A continuación publicamos un extracto de un discurso dado por Jack Barnes, secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, en 1985, publicado en el libro Sudáfrica: La revolución en camino. Copyright © 1986 por Pathfinder Press. Reproducido con autorización.
POR JACK BARNES
En primer lugar, ¿cuál es el carácter histórico de la revolución en Sudáfrica?
Es una revolución destinada a derrocar el estado del apartheid y a destruir el sistema del apartheid.
Es una revolución destinada a abrir las puertas al proceso que forjará —por primera vez— un estado-nación no racial en Sudáfrica.
Esta nueva nación incorporará al pueblo africano de diversos orígenes tribales, a los descendientes de aquellos que vivieron ahí y trabajaron la tierra antes de la llegada de los colonizadores blancos: a la gran mayoría de la población actual de Sudáfrica. Incorporará a aquellos que el sistema del apartheid clasifica como mestizos e indios, quienes, junto con los africanos, constituyen la oprimida población negra. Y también incorporará a aquellos blancos que acepten vivir y trabajar como ciudadanos con igualdad de derechos —ni más, ni menos— en una Sudáfrica democrática.
Es una revolución que busca conquistar el derecho de la mayoría negra a poseer, trabajar y desarrollar la tierra de la que fue expulsada por el régimen del apartheid; conquistar el derecho de los africanos a ser agricultores libres, produciendo cosechas para un creciente mercado doméstico; y llevar a cabo una auténtica reforma agraria que ponga la tierra en manos de los que quieran trabajarla.
Es una revolución para abolir todas las restricciones al derecho de los sudafricanos negros a vivir, trabajar y viajar donde se les antoje; establecer la plena igualdad en el mercado laboral; y garantizar plenamente los derechos sindicales y obreros.
Es una revolución que busca reemplazar el estado de la minoría blanca con una república democrática, basada en el sufragio universal. Tiene como fin —según las palabras del Congreso Nacional Africano— una sola Sudáfrica unitaria, no racial y democrática.
Es una revolución en la que el pueblo trabajador busca reemplazar el dominio minoritario del apartheid con el dominio del pueblo trabajador, de la gran mayoría. El pueblo trabajador entonces ejercerá este nuevo poder revolucionario para asegurarse de que no quede intacto ni un solo ladrillo del sistema del apartheid, y que se cumpla el programa democrático de la revolución.
Desde el punto de vista histórico, la revolución sudafricana actual es una revolución democrático-burguesa para el cumplimiento de estos objetivos. Es una revolución democrática, una revolución nacional. El pueblo trabajador se esfuerza por conducirla hasta la victoria y crear por primera vez un auténtico estado-nación sudafricano.
La revolución actual en Sudáfrica no es una revolución anticapitalista. Abrirá el camino para la transición a una revolución anticapitalista. Pero nadie puede predecir cuán largo — o cuán corto — será ese camino. Esto lo decidirá la correlación de fuerzas de clases — en Sudáfrica y a nivel internacional — que resultará del derrocamiento revolucionario del estado del apartheid.