Durante décadas, los gobernantes de China han dependido de métodos capitalistas para hacer crecer su economía y de la represión para mantener a los trabajadores bajo control. Pero ahora, su rumbo está produciendo una caída en las exportaciones, un aumento de la deuda de los gobiernos locales y un colapso del mercado inmobiliario, ejemplificado por el colapso de Evergrande, en su momento el promotor inmobiliario más rentable del mundo.
Esto tiene consecuencias devastadoras para los medios de vida de millones de trabajadores.
Un tribunal de Hong Kong dictaminó el 29 de enero que Evergrande, con su deuda de 300 mil millones de dólares, fuera liquidada, creando un tira y afloja sobre sus activos entre Beijing y los prestamistas imperialistas a quienes se les deben miles de millones de dólares. Los patrones de la empresa dejaron de pagar a los acreedores hace dos años.
El ascenso de Evergrande desde finales de la década de 1990 fue impulsado por la mayor burbuja inmobiliaria que el mundo haya conocido jamás, cuando los inversores intentaron sacar ganancias de la demanda de viviendas de decenas de millones de personas que inundaron las ciudades desde las zonas rurales durante la rápida industrialización de China. Enormes ganancias fueron acumuladas por los propietarios de Evergrande, los cuales tienen estrechos vínculos con el gobernante Partido Comunista Chino, y por los gobiernos locales que vendieron tierras de Evergrande y los bancos de Estados Unidos y otros países imperialistas que le prestaron dinero.
La empresa se embolsó miles de millones en depósitos iniciales por casas que nunca se construyeron. Su colapso dejó un número incontable de trabajadores de la construcción con salarios no pagados.
Una caída de dos años en el sector inmobiliario de China, una cuarta parte de la economía del país, amenaza con provocar una crisis en el sistema bancario del país. Más de 50 promotores inmobiliarios han caído bajo el peso de enormes deudas, mientras que las ventas de nuevas viviendas y los precios de la vivienda se han desplomado.
Hoy en día hay más de 50 ciudades “fantasmas” deshabitadas con torres abandonadas que contienen 20 millones de unidades por todo el país.
Protestas tras colapso inmobiliario
Miles de protestas han tenido lugar por las pérdidas causadas por el colapso inmobiliario. Algunas de proveedores o contratistas que llevan meses sin recibir pago, otras de trabajadores de la construcción que enfrentan despidos. Millones de personas también han expresado su ira después de perder los ahorros de toda su vida en depósitos para casas que nunca se terminaron.
En la industria, las ganancias de los patrones cayeron un 2.3 por ciento el año pasado, después de una caída del 4 por ciento el año anterior. La segunda economía más grande del mundo depende en gran medida de las exportaciones. Estas cayeron en 2023 como resultado de la desaceleración de la demanda global.
Beijing ha “resuelto” el alto nivel de desempleo entre los graduados universitarios chinos (uno de cada cinco sin trabajo). Cuando el desempleo entre los jóvenes de 16 a 24 años alcanzó el 21.3% el verano pasado, ¡el gobierno simplemente dejó de publicar las cifras! Asimismo, se ha suprimido la información de que casi mil millones de personas viven con menos de 300 dólares al mes.
Los trabajadores jóvenes enfrentan crecientes dificultades para formar familias. A pesar de los incentivos gubernamentales para tener hijos, incluidas las exenciones fiscales, viviendas baratas y pagos en efectivo, la tasa de natalidad cayó en 2023 por séptimo año consecutivo.
Los capitalistas extranjeros están trasladando la manufactura de China a países como Vietnam, donde los patrones pagan aún menos a los trabajadores. En medio de una competencia cada vez más aguda por los mercados, la guerra en Ucrania y los esfuerzos de Israel para evitar nuevos pogromos por parte de Hamás, los gobernantes de China están profundizando sus vínculos con los regímenes de Rusia, Irán y Corea del Norte que enfrentan cada vez más a Washington.
El proyecto insignia del presidente chino Xi Jingping, la Iniciativa de la Franja y la Ruta, está perdiendo fuerza. Este programa mundial de préstamos y proyectos de construcción tiene como objetivo hacer avanzar la influencia de los capitalistas chinos en todo el mundo. Pero los gobiernos que han tomado préstamos de Beijing están incumpliendo sus pagos.
Durante años, Beijing ha detenido a millones de uigures, una minoría musulmana de habla turca, en “campos de reeducación” en toda la provincia de Xinjiang. Recientemente, las autoridades han comenzado a destruir o reconvertir miles de sus mezquitas y otros lugares sagrados.
Pero cuando en noviembre de 2022 se extendieron las protestas de los trabajadores en otros lugares contra los brutales cierres pandémicos de Beijing, muchos participantes expresaron su apoyo a los uigures. El lema “Todos somos pueblo de Xinjiang” apareció en las protestas, trascendiendo los intentos del régimen de reforzar el nacionalismo han-chino y dividir al pueblo trabajador.
Las manifestaciones de trabajadores han aumentado recientemente en las industrias manufactureras de China orientadas a la exportación. El año pasado se llevaron a cabo más de 1,700 huelgas, el doble que en 2022, en protesta por salarios no pagados y prestaciones, así como contra despidos masivos o reubicaciones forzosas.
Más de mil trabajadores se declararon en huelga en la empresa de calzado Baoyi en la provincia de Jiangsu del 29 de noviembre al 7 de diciembre, exigiendo una compensación completa por el cierre de la fábrica después de que los propietarios de la empresa trasladaran la producción a Indonesia.
Según el China Labour Bulletin, con sede en Hong Kong, los patrones redujeron el tamaño de la fuerza laboral para eludir las leyes laborales de China y evitar pagar fondos de seguridad social y vivienda.
Si bien los conflictos de Beijing con Washington se están agudizando, su mayor temor es la capacidad de lucha de millones de trabajadores que buscan formas de defenderse del empeoramiento de las condiciones producidas por los métodos capitalistas adoptados por los gobernantes chinos.