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Un semanario socialista publicado en defensa de los intereses del pueblo trabajador
Vol. 74/No. 43      15 de noviembre de 2010

 
(artículo principal)
Gobierno francés
sube edad de retiro
Trabajadores anticipan más ataques
 
Militante/Claude Bleton
Contingente sindical en marcha del 28 de octubre en París en contra del aumento en la edad de jubilación. La nueva ley también aumenta impuestos sobre salario de trabajadores estatales.

POR JONATHAN SILBERMAN
Y DEREK JEFFERS
 
PARIS—El presidente de Francia Nicolas Sarkozy aplaudió como una victoria para “el pueblo francés” y para el sistema de seguridad social el hecho de que ambas cámaras del parlamento aprobaron el 27 de octubre la antiobrera “reforma” de las pensiones.

Tanto el gobierno como los dirigentes sindicales se sorprendieron cuando millones de trabajadores tomaron las calles en semanas recientes para protestar contra la propuesta de extender la edad mínima de jubilación de 60 a 62 años, para los que han trabajado 41 años y medio. Aquellos que han trabajado menos años tendrán que esperar hasta llegar a la edad de 67 años para recibir beneficios. Además, la nueva ley incluye un aumento de un 2.7 por ciento en el impuesto de ingresos por jubilación para los trabajadores estatales.

Estibadores, trabajadores del ferrocarril, recogedores de basura, trabajadores de refinerías de petróleo y otros estuvieron en huelga durante varias semanas. Se convocaron siete días separados de acciones, con huelgas por parte de muchos trabajadores que nunca antes habían tomado tales acciones.

Millones de trabajadores tomaron parte en cientos de manifestaciones. Miles de estudiantes también se unieron. Una huelga de 33 días en Fos-Lavera, el tercer puerto y terminal petrolífera más grande del mundo, cerca de Marsella, y el bloqueo de unos 20 depósitos de combustible estuvieron al centro de la oposición a las medidas del gobierno.

El 29 de octubre los trabajadores en la última de las 12 refinerías de petróleo que las huelgas habían mantenido cerradas aprobaron regresar al trabajo. Los trabajadores de Fos-Lavera, que estaban en huelga tanto contra la ley de jubilación así como contra cambios importantes en sus condiciones de trabajo, también aprobaron volver al trabajo después de que las autoridades portuarias hicieran algunas concesiones.

El gobierno se mantuvo firme frente a la oposición de los trabajadores. Tomó acciones policiales agresivas para levantar el bloqueo de los depósitos de combustible. Se impusieron órdenes judiciales contra los trabajadores de las refinerías en Grandpuits, cerca de París, ordenándolos a volver a trabajar. “Si Francia hubiera retrocedido en la reforma [del sistema de jubilación] frente a las protestas sociales, esto la hubiera dejado en una posición difícil en los mercados financieros”, dijo la ministra de economía, Christine Lagarde.

Los trabajadores en Francia, tras enormes batallas de clase durante décadas, han establecido un salario social que consideran como un derecho. Los anteriores intentos de recortar el salario social fueron repelidos por huelgas y protestas, como pasó en 1995 con el plan propuesto por el primer ministro del Partido Socialista Alain Juppé.

Francia es la segunda economía de Europa, después de Alemania y es una potencia nuclear con una fuerza armada importante. Para continuar compitiendo con sus rivales imperialistas, los gobernantes franceses tienen que descargar los efectos de la crisis económica sobre las espaldas del pueblo trabajador.

El gobierno se envalentonó por las señales que recibió de los dirigentes sindicales. En negociaciones en el Palacio Eliseo, los dirigentes sindicales indicaron que “entendían el dilema de las pensiones” y estaban “preparados para la tradicional danza social francesa de guardar las apariencias: después de algunos repliegues tácticos planificados de antemano, un poco de tira y afloja simbólico puesto en práctica, con unas pocas excepciones para la mujer y los obreros manuales, la ley se hubiera aceptado”, informó el Daily Telegraph.

Pero los trabajadores hartos de dar concesiones, presionaron a los funcionarios sindicales a que autorizaran acciones que llegaron mucho más allá de sus intenciones. “Tuvimos que mantenernos firmes sobre las pensiones porque sabemos que no es el último ataque”, dijo al Militante Rodolfe Avice, un huelguista en la refinería de petróleo Grandpuits.

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