Partido Socialista de los Trabajadores dice:

‘La clase trabajadora necesita luchar por el poder político’

Por Rebecca Williamson
21 de octubre de 2024
Rachele Fruit (der.), candidata del PST para presidente, habla con Kate McKinney, mecánica de Boeing, oct. 5 en piquete en Everett, Washington. “Los judíos han sido perseguidos desde siempre”, dijo McKinney, señalando a los ataques de estudiantes judíos en las universidades.
Militante/Mary MartinRachele Fruit (der.), candidata del PST para presidente, habla con Kate McKinney, mecánica de Boeing, oct. 5 en piquete en Everett, Washington. “Los judíos han sido perseguidos desde siempre”, dijo McKinney, señalando a los ataques de estudiantes judíos en las universidades.

SEATTLE — “Estamos aquí, no por mí, sino por mi hijo” y los otros jóvenes contratados, dijo Tom Brown, un trabajador de Boeing en huelga, a Rachele Fruit, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente, cuando ella marchó en la línea de piquetes el 5 de octubre en la planta de la empresa en Everett. Fue acompañada de Roger Bland, un partidario de la campaña y huelguista.

“Estamos luchando por mejores salarios, beneficios y para recuperar nuestra pensión”, dijo Brown.

Ken Longanecker, quien ha trabajado en la planta desde 1997, le explicó a Fruit cómo perdieron sus pensiones. “Nuestra pensión fue congelada en 2014”, dijo.

“Entonces, ¿si trabajaste allí siete años antes de 2014 y luego seguiste trabajando, es como si solo hubieras trabajado allí siete años?”, preguntó Fruit.

“Sí”, dijo Brown.

Fruit describió la reacción de los trabajadores que ha conocido durante la campaña. “Hay un tremendo apoyo para la huelga de ustedes”. Explicó cómo las actitudes de los trabajadores han cambiado y que están buscando formas de luchar hoy. Dijo que tuvo la oportunidad de hablar con estibadores en los puertos de la Costa Este, con trabajadores de Amazon que están luchando por un sindicato en el Reino Unido, con trabajadores de International Flavors and Fragrances en Tennessee y muchos más.

Además de promover la solidaridad con las luchas sindicales actuales, “el PST aborda las cuestiones políticas e internacionales de profundo interés para los trabajadores. Mi campaña defiende el derecho de Israel a existir como refugio para los judíos”.

“Por supuesto”, respondió Longanecker.

“Los judíos han sido perseguidos desde siempre”, dijo Kate McKinney, una mecánica estructural en la planta, a la candidata del PST. McKinney señaló los ataques a estudiantes judíos en los recintos universitarios en Estados Unidos. “Me mata ver que esto está pasando”, dijo.

Mitin de campaña

La lucha contra el odio antijudío fue una de las cuestiones políticas centrales que Fruit abordó en un mitin celebrado aquí el 5 de octubre. Señaló la continuidad del PST con Lenin y los bolcheviques, que lideraron la Revolución Rusa de 1917 y pusieron fin a los pogromos que las fuerzas reaccionarias de ese país cometían repetidamente.

“El Holocausto ocurrió porque a Washington y las otras democracias imperialistas no les importó lo que les estaba ocurriendo a los judíos y les cerraron sus fronteras, y ocurrió debido a las traiciones de los estalinistas que llevaron a la derrota de las revoluciones obreras y al ascenso de Hitler al poder. Por eso Israel tenía que existir y por eso tiene que existir hoy.

“A través de la campaña, explicamos que el odio antijudío —que es un reflejo de la crisis del capitalismo— es una cuestión de vida o muerte para la clase trabajadora. Tenemos que actuar contra cualquier intento de calumniar, convertir en chivos expiatorios y atacar a los judíos”.

Señaló el libro La lucha contra el odio antijudío y los pogromos en la época imperialista: Lo que está en juego para la clase trabajadora internacional, y dijo: “Es una gran ayuda para dar a conocer la historia de esta lucha a un público más amplio”.

El objetivo del gobierno norteamericano es defender sus propios intereses imperialistas en la región, dijo Fruit. “Quiere poner fin a la guerra de Israel para eliminar a Hamás. Quiere más estabilidad en sus relaciones con el régimen iraní. Combatir el odio antijudío no es una preocupación de los gobernantes estadounidenses y nunca lo ha sido”.

“Hezbolá es el agente más poderoso de los gobernantes iraníes. Cuenta con unos 150 mil misiles”, dijo Fruit. “Su máxima dirección fue aniquilada, pero la organización no está destruida. Israel está tratando de degradar aún más a Hezbolá.

“El enfrentamiento entre Israel y los gobernantes iraníes no sólo viene. Está prácticamente aquí. Netanyahu dijo en la ONU que Israel hará lo que sea necesario para impedir que desarrollen un arma nuclear. Teherán la quiere por una razón principal: la aniquilación de Israel. Debemos estar preparados para lo que Israel tenga que hacer para impedirlo.

“No se confundan con lo que Washington llama la ‘escalada’ de Israel”, dijo. “Cada vez que Israel toma medidas para defenderse, no es sólo por su propio bien.

“Durante los últimos seis años, cientos de miles de trabajadores iraníes han expresado repetidamente su desaprobación de las políticas represivas y el rumbo expansionista antiisraelí del gobierno iraní”, dijo Fruit.

“El obstáculo más importante para el rumbo del régimen en Irán son los trabajadores del país. Han protestado en grandes números en ciudades, pueblos y áreas rurales en 2018, 2019 y 2022. En desafío al régimen, hoy hay huelgas de trabajadores petroleros contratistas y enfermeras”. Fruit señaló una declaración del Consejo Coordinador de Protestas de Enfermeras: “¡Detengan el belicismo, piensen en nosotros!”.

“La lucha de clases en Irán es fundamental para superar las divisiones nacionales y unir a los trabajadores del Medio Oriente”, afirmó Fruit.

“Estamos a favor de que Israel derrote a Hamás y a Hezbolá y la capacidad nuclear de Irán. Estos enfrentamientos reflejan las debilidades y los desmoronamientos del orden imperialista y el peligro de que se propaguen las guerras, incluido el uso de armas nucleares”.

La única manera de evitar que eso se convierta en realidad, dijo Fruit, es si millones de trabajadores nos organizamos para tomar el poder político en nuestras propias manos, en el Medio Oriente, en Estados Unidos y en todo el mundo.