Cátedra del Adulto Mayor en Cuba celebra 25 aniversario

Por Jonathan Silberman
21 de abril de 2025
Más de 200 estudiantes y maestros voluntarios asistieron a evento en la Universidad de La Habana para celebrar contribuciones de Cátedra del Adulto Mayor a la revolución, 24 de feb.
Militante/Jonathan SilbermanMás de 200 estudiantes y maestros voluntarios asistieron a evento en la Universidad de La Habana para celebrar contribuciones de Cátedra del Adulto Mayor a la revolución, 24 de feb.

LA HABANA — En el Aula Magna de la Universidad de La Habana se sentía el entusiasmo de los 200 estudiantes, egresados y profesores voluntarios que venían a celebrar 25 años desde la fundación de la Cátedra del Adulto Mayor en Cuba. Vitorearon y aplaudieron cuando Teresa Orosa, presidenta de la cátedra, también conocida como la Universidad de la Tercera Edad, repasó sus logros compartidos y entregó certificados a la clase de graduados de 2024.

Muchos de los asistentes al evento del 24 de febrero habían salido de casa muy temprano en la mañana para llegar a tiempo, sin desanimarse por la gran escasez de transporte público en La Habana, uno de los actuales desafíos debido a los intentos de Washington durante décadas de asfixiar económicamente a la Revolución Cubana.

Orosa, profesora de la Universidad de La Habana, fue la fundadora y ha sido fuerza motriz de la cátedra. Esta se creó con el respaldo de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), la federación sindical nacional.

Con el tiempo la iniciativa se fue ampliando a nivel nacional, con cientos de aulas en comunidades por toda la isla y más de 120 mil egresados desde su fundación en el 2000.

Con el apoyo de las organizaciones de masas —desde la CTC hasta la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y la Federación de Mujeres Cubanas— los organizadores y participantes consiguen espacios para impartir las clases, ya sea en un centro comunitario, un aula desocupada, una casa particular o, cuando los alumnos son reclusos, una prisión. Reclutan a profesores y conferencistas invitados de diferentes campos, incluidos maestros jubilados cuyas experiencias se remontan a los primeros días de la revolución. El programa está autofinanciado.

Los cursos, desde historia hasta la ciencia y la cultura, se escogen según los intereses de los participantes. También incluyen actividades para mejorar las capacidades físicas y cognitivas que se ven afectadas por el envejecimiento, así como talleres para mantenerse al día con avances tecnológicos, desde cómo usar teléfonos celulares hasta cómo hacer pagos electrónicos.

La Cátedra Universitaria del Adulto Mayor, junto con los centros sociales y de atención diurna disponibles para personas mayores en Cuba, adquieren mayor importancia hoy día por el rápido envejecimiento de la población: una cuarta parte de los cubanos tiene 60 años o más.

Aprender: actividad vitalicia

El programa educativo se basa en los avances que ha hecho la revolución socialista cubana para hacer del aprendizaje una actividad vitalicia y derribar prejuicios y otros obstáculos a la participación del mayor número posible de trabajadores en la vida social, productiva y política.

“Nuestros cursantes han procedido de todos los sectores de la producción”, dijo Orosa. “Tenemos obreros portuarios, artistas, tabacaleros, científicos, educadores, trabajadores de la gastronomía y la salud”.

“De inicio me matriculé con un poco de temor, por mi condición de persona con discapacidad”, dijo María Eugenia Pino, miembro de la Asociación Nacional de Ciegos de Cuba, al ser entrevistada por la televisión cubana en marzo pasado. “Pero me dije: Es un reto que voy a enfrentar, voy a ser valiente”. Pino se graduó del curso de 2023-24.

En el evento del 24 de febrero, Orosa destacó las actividades que la Cátedra del Adulto Mayor realiza para conmemorar fechas históricas, como la masiva movilización cubana de 1961 que erradicó el analfabetismo, o la derrota en abril de 1961 de la invasión organizada por Washington en Playa Girón. Muchos de los estudiantes son veteranos de estas batallas políticas y militares de la Revolución Cubana, incluidas las brigadas de voluntarios que alfabetizaron a más de 700 mil trabajadores y campesinos.

En estos eventos, “¿quién me iba a decir que los cursantes iban a traer sus oxidados faroles y los uniformes usados y guardados 60 años atrás” de cuando fueron al campo a alfabetizar a campesinos?”, dijo Orosa. “¿Quién iba a decir que entre nosotros hubiese tantos combatientes” que participaron en batallas revolucionarias tanto en Cuba como en otros países?

“Ha sido una experiencia enriquecedora”, dijo Georgina Arias, de 86 años, al Militante. Maestra de primaria jubilada, Arias comenzó a participar en la Cátedra del Adulto Mayor hace 16 años. “Después de graduarme, me hice docente en esta cátedra. Recibí un certificado de la Asociación de Pedagogos”, añadió llena de orgullo.