Más de 71 mil inmigrantes haitianos y otros han sido deportados a Haití por el gobierno de la República Dominicana desde octubre. Camiones equipados con jaulas de metal, hacen fila todas las mañanas en la frontera de Elías Piña entre los dos países, cargados con trabajadores y niños, incluidos algunos que nunca han vivido en Haití, capturados simplemente por ser negros. Hasta un millón de haitianos viven y trabajan en la República Dominicana.
El 2 de octubre el presidente dominicano Luis Abinader anunció una campaña para deportar a 10 mil inmigrantes por semana. La fecha marca el aniversario de la masacre de 20 mil haitianos y descendientes de haitianos ordenada por el entonces dictador Rafael Trujillo en 1937.
Haití es uno de los países más pobres del mundo. Actualmente tiene un gobierno sin el más mínimo funcionamiento. Pandillas y partidos políticos capitalistas rivales se disputan el poder. Miles de personas han muerto y cientos de miles han sido desplazadas de sus hogares.
Los gobernantes capitalistas de la República Dominicana están aprovechando la profunda crisis en Haití para avivar sentimientos nacionalistas reaccionarios. Pretenden utilizar las divisiones entre los trabajadores para enmascarar sus ataques contra los salarios, las condiciones de trabajo y los programas sociales.
Los trabajadores haitianos constituyen una parte importante de los trabajadores agrícolas y de la construcción en la República Dominicana. La Unión de Trabajadores Cañeros se opone a la campaña antiinmigrante y las deportaciones, que, según explican, defiende los intereses de los magnates del azúcar y otros capitalistas.