EDITORIAL

¡No a uso de ley de caza de brujas en deportaciones!

7 de abril de 2025

La decisión de Washington de deportar a Mahmoud Khalil se basa en leyes usadas en cacerías de brujas contra comunistas y otros opositores de la explotación, opresión y guerras del capitalismo. El pueblo trabajador debe oponerse a estas medidas. Khalil, un ex estudiante de la Universidad de Columbia en Nueva York, fue arrestado por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas el 8 de marzo y trasladado a un centro de detención en Louisiana.

Desde la masacre de judíos en Israel por Hamás el 7 de octubre de 2023, Khalil ha organizado acciones que llaman a la destrucción de Israel y amenazan a estudiantes judíos. Hay mucho en juego para los trabajadores y los sindicatos en la lucha contra el odio antijudío, usado por los gobernantes capitalistas para dividir a los trabajadores y aplastar sus organizaciones a medida que se profundizan las crisis en la época imperialista.

No se trata aquí de la política pro-Hamás de Khalil  —aborrecida por millones de personas— sino del uso por el gobierno de Estados Unidos de la infame Ley de Inmigración y Nacionalidad, promulgada en 1952, para perseguir a comunistas y otros opositores, basándose en sus opiniones políticas. Esta ley de control del pensamiento permite la expulsión de todo aquel que, según el gobierno, pueda “potencialmente tener consecuencias adversas graves en la política exterior” de Washington.

Promulgada durante la cacería de brujas del macartismo en los años 50, la ley se usó para deportar a inmigrantes por su actual o anterior membresía o asociación con el Partido Comunista u otra organización considerada “totalitaria” por los gobernantes estadounidenses

Es parte del arsenal de leyes persecutorias que la clase capitalista puede emplear para atacar a los trabajadores y propiciar sus intervenciones de rapiña en el extranjero. Va junto con el uso del FBI y otras agencias de la policía política. Con la Ley de Registro de Agentes Extranjeros que criminaliza a personas cuya visión política coincide con la de gobiernos rivales de Washington. El año pasado lideres del Partido Socialista Popular Africano fueron acusados de cargos amañados como “agentes extranjeros”.

Dos años después de promulgada, la Ley de Inmigración y Nacionalidad fue usada para tratar de deportar a Carl Skoglund, un dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores. La orden de deportación de 1954 citaba el hecho de que Skoglund había sido miembro del Partido Comunista hasta 1928. Skoglund se hizo partidario de León Trotsky en su defensa del legado de V.I. Lenin frente a la contrarrevolución liderada por José Stalin. Dejó el PC y ayudó a fundar el PST.

Protestas contra la deportación de Skoglund lograron sacarlo del barco en el que se encontraba en el puerto de Nueva York, 10 minutos antes de zarpar.

William Worthy, un ciudadano norteamericano negro que viajó a Cuba en 1961, fue acusado bajo esa ley al regresar. “Ningún otro ciudadano estadounidense ha sido jamás procesado”, reportó el Militante, “por haber regresado ‘ilegalmente’ a su país natal”. Desde entonces, la Ley de Inmigración y Nacionalidad ha sido usada para retrasar o negar visas a cubanos invitados a hablar en Estados Unidos.

Como explicó León Trotsky en 1939, “Bajo las condiciones del régimen burgués, toda supresión de la libertad y los derechos políticos, no importa contra quién se dirija al comienzo, al final caerá inevitablemente contra la clase trabajadora, especialmente contra sus elementos más avanzados. Es una ley de la historia”.

El uso de la ley contra Khalil sienta un precedente peligroso para su uso contra trabajadores, sindicatos, organizaciones políticas como el PST y otras, en los años venideros a medida que la lucha de clases se intensifique. Debe ser condenada por todos los defensores de las protecciones constitucionales, independientemente de las opiniones antijudías de Khalil y sus acciones antiobreras.