NUEVA YORK — Temprano en la mañana del 4 de diciembre un atacante armado esperó que Brian Thompson, el director ejecutivo de la compañía de seguros United Healthcare, pasara rumbo a una conferencia para dispararle varias veces a quemarropa. Luego desatascó el arma y disparó de nuevo matando a Thompson.
El 9 de diciembre, Luigi Mangione, de 26 años de edad, fue arrestado en Altoona, Pennsylvania. Llevaba una pistola impresa en 3D cargada y un silenciador, un documento de identidad falso y, según informes, un documento escrito a mano, que la prensa ha llamado un “manifiesto”. Mangione enfrenta 11 cargos, entre ellos asesinato en primer grado y asesinato como delito de terrorismo. Si lo encuentran culpable de todos los cargos, podría recibir una sentencia mandatoria de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Un circo mediático ha reducido a Thompson, de 50 años, esposo y padre de dos hijos, a un símbolo de avaricia en medio de una creciente fascinación e incluso glorificación de Mangione por los liberales de clase media y la izquierda radical.
Por el internet están a la venta camisetas que dicen “Libertad para Mangione” y “Denegar, Defender, Deponer”, las palabras que supuestamente Mangione había grabado en sus balas. Alrededor de la ciudad se han pegado carteles que dicen “Se Busca” con los nombres de otros ejecutivos de compañías de seguro.
Elsa Merritt, quien escribió una balada folclórica sobre Mangione y la publicó en TikTok, dijo al Wall Street Journal: “Todo músico tiene que estar al tanto de la cultura pop”. Explicó que su novio le dijo: “No te culpo. Yo también estoy enamorado de él. Creo que todo el mundo lo está”.
“Esto no quiere decir que se justifique un acto de violencia, pero creo que cualquiera que esté confundido”, dijo la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez a CBS el 12 de diciembre, “debe entender que la gente interpreta, siente y experimenta la negación de reclamaciones (de seguro) como un acto de violencia contra ellos”.
James Harr, el fundador de una marca de “ropa socialista”, ha anunciado planes para vender una baraja de cartas con los “directores ejecutivos más buscados”, con sus nombres, rostros e imágenes de tiro al blanco.
Un camino a seguir
Mangione proviene de una familia adinerada de Maryland. Sus abuelos construyeron un imperio inmobiliario, inclusive una cadena de nueve hogares de ancianos, algunos de los cuales han sido citados por maltratar a los pacientes.
Mangione, sin duda, desea que los que lo consideran un “héroe” tengan en cuenta que es inocente hasta que sea condenado en un tribunal, si es que lo condenan.
Para muchos trabajadores —miles de los cuales han librado duras batallas sindicales para conseguir un seguro médico asequible para sus familias— este diluvio de fantasías sexuales e idolatría hacia Mangione es repugnante. Es un ataque frontal a los esfuerzos serios para abordar el problema.
La horrible situación del sistema de salud en Estados Unidos no es causada por un puñado de patrones codiciosos. Es parte integral del funcionamiento del capitalismo, un sistema social que opera convirtiendo todo en mercancías para vender por ganancias. Los alimentos, la electricidad, la vivienda y la atención médica, cosas que deberían ser un derecho humano y de las que tenemos los conocimientos necesarios para proporcionarlas a todas las personas del planeta hoy, se convierten en objetos de explotación y opresión.
Asesinar a patrones individuales no puede derribar este sistema, y ?? mucho menos construir una sociedad que valga la pena.
Solo utilizando los sindicatos para luchar en defensa de nuestros salarios, la seguridad y la atención médica y, con el tiempo, ganando la confianza en nosotros mismos y la conciencia de clase para que los trabajadores y agricultores movilizados en sus decenas de millones conquisten el poder político, se encontrarán soluciones a estos problemas.