Crece oposición a Hamás en Gaza y Ribera Occidental

Por Seth Galinsky
28 de abril de 2025
Miles marchan contra Hamás en Beit Lahia, Gaza, abril 16. Cuando llegó un grupo de hombres con carteles en contra del desarme de Hamás, los manifestantes los sacaron de la marcha.
AhmadMiles marchan contra Hamás en Beit Lahia, Gaza, abril 16. Cuando llegó un grupo de hombres con carteles en contra del desarme de Hamás, los manifestantes los sacaron de la marcha.

En un reflejo más de la creciente oposición a Hamás y sus aliados antisemitas en Gaza, Mohammad Sakr, jefe de enfermería del Hospital Nasser de Jan Yunis, le pidió a los matones armados de la Yihad Islámica que dejaran de usar el centro médico como base militar. Su declaración se produce tras las protestas de miles de personas en varias zonas de Gaza que exigieron “¡Fuera Hamás!”.

Sakr escribió en Facebook que le había pedido a la Yihad Islámica que abandonara el hospital para evitar que fuera un objetivo militar, dada la enorme necesidad de atención médica durante la guerra. “Ahora me amenazan descaradamente”, dijo, e informó que la Yihad Islámica le escribió: “Te pasaste de la raya; ten cuidado. Esta es tu primera advertencia”.

Los apologistas de Hamás —con eco en los medios de comunicación burgueses liberales antiisraelíes como el New York Times y el Washington Post— afirman repetidamente que las fuerzas israelíes atacan hospitales en Gaza para atacar a civiles.

Pero para nadie en Gaza es un secreto que Hamás y la Yihad Islámica ubican sistemáticamente sus puestos de mando y almacenes de municiones en hospitales, escuelas, residencias, mezquitas y recintos de la ONU. La agrupación sabe que la política israelí es minimizar las bajas civiles. Hamás está dispuesto a sacrificar innumerables vidas palestinas y luego acusar a Israel de “genocidio”.

Lo que ha cambiado es que más palestinos en Gaza están condenando a Hamás como terrorista y exigen la liberación de los rehenes israelíes. Sigue surgiendo más información sobre la brutal tortura a la que son sometidos los rehenes, incluyendo los 24 que se cree que aún siguen vivos.

El grupo de corte nazi, respaldado por el régimen reaccionario de Teherán, nunca contó con el apoyo mayoritario en Gaza. Durante casi 20 años ha aterrorizado a la población.

Pero con los avances israelíes contra Hamás —los soldados israelíes controlan ahora un tercio del territorio— un número cada vez mayor de palestinos en Gaza y otros lugares se están manifestando contra su curso reaccionario.

Palestinos en la Ribera Occidental

Esto también es cierto en la Ribera Occidental. Israel arrebató el control de la Ribera Occidental a Jordania durante la Guerra de los Seis Días de 1967, tras lanzar un ataque preventivo cuando los regímenes árabes vecinos planeaban un ataque con el objetivo de destruir a Israel.

Actualmente el 60% de la Ribera Occidental está bajo control israelí, el 18% gobernado por la Autoridad Palestina y el 22% por la autoridad civil palestina en cooperación con la policía israelí. Unos 3 millones de palestinos viven allí, entremezclados con más de 500 mil ciudadanos israelíes que viven en asentamientos esparcidos por todo el territorio.

Hamás trata de aprovecharse de la ira de muchos palestinos, alimentada por las disputas sobre el acceso al agua, las restricciones impuestas por el gobierno israelí a sus derechos y al acceso a la tierra, y los violentos ataques y hostigamiento por parte de derechistas entre los colonos. Hamás espera canalizar esto hacia el odio a los judíos y ataques asesinos contra ellos.

Desde el pogromo antijudío organizado por Hamás el 7 de octubre de 2023, han aumentado los enfrentamientos en la Ribera Occidental entre soldados israelíes y matones de Hamás y de la Yihad Islámica.

Pero las entrevistas realizadas por Corey Gil-Shuster en Ramala el 29 de marzo y en Belén el 5 de abril y en pueblos aledaños tras las protestas en Gaza, rompen el mito de que la mayoría de los palestinos quieren la destrucción de Israel.

Gil-Shuster produce los videos del Ask Project, que publica en YouTube, con preguntas propuestas por sus espectadores. La pregunta en esta ocasión fue: “¿Quieres más ataques como los del 7 de octubre?”.

Ahmad, en Ramala, dijo que estaba a favor de más ataques, sin importar cuántos palestinos mueran si Israel responde. “No se puede tener paz con los judíos”, dijo. Afirmó que “al menos el 98% de los habitantes de la Ribera Occidental está de acuerdo con él”.

Pero sólo una otra persona entrevistada tenía opiniones similares.

“Queremos vivir con los judíos”

“Nadie quiere una guerra”, dijo Amar en Belén. “Queremos vivir con los judíos”. Gil-Shuster pareció sorprendido y preguntó: “¿Dijo los judíos?”. El traductor al árabe confirmó: “Sí, dijo los judíos”.

“No queremos dar excusas por el 7 de octubre”, dijo Mohammad en Ramala. “Al mismo tiempo, es injusto que Gaza ha estado sitiada durante tanto tiempo”.

Varios de los entrevistados expresaron su deseo de paz y también criticaron las políticas del gobierno israelí en la Ribera Occidental. Uno de ellos dijo: “Ocuparon nuestra tierra y no nos permiten nada”.

El cambio de actitud y el coraje de los trabajadores, agricultores y pescadores de Gaza y la Ribera Occidental al oponerse a la postura antiobrera de Hamás muestra las posibilidades para avanzar en las luchas comunes de los trabajadores —árabes, judíos, cristianos y otros— de la región.

Debate en Israel sobre la guerra

Mientras tanto, los políticos burgueses rivales del primer ministro Benjamín Netanyahu en Israel han estado realizando protestas para exigir el fin de la guerra.

Más de mil veteranos de la fuerza aérea y otros reservistas, incluyendo ex miembros de la cúpula militar, han firmado una carta abierta que exige “el retorno inmediato de los rehenes y el cese de los combates”. Afirman que Netanyahu está librando la guerra por “intereses personales”.

Si bien Netanyahu es un político capitalista que busca colaborar con el imperialismo estadounidense, actúa bajo el entendimiento de que Hamás, respaldado por Teherán, no ha abandonado su meta de destruir a Israel y eliminar a los judíos y debe ser desmantelado.

Pero las corrientes burguesas y pequeñoburguesas al centro de las protestas contra Netanyahu operan bajo la peligrosa ilusión de que Hamás puede ser contenido y que no es necesario erradicarlo. Sus opiniones se ven reforzadas por la postura de los gobernantes imperialistas estadounidenses, cuya principal preocupación es lograr la estabilidad para sus propios intereses económicos y políticos en la región, no el prevenir futuros pogromos.

La mayoría del pueblo trabajador israelí comprende que los líderes de Hamás dicen la verdad cuando afirman que planean perpetrar masacres como la del 7 de octubre una y otra vez. Quieren que la renovada ofensiva continúe hasta la victoria.