La guerra del presidente ruso Vladímir Putin para conquistar Ucrania y a su pueblo no ha logrado mellar la determinación de los trabajadores de este país de defender su soberanía. La resistencia a la guerra y sus consecuencias sigue creciendo en Rusia.
A pesar de esto, Putin espera que los menores recursos y una población tres veces más pequeña que la de la Federación Rusa garantizarán que sus fuerzas duren más que las de Ucrania. Para incorporar nuevos soldados sin un amplio reclutamiento obligatorio, Putin firmó un decreto el 4 de enero que acelera las solicitudes de ciudadanía de extranjeros, incluidos los miles de niños que sus fuerzas han secuestrado en Ucrania.
Han surgido protestas a medida que el gobierno ha dado prioridad a la producción para la guerra a expensas de fabricar lo que el pueblo necesita.
Habitantes de Podolsk, una ciudad en las afueras de Moscú, protestaron el 4 de enero cuando 21 mil personas se quedaron sin electricidad y calefacción cuando había temperaturas bajo cero. El apagón fue resultado de la rotura de una tubería en una fábrica de municiones donde los directivos de la compañía inicialmente se negaron a informar del incidente. Los manifestantes exigieron a las autoridades el restablecimiento de la calefacción y que castigaran a los responsables.
“La policía llegó rápidamente para interrumpirnos. Ojalá hubieran devuelto la calefacción tan rápido como enviaron a la policía”, dijo un residente en un video de la protesta.
Protestan esposas de reclutas rusos
La ira de las familias de los reservistas movilizados el 21 de septiembre de 2022 por Putin ha venido aumentando. Los reservistas permanecen en el frente sin ninguna perspectiva de rotación de tropas, a diferencia de los presos que “se ofrecen voluntariamente” para servir en el ejército durante seis meses con la promesa de quedar libres cuando terminen.
Unas 15 mujeres, esposas de reservistas rusos, depositaron flores el 6 de enero ante la llama del Soldado Desconocido en el Kremlin. En San Petersburgo, se celebró una acción similar. Exigieron que retiraran a sus maridos del frente y los trajeran a casa.
Su protesta es “la única acción pacífica que aún no ha sido prohibida por la ley”, dijo Paulina, una de las manifestantes en Moscú, a Agence France-Presse. Continuaremos todos los días, todos los sábados”, dijo. “En algún momento será imposible ignorarnos”.
La esposa de otro soldado realizó un piquete sola frente al Ministerio de Defensa el mismo día.
“No tengo miedo de hablar de ello. No tengo miedo de luchar porque lo peor que podría pasar ya ha pasado”, dijo al sitio web The Way Home (Camino a Casa), una organización de familiares de soldados. “Cada vez más esposas, madres y hermanas están empezando a comprender que su inacción podría provocar la muerte de sus maridos o hermanos”.
Hasta ahora, la policía solo ha emitido advertencias a los familiares de los soldados, y no los ha detenido, multado y encarcelado como suele hacer contra manifestantes pacíficos. El Kremlin sabe que, a pesar de su propaganda patriótica, la guerra no es popular.
Otro llamado a filas de reservistas, para permitir la rotación y reponer las tropas que han muerto en el último año, podría generar protestas más amplias en el pueblo trabajador.
Los medios estatales rusos tienen instrucciones de ignorar las protestas de las mujeres. A medida que se acercan las elecciones presidenciales de marzo, el Kremlin intenta mantener una fachada de unidad nacional que respalda lo que Putin sigue llamando una “operación militar especial”.