Las protestas contra los códigos de vestimenta impuesto por los gobernantes capitalistas iraníes a las mujeres se están extendiendo por todo el país, incluyendo a mujeres fotografiándose quitándose el hiyab (pañuelo para la cabeza) en público. La prensa en Estados Unidos —desde la izquierda a la derecha de la política burguesa— ha promovido la falsa idea de que las políticas reaccionarias del régimen en Irán son producto del levantamiento popular que derrocó en 1979 al gobierno dictatorial del sha, en vez del giro contrarrevolucionario que tuvo lugar después de ese triunfo.
Los derechos de las mujeres se expandieron ampliamente como parte del levantamiento revolucionario de 1979. Estos logros fueron atacados y restringidos cuando el régimen clerical hizo retroceder a los trabajadores y consolidó su gobierno contrarrevolucionario a principios de los años ochenta.
En respuesta a la creciente oposición a las restricciones contra las mujeres, el general Hussein Rahimi, jefe de la policía de Teherán, anunció el 27 de diciembre que la policía de la moralidad ya no encarcelaría automáticamente a las mujeres que se negaran a usar el hiyab.
Desde entonces, decenas de mujeres han desafiado a las autoridades de todo el país quitándose el hiyab en público. Las protestas coincidieron con las movilizaciones de trabajadores contra las guerras del régimen en Siria, Iraq y Yemen, y sus efectos sobre el pueblo trabajador.
Un artículo del 4 de febrero en el New York Times alegaba que “la ley sobre el pañuelo ha sido aplicada desde la revolución islámica de 1979”. Esto es una mentira. El levantamiento revolucionario masivo en 1979 fue liderado por millones de trabajadores, hombres y mujeres, con y sin hiyabs. Lucharon por el control obrero en las fábricas, se unieron a las luchas campesinas por la tierra y se manifestaron frente a la embajada de Estados Unidos.
La revolución abrió el espacio político para impulsar la lucha por la participación de las mujeres en todos los aspectos de la vida social y política. Las mujeres se presentaron para cargos en los shoras —comités de fábrica— que lucharon por expandir el control obrero de la producción. Exigieron entrenamiento militar y participación en la guerra contra la invasión iraquí respaldada por Washington en 1980.
El 7 de marzo de 1979, el ayatola Ruhollah Jomeini anunció que las empleadas públicas debían “vestirse según los estándares islámicos” y usar el velo en el trabajo. El día siguiente se realizó en Teherán la marcha más grande del mundo en el Día Internacional de la Mujer. Cuando los matones derechistas atacaron a algunos manifestantes, se organizaron acciones de protesta más grandes, a las que se unieron muchas mujeres con velos. El 12 de marzo, unas 15 mil personas se manifestaron en Teherán coreando, “Negarle a la mujer la libertad es negar la libertad al resto de la sociedad”.
Frente a estas movilizaciones, Jomeini denunció los ataques de los matones y se retractó de su pronunciamiento.
Los gobernantes iraníes no tuvieron éxito en convertir sus restricciones contra las mujeres en ley hasta 1983. Fue parte de las medidas para reprimir los esfuerzos de los trabajadores para organizarse independientemente y evitar que derrocaran el dominio capitalista. Utilizaron pandillas de matones para disolver organizaciones y protestas de trabajadores, y encarcelaron y ejecutaron a opositores políticos. Como parte de esta contrarrevolución, organizaron escuadrones de matones “anti-vicio” para obligar a las mujeres a llevar el hiyab.
El descontento de la clase trabajadora en Irán está alimentado por cuestiones políticas, especialmente por el creciente número de bajas en los esfuerzos bélicos de los gobernantes iraníes para expandir su alcance contrarrevolucionario en el Medio Oriente. A medida que se extiende la crisis política y moral de los gobernantes, la lucha por los derechos de la mujer será una parte importante de los esfuerzos para forjar la unidad que los trabajadores necesitan para avanzar sus intereses.