Los esfuerzos de Israel para desmantelar la capacidad de Hamás de librar guerras contra los judíos se reanudaron en Gaza el 1 de diciembre después que el grupo reaccionario se retractara de su acuerdo de liberar a todas las mujeres y niños secuestrados durante el pogromo del 7 de octubre en Israel. Alrededor de 17 a 20 mujeres y niños se encuentran entre los 138 secuestrados que siguen en cautividad.
A cambio de los que fueron liberados el gobierno israelí hizo una pausa de una semana en su ofensiva contra Hamás, excarceló a 240 mujeres y niños palestinos encarcelados o acusados de cometer actos violentos y facilitó la entrada de más de 2,700 camiones con alimentos, medicina y otras necesidades básicas a Gaza, la cual ha estado bajo el control dictatorial de Hamás desde 2006.
Alrededor de 1,200 personas fueron masacradas en el sur de Israel el 7 de octubre por los escuadrones de la muerte de Hamás apoyados y financiados por Teherán, 5,400 personas fueron heridas y 240 fueron secuestradas. Entre ellas habían decenas de ciudadanos árabes y residentes permanentes de Israel y trabajadores agrícolas de Tailandia, Nepal y otros países.
El sitio web Walla News de Israel desglosó por primera vez el 4 de diciembre la composición de los muertos. Catorce niños menores de 10 años —incluyendo dos infantes— 36 entre 10 y 19 años de edad, y 25 personas mayores de 80 años perecieron en el ataque.
El pogromo de Hamás, la mayor masacre de judíos en un día desde el Holocausto, y la respuesta de Israel —como la resistencia de Ucrania a la invasión de Moscú— representan un importante punto decisivo en la política mundial. Para los gobernantes capitalistas alrededor del mundo esto ha impulsado cambios en sus alianzas a medida que compiten por mercados, influencia política y dominio militar contra sus rivales.
Millones de trabajadores, horrorizados por la masacre de judíos y de aquellos que trabajaban con judíos, están siendo atraídos a la política en búsqueda de una vía para acabar con estas atrocidades.
El pogromo desató un aumento en actos de odio antijudío bajo la falsa bandera de oponerse al “sionismo”. Estos son preludios de la violencia de odio antijudío que continuará levantando su cabeza a medida que se profundice la crisis capitalista.
Washington no es amigo de judíos
Washington provee armamentos y dice que apoya a Israel. Pero como los otros gobiernos capitalistas defiende primero sus propios intereses. No tiene nada que ver con la lucha contra el odio antijudío, ni con defender el derecho de Israel a existir como refugio para los judíos o proteger a los civiles palestinos.
Es lo que está detrás de los fuertes intercambios entre el secretario de estado Antony Blinken y funcionarios israelíes. En su reunión con el gabinete israelí el 30 de noviembre Blinken insistió en que el gobierno debe “evitar” daños a hospitales y plantas eléctricas. Pero Hamás mantiene sus armas, túneles y puestos de mando debajo de hospitales, escuelas, mezquitas y edificios residenciales. Blinken exige que Israel evite de alguna forma “más desplazamientos importantes de civiles dentro de Gaza” y que establezca “áreas seguras” donde puedan ir los palestinos.
El gobierno israelí ha dejado claro que no parará hasta desmantelar a Hamás, “aunque tome meses”, dijo el ministro de defensa Yoav Gallant a Blinken.
Esto es necesario para prevenir otra ronda de ataques contra judíos por Hamás. Blinken respondió, “Pienso que no tienen el crédito” con el gobierno de Estados Unidos para esto.
Hamás ‘no se arrepiente’ de masacre
El 1 de diciembre le preguntaron en un programa de entrevistas libanés a Osama Hamden, miembro del Buró Político de Hamás, si se “arrepiente” del 7 de octubre.
“¿Arrepentirse por haber destrozado una división entera del ejército de ocupación?” fue su respuesta. “Puedo prometer que viene una guerra de liberación, no simplemente otro 7 de octubre”. Su ridícula afirmación de que los 1,200 hombres, mujeres, niños y ancianos asesinados por Hamás eran una división del ejército subraya que su objetivo son todos los judíos.
Pocos días después de la visita de Blinken, las Fuerzas de Defensa de Israel lanzaron una nueva ofensiva, rodeando los puestos de mando de Hamás en el norte, centro y sur de Gaza y asestando más golpes a su estructura de mando.
Oficiales militares israelíes dijeron el 5 de diciembre que unos 15 mil habitantes de Gaza han muerto desde el 7 de octubre en ataques israelíes, aproximadamente 5 mil de ellos combatientes de Hamás y sus aliados.
Mientras tanto, se van haciendo públicos más detalles sobre la brutalidad que Hamás y sus aliados llevaron a cabo el 7 de octubre.
La reservista del ejército Shari Mendes dijo al Jerusalem Post que su unidad del ejército se encontró con cuerpos de “mujeres soldados que recibieron disparos en la entrepierna —partes íntimas/vagina— o en el pecho. Parecía una mutilación genital sistemática de un grupo de víctimas”.
“La mutilación de los rostros de estas mujeres era un objetivo” de Hamás, dijo.
Tratamiento de los rehenes
Los rehenes fueron privados de alimentos, agua y medicinas adecuadas. Un médico que ha tratado a los liberados dijo que al menos 10 hombres y mujeres sufrieron abusos sexuales en cautiverio.
Uno de los trabajadores tailandeses liberados dijo a los funcionarios israelíes que comían “una pita al día” y de vez en cuando les daban una lata de atún para compartir entre cuatro. “Los judíos que estaban conmigo fueron tratados con más dureza”, dijo. “A veces los golpeaban con cables eléctricos”.
Los apologistas de Hamás intentan engañar a los estudiantes radicales y a otros en todo el mundo que saben poco sobre Israel y Hamás, presentándose como opositores de la guerra imperialista, defensores progresistas de la igualdad de derechos y de la paz.
Las acciones a favor del alto el fuego que ellos defienden son una cubierta de su odio a los judíos. Durante una marcha de la Coalición Palestina de Filadelfia el 3 de diciembre, el grupo se detuvo frente a la tienda de falafel Goldie, uno de los muchos restaurantes de propiedad judía atacados por los apologistas de Hamás. Coreaban “Goldie, Goldie, no puedes esconderte, te acusamos de genocidio”.
Sólo hay una razón por la que la tienda fue atacada: porque su propietario, Michael Solomonov, es un judío nacido en Israel. La coalición llama a boicotear los restaurantes propiedad de judíos israelíes y no israelíes.