónicas a civiles para informarles de los bombardeos e instarles a evacuar.
Una vez fuera de Gaza, numerosos periodistas extranjeros han confirmado lo que Israel siempre ha dicho: que Hamás dispara cohetes desde zonas densamente pobladas y que utiliza el hospital Al-Shifa como centro de mando.
Un informe de 2015 de Amnistía Internacional —que no es amigo de Israel— dijo que civiles fueron “interrogados y torturados o maltratados de otro modo en una clínica ambulatoria en desuso dentro de los terrenos del principal hospital Al-Shifa de Ciudad de Gaza”.
En 2014 el New York Times informó con detalles escabrosos cómo Hamás asesinó a seis presuntos colaboradores en un lapso de 24 horas. Un reportero palestino local, Radjaa Abu Dagga, informó cómo fue interrogado en Al-Shifa por hombres armados de Hamás y le dijeron que no intentara salir de Gaza.
“Me dijeron que había una parte del hospital a la que no debía acercarme y que, si lo hacía, corría el riesgo de que me dispararan”, dijo a France24 el 19 de noviembre un médico británico que trabajó en Al-Shifa. Se negó a dar su nombre para proteger a sus colegas que aún se encuentran allí.
Gran parte de la prensa liberal y toda la izquierda de clase media atribuyen sus cifras de muertes en Gaza a las “autoridades sanitarias de Gaza”, como si fueran una fuente independiente e imparcial. Pero estas “autoridades” son simplemente Hamás.
Prensa acepta mentiras de Hamás
Basándose en estas fuentes, los titulares de todo el mundo el 18 de octubre informaron que un ataque israelí había impactado contra el hospital Al-Ahli, matando a 500 personas. Pero esto era propaganda de Hamás. Israel realizó una investigación y concluyó que fue un misil fallido de la Yihad Islámica que impactó en un estacionamiento, no en el hospital. Y con una cifra de víctimas mucho menor.
El New York Times, al igual que otros periódicos liberales, publicó el informe de Hamás, pero días después publicó una pequeña “corrección” de que la versión de Israel era cierta.
El periodista italiano Gabriele Barbati quien había estado reportando desde Gaza, una vez fuera, hizo declaraciones que exponían más las mentiras de Hamás. Citó a testigos que le dijeron que “los militantes de Hamás se apresuraron a limpiar los escombros” del cohete fallido para deshacerse de las pruebas.
La cobertura de los medios liberales tiene un sesgo que promueve los llamados a un alto el fuego en Gaza, una medida que daría tiempo a Hamás para reagruparse.
El ejército israelí publicó un video el 16 de noviembre que muestra un túnel en el complejo Al-Shifa junto a un vehículo lleno de armas. Conduce a un pasaje de concreto de 180 pies de largo que termina con una puerta a prueba de explosiones y un agujero para disparar.
Tres días después las autoridades israelíes revelaron imágenes de Al-Shifa que mostraban a miembros de Hamás metiendo a dos rehenes ensangrentados al complejo después del pogromo del 7 de octubre. Los cautivos eran trabajadores inmigrantes, uno nepalí y el otro tailandés. Detrás de uno de ellos, un terrorista blande un cuchillo de carnicero; otros están armados con cuchillos y pistolas.
Hamás tiene más de 300 millas de túneles, algunos de ellos a 20 y 30 pisos bajo tierra. Durante años ha almacenado combustible, alimentos, medicinas, municiones y armas, suficientes para combatir durante meses. Hamás no tiene intención de “cesar el fuego”.
Mousa Abu Marzouk, un alto dirigente de Hamás, dijo a la cadena de televisión rusa RT el 30 de octubre: “Construimos túneles… para protegernos a nosotros”, no al pueblo de Gaza. “El 75% de los habitantes de Gaza son refugiados”, afirmó. “Es responsabilidad de la ONU protegerlos”.
Las FDI, no Hamás, fueron las que se aseguraron que alimentos y suministros médicos llegaran a Al-Shifa en medio de los combates. La evacuación del personal médico y de los pacientes fue a petición del director del hospital, no por órdenes israelíes. Los recién nacidos y bebés prematuros fueron transportados de forma segura. Hamás se opuso a estos traslados, prefiriendo mantener a los pacientes —incluidos los bebés— como escudos y alimentar el frenesí de los medios liberales.