Respuesta de Cuba a ciclón: ‘Nadie queda abandonado’

Por Steve Warshell
y Martín Koppel
29 de enero de 2018

LA HABANA—Durante las actividades celebradas aquí del 18 al 20 de diciembre por el 40 aniversario de la Brigada Antonio Maceo, los delegados escucharon una presentación especial sobre la respuesta revolucionaria de Cuba al huracán Irma. El coronel Luis Ángel Macareño, segundo jefe de la Defensa Civil de Cuba, explicó que cada vez que afrontan una tormenta peligrosa, “nuestra prioridad principal es proteger a las personas y sus bienes, así como la infraestructura y los recursos del país”. Macareño señaló que en Cuba solo han muerto 66 personas durante los 30 ciclones y tormentas tropicales ocurridos en los últimos 20 años.

Los visitantes recordaron que, en contraste, más de 1 500 personas murieron en Louisiana durante el huracán Katrina en 2005. Hoy en Puerto Rico, tres meses después del huracán María, la mitad de la población de esta colonia estadounidense permanecían sin electricidad, y se desconoce el número real de muertos porque las autoridades coloniales han tratado de ocultar los hechos.

Macareño explicó que Irma causó muchos destrozos de viviendas, cultivos e infraestructura en gran parte de Cuba. Murieron 10 personas, un número más alto de lo habitual dado el historial de Cuba durante décadas. Sin embargo, la recuperación fue relativamente rápida porque millones de cubanos y su dirección estaban preparados y organizados.

Antes del ciclón, casi dos millones de personas fueron evacuadas a lugares más seguros, principalmente a los hogares de otras familias. Brigadas de obreros eléctricos, movilizados en cuanto la tormenta amainó, restauraron la mayor parte de la electricidad en una semana. En las zonas donde las escuelas fueron dañadas, muchos trabajadores ofrecieron sus hogares para que las clases continuaran sin interrupción. Aunque algunos hospitales y clínicas se vieron afectados, el sistema de médicos de la familia, implantado en los barrios, garantizaron que nadie careciera de acceso a la atención médica básica.

El gobierno inmediatamente suministró materiales para que los trabajadores pudieran reconstruir sus hogares. A las familias se les cobró solo la mitad del costo normal de los materiales de construcción. Inmediatamente se concedieron préstamos a largo plazo y de bajo interés para cubrir ese gasto. Además, Cuba envió voluntarios y ayuda a países caribeños vecinos asolados por el ciclón.

El gobierno de Estados Unidos rechazó la oferta cubana de enviar una brigada de 39 médicos, electricistas y otros voluntarios para ayudar en Puerto Rico.

“Nuestro lema es cumplir con las palabras de Fidel: Aquí nadie queda abandonado”, dijo Macareño al concluir su presentación. El público, mayormente residentes de Florida que sufrieron la cruel indiferencia de las agencias del gobierno norteamericano después de Irma, respondieron con aplausos.

La razón por la que Cuba puede evitar que un desastre natural se convierta en un desastre social, como ocurre en otros países, subrayó Macareño, es que “tenemos un sistema social que nos permite hacer esto”. Es decir, una revolución socialista en la que el pueblo trabajador tiene el poder estatal.