Sindicato SMART, familia luchan contra deportación de trabajador a El Salvador

Por Arlene Rubinstein
5 de mayo de 2025
Vigilia frente a Casa Blanca, 14 abril, exige regreso de Kilmar Abrego García, deportado a El Salvador y encarcelado allí. Su esposa, Jennifer Vásquez Sura (con carrito), y otros familiares están luchando con el apoyo del sindicato de Abrego, SMART, para que lo regresen a casa.
Tom Hudson/ZUMA Press Vigilia frente a Casa Blanca, 14 abril, exige regreso de Kilmar Abrego García, deportado a El Salvador y encarcelado allí. Su esposa, Jennifer Vásquez Sura (con carrito), y otros familiares están luchando con el apoyo del sindicato de Abrego, SMART, para que lo regresen a casa.

GREENBELT, Maryland —“Hoy se cumplen 34 días de su desaparición y me encuentro aquí con un espíritu que se niega a rendirse. No dejaré de luchar hasta ver a mi esposo con vida”, dijo Jennifer Stefania Vásquez Sura, esposa de Kilmar Armando Abrego García, a sus partidarios antes de una audiencia judicial el 15 de abril en el Tribunal de Distrito en esta ciudad.

“He recibido un apoyo abrumador de nuestros hermanos y hermanas de CASA, de líderes y miembros de SMART y otros que nos han apoyado”, dijo. Abrego García es miembro del sindicato SMART (Asociación Internacional de Trabajadores de Metal, Aéreos, de Ferrocarril y de Transporte), y del grupo de derechos de los inmigrantes CASA de Maryland.

Abrego cuenta con el apoyo de su sindicato tanto a nivel nacional como local. Otros sindicatos, incluido el de trabajadores de la construcción NABTU también están exigiendo su regreso. El Consejo Metropolitano de Washington de la AFL-CIO instó a otros sindicatos a estar presente en la audiencia del 15 de abril.

La lucha para traer de regreso a Abrego García se ha convertido en un detonante en la lucha contra las deportaciones y por la defensa de los derechos de los trabajadores indocumentados en Estados Unidos. Su caso tiene una resonancia especial en los sindicatos e industrias donde un gran porcentaje de la fuerza laboral son inmigrantes, como en la construcción, los hoteles y restaurantes. Es un ataque contra todo el movimiento sindical.

Después de trabajar su turno como aprendiz de trabajador de chapa metálica el 12 de marzo, Abrego García recogió a su hijo de 5 años de la casa de su abuela e iba rumbo a su casa en Beltsville. La policía lo detuvo por lo que él creía se trataba de una parada de tráfico rutinaria.

Pero en cambio, fue arrestado y tres días después, sin ninguna oportunidad de defenderse ante un juez, fue deportado a El Salvador y enviado a la infame mega prisión CECOT. Su deportación constituyó una flagrante violación de una orden judicial vigente que prohibía su deportación.

En marzo de 2019, la policía lo detuvo por el “delito” de buscar trabajo en la construcción en el estacionamiento de un Home Depot, que según la policía era un lugar frecuentado por pandillas. Después de siete meses detenido en cárceles de inmigración y litigio en los tribunales, fue puesto en libertad.

Desde la abrupta deportación de Abrego García, su familia ha ganado una serie de fallos judiciales a su favor, incluso uno que sostiene que el gobierno de Estados Unidos debe “facilitar” su regreso.

Afuera de la corte, alrededor de 150 partidarios de Abrego García realizaron una protesta coreando consignas exigiendo su regreso.

La jueza de distrito Paula Xinis dijo que el gobierno se estaba negando a acatar sus órdenes y las de la Corte Suprema. La abogada del Departamento de Justicia, Drew Ensign, protestó diciendo que ellos no tienen control sobre lo que el gobierno de El Salvador haga con Abrego García, un ciudadano salvadoreño, y que solo pueden facilitar asuntos referentes a “obstáculos del lado estadounidense”.

El presidente salvadoreño Nayib Bukele, quien viajó a Estados Unidos para reunirse con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca el día anterior a la audiencia, declaró a la prensa que no tenía intención de liberar a Abrego García. “¿Cómo puedo introducir ilegalmente a un terrorista a Estados Unidos?” dijo.

La jueza Xinis ordenó un proceso de investigación para determinar si el gobierno de Estados Unidos estaba actuando de buena fe en facilitar su retorno.

Los medios han señalado que las sentencias judiciales que acusan al poder ejecutivo de desacato a un tribunal son extremadamente raras. “Durante el gobierno de [Jimmy] Carter, el entonces fiscal general Griffin Bell fue declarado en desacato por negarse a divulgar archivos que identificaban a informantes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) que se habían infiltrado en el Partido Socialista de los Trabajadores”, señaló el Wall Street Journal. Ese fallo se produjo como parte de la histórica victoria del PST contra los ataques inconstitucionales de Washington contra el partido, luchadores por los derechos de los negros, sindicalistas y otros.

El 17 de abril fue la primera vez que Abrego García pudo comunicarse con alguien fuera de la prisión, cuando recibió la visita del senador de Maryland Chris Van Hollen quien viajó a El Salvador para visitarlo. Tras la visita se supo que había sido transferido a otra instalación donde las condiciones son mejores.

“Cuanto más oigo y aprendo sobre esto, lo único justo sería que Abrego García saliera lo antes posible de El Salvador”, dijo al Militante  Glen Forcey, un trabajador de hoteles y miembro del Local 25 del sindicato UNITE HERE. “Tienen que tratarlo correctamente”.

“El movimiento sindical ve a uno de sus hermanos en una situación claramente atroz en esa prisión y hay muchas personas molestas y temerosas”, dijo Michael Coleman, presidente de SMART, “y es la razón por la que está ganando tanto ímpetu”.

El gobierno ha admitido que su deportación fue un “error administrativo” y alega que no tiene el poder de rectificarlo.

A pesar de la campaña de calumnias del gobierno contra Abrego García su lucha continúa adquiriendo apoyo y se necesita más. Este Primero de Mayo los trabajadores deben hacer su regreso a casa una de las demandas de las manifestaciones.