Funcionarios del gobierno, la campaña electoral de Kamala Harris y los medios de comunicación capitalistas liberales afirman repetidamente que la inflación es cosa del pasado. Que todo va bien. Sin embargo, los altos precios de los alimentos, gasolina, vivienda, atención médica y prácticamente todo lo demás es una realidad para las familias de clase trabajadora. El costo del cuidado infantil es especialmente exorbitante.
Ni los gobernantes capitalistas ni sus principales partidos políticos —los demócratas y republicanos— tienen respuestas a esta crisis. Sus dos candidatos presidenciales, Kamala Harris y Donald Trump, dicen que ofrecerán algún tipo de crédito tributario por hijos. Pero, lamentablemente, esto será insuficiente para abordar la crisis social y económica que enfrentan los trabajadores para mantener una familia y pasar tiempo con ella.
El costo de las guarderías infantiles aumentó un 6.2% durante el año pasado, más del doble de la tasa general de inflación. Esto se suma a los aumentos de precios en los últimos años. El costo del cuidado infantil ha aumentado más del 220% desde 1990.
Según el Departamento de Trabajo, las familias gastan en promedio más del 25% de sus ingresos en cuidado infantil. En Nueva York, el costo promedio es de casi 20 mil dólares al año. Esos precios están fuera del alcance del 80% de las familias que viven en la ciudad.
Guarderías más cara que el alquiler
El costo promedio del cuidado infantil para dos niños es mayor que el precio promedio de un alquiler en los 50 estados del país y de las hipotecas en 45 de ellos. “El costo del cuidado infantil es una preocupación económica principal para los padres en esta elección”, dice el titular de un artículo del Washington Post el 22 de septiembre, que expresa las inquietudes sobre cómo esto puede afectar las elecciones. El artículo se enfoca en Nevada, uno de los estados con el cuidado infantil más caro del país, donde casi tres cuartas partes de los niños pequeños no tienen acceso a cuidado autorizado.
Alyssa Felix, de 21 años, trabaja seis días a la semana fabricando cajones en un almacén de muebles y frecuentemente depende de su hermana o de la suegra de su hermana para el cuidado de sus hijas, de 2 y 3 años. Ella le dijo al Post que a menudo tiene que salir temprano del trabajo o tomarse el día libre para cuidar a sus hijas. Casi 70 mil trabajadores en Estados Unidos faltaron al trabajo en agosto debido a problemas con el cuidado de sus niños. Los trabajadores que enfrentan horas extras obligatorias o turnos nocturnos tienen aún más problemas.
“Quiero buscar un trabajo de tiempo completo, pero la guardería es muy cara. No puedo pagarla”, dijo al periódico Misty Grajeda, de 29 años. Renunció a su trabajo programando citas médicas en Reno para poder cuidar a su bebé. Para acumular algunos fondos, se las arregla para dedicar unas horas entregando pedidos para DoorDash o Instacart por las tardes, cuando su esposo regresa a casa de su trabajo pintando casas.
Sonia Kretschmer, una maestra de estudios sociales en una secundaria en Reno y su esposo James, también un maestro, pagan 2,700 dólares al mes por el preescolar para sus gemelos de 3 años y el cuidado antes y después de la escuela para su hijo de 8 años. “Han tomado prestamos poniendo su casa como garantía, han tomado trabajo extra como entrenadores de fútbol y camareros, y han acumulado deudas en las tarjetas de crédito para pagar los gastos”, informó el Post.
La gran cantidad de dinero que la gente tiene que desembolsar no va a los trabajadores de las guarderías. Ellos reciben salarios bajos y enfrentan desafíos adicionales debido a la escasez de trabajadores. El pago promedio a nivel nacional para un trabajador certificado para el cuidado de niños fue de 13.71 dólares la hora en 2022. Una cuarta parte de estos trabajadores en Nueva York vive por debajo del nivel de pobreza oficial.
La crisis se vio agravada por la pandemia, la cual provocó el cierre permanente de 16 mil centros de cuidado infantil. Luego, en septiembre de 2023, la administración de Joseph Biden recortó los 24 mil millones de dólares en fondos federales proporcionados durante la pandemia que ayudaron a mantener abiertos los cientos de miles de centros restantes. Esto a su vez trae más cierres y precios más altos creando más “desiertos” o áreas donde no hay guarderías disponibles, y un deterioro de las condiciones laborales para estos trabajadores.