Hito en la política mundial
Inevitables: nuevas guerras y crisis sociales

Cómo la invasión de Ucrania por Moscú y la masacre de judíos por Hamás volcaron el ‘orden mundial’ capitalista

Por Roy Landersen
19 de febrero de 2024
Helicóptero hutíe secuestra buque de carga Galaxy Leader en Mar Rojo nov. 19. Tras ataques hutíes en enero, Washington y Londres lanzaron ataques contra bases hutíes en Yemen.
Houthi Media CenterHelicóptero hutíe secuestra buque de carga Galaxy Leader en Mar Rojo nov. 19. Tras ataques hutíes en enero, Washington y Londres lanzaron ataques contra bases hutíes en Yemen.

El pueblo trabajador enfrenta un mundo con un creciente desorden del capitalismo y una creciente competencia por ganancias, mercados e influencia política. A la vez enfrentamos un mundo con crecientes impulsos bélicos de todas las principales potencias mundiales rivales.

Dos acontecimientos decisivos —la invasión de Ucrania por parte de Moscú en 2022 y el pogromo de Hamás, respaldado por Teherán, que mató a más de 1,200 judíos en Israel— han intensificado drásticamente esta tendencia. La marcha de Washington y sus rivales hacia la Tercera Guerra Mundial, anunciada con la invasión de Iraq por Washington en 1991, continúa profundizándose.

El lugar de Washington en la cima del “orden mundial” capitalista desde que surgió como vencedor de la segunda guerra mundial imperialista se ha ido debilitando durante décadas, pero no hay ningún rival serio a su dominio. En cambio, las potencias capitalistas rivales del mundo están unidas en su decadencia. Washington será el último imperio imperialista.

La necesidad de detener el avance hacia la guerra está en manos de los trabajadores de todo el mundo. A partir de las luchas de hoy, la clase trabajadora desarrollará un liderazgo capaz de dirigir a millones de nosotros para tomar el poder político y acabar de una vez por todas con el capitalismo despiadado y su impulso hacia la guerra.

Un número creciente de trabajadores ve la necesidad de utilizar sus sindicatos para luchar, para influir el futuro. Esto se refleja tanto en el mayor número de huelgas en Estados Unidos como en la receptividad de los trabajadores a la idea de que pueden cambiar la historia.

Los gobernantes capitalistas de Estados Unidos se ven cada vez más implicados en los conflictos del Medio Oriente mientras tratan de imponer la estabilidad que su clase necesita para explotar la región.

Tras el intento de Moscú de conquistar Ucrania, “los alineamientos políticos y militares —‘esferas de influencia’ que habían definido el orden imperialista mundial desde que Washington surgió como potencia dominante tras la Segunda Guerra Mundial— se están viendo sacudidos, y se van formando nuevas alianzas entre estados rivales”, explican Jack Barnes, Mary-Alice Waters y Steve Clark en Ya superamos el punto más bajo de la resistencia del pueblo trabajador: El Partido Socialista de los Trabajadores mira hacia adelante.

Las tensiones entre Washington y Beijing, Moscú y Teherán se han agudizado en los últimos dos años.

Resistencia en Ucrania, Israel

En Ucrania los trabajadores están decididos a defender la independencia de su país. Han sido fundamentales para hacer retroceder el intento de Moscú de conquistar el país. Millones de personas en todo el mundo se sienten inspiradas por su resistencia, mientras la primera gran guerra terrestre en Europa desde la Segunda Guerra Mundial continúa haciendo estragos.

Más de 100 mil personas hacen cola en Moscú (arriba) y otras ciudades en Rusia en enero para firmar petición por la candidatura de Boris Nadezhdin, oponente con plataforma antiguerra del presidente Vladímir Putin. Esta es la muestra más grande de oposición a la invasión de Ucrania por parte de Moscú desde que comenzó la guerra hace dos años.
SOTAMás de 100 mil personas hacen cola en Moscú (arriba) y otras ciudades en Rusia en enero para firmar petición por la candidatura de Boris Nadezhdin, oponente con plataforma antiguerra del presidente Vladímir Putin. Esta es la muestra más grande de oposición a la invasión de Ucrania por parte de Moscú desde que comenzó la guerra hace dos años.

A medida que su propio arsenal se ha ido agotando, Moscú ha recurrido a los drones de Teherán y los misiles de Pyongyang para continuar con sus ataques asesinos contra civiles en ciudades y pueblos de toda Ucrania.

La masacre perpetrada por Hamás el 7 de octubre fue el peor pogromo desde el Holocausto nazi. Fue recibida con repugnancia generalizada por parte de los trabajadores de todo el mundo. La guerra lanzada por Israel para aplastar a Hamás tiene como objetivo impedir que lleve a cabo su objetivo declarado de organizar ataques contra judíos cada vez más asesinos hasta matarlos a todos o expulsarlos de la región.

La matanza del 7 de octubre fue orquestada por el régimen burgués-clerical de Teherán, la principal potencia reaccionaria del Medio Oriente. Desde Hezbolá en el Líbano hasta sus milicias aliadas en Siria e Iraq, y los hutíes en Yemen, Teherán ha financiado fuerzas militares en todo el Medio Oriente para promover sus intereses y lanzar ataques contra Israel. Al mismo tiempo, intentan limitar el alcance de estos ataques para evitar una respuesta importante.

El aumento del odio a los judíos en Estados Unidos y otros lugares desde el pogromo del 7 de octubre subraya la importancia de defender el derecho de Israel a existir como refugio para el pueblo judío de la virulencia del odio a los judíos bajo el capitalismo. En tiempos de crisis profunda, los gobernantes capitalistas recurrirán a las bandas fascistas y al odio a los judíos en un esfuerzo por aplastar a los sindicatos y mantener su dominio. Ante todo, esta batalla se librará en suelo estadounidense.

Israel se estableció como refugio para los judíos después de que los estalinistas traicionaran las oportunidades revolucionarias en toda Europa, así como por el horror del Holocausto y la negativa de Washington y otras potencias imperialistas “democráticas” a admitir los judíos que intentaban huir del terror nazi.

Ataques contra milicias de Teherán

Milicias aliadas a los gobernantes iraníes han llevado a cabo 170 ataques contra las fuerzas norteamericanas en la región desde el pogromo de Hamás. Su objetivo es presionar a Washington para que empuje a Israel hacia un alto el fuego y deje a Hamás intacto.

La administración del presidente Joseph Biden —con apoyo bipartidista— lanzó ataques aéreos y ataques con misiles el 2 de febrero contra milicias en Iraq y Siria organizadas por el Cuerpo de la Guardia de la Revolución Islámica de Teherán.

Washington afirma que esto fue en respuesta a un ataque con drones de la milicia respaldada por Teherán contra una base norteamericana en Jordania que mató a tres soldados estadounidenses el 28 de enero.

Washington avisó al régimen de Irán con suficiente antelación para permitirle mover sus fuerzas militares fuera de la línea de fuego en Iraq y Siria. La administración Biden dice que los ataques estadounidenses contra las milicias continuarán, pero que Washington evitará ataques aéreos contra Irán.

Los gobernantes del Reino Unido enviaron aviones de guerra para unirse al ataque de Washington contra 13 bases militares hutíes un día después, la tercera operación conjunta de este tipo contra los hutíes en dos semanas. Desde mediados de noviembre, los hutíes, patrocinados por Teherán, se han apoderado de un barco y han lanzado más de 30 ataques con cohetes y drones contra buques de carga y buques de guerra que cruzan el Mar Rojo, asfixiando un canal de transporte marítimo clave a nivel mundial.

El régimen iraní está presionando para adquirir armas nucleares para reforzar su posición contra Israel y ampliar su alcance en el Medio Oriente y más allá. Pero Teherán enfrenta un obstáculo importante: el pueblo trabajador dentro del país. Las importantes protestas que tuvieron lugar allí desde 2017 han reflejado la profunda oposición a las aventuras de Teherán en el exterior.

El secretario de estado, Antony Blinken, llegó a la región el 5 de febrero para mantener conversaciones con los gobernantes de Arabia Saudita, Egipto, Qatar, Israel y la Autoridad Nacional Palestina en la Ribera Occidental. Washington quiere presionar al gobierno israelí para que firme un alto el fuego a largo plazo, dando marcha atrás a su guerra para destruir a Hamás.