Encuentro de Trabajadores Activos: Construir movimiento obrero, PST

Primera parte

Por Terry Evans
y John Studer
16 de julio de 2018
Cartel de la conferencia: Más en el seno de la clase trabajadora. Respondamos a la creciente crisis política de los gobernantes. Construir el movimiento obrero. Construir el Partido Socialista de los Trabajadores.
Cartel de la conferencia: Más en el seno de la clase trabajadora. Respondamos a la creciente crisis política de los gobernantes. Construir el movimiento obrero. Construir el Partido Socialista de los Trabajadores.

OBERLIN, Ohio—“Más en el seno de la clase trabajadora. Respondamos a la crisis política de los gobernantes que se está profundizando. Construir el movimiento obrero. Construir el Partido Socialista de los Trabajadores”, decía el estandarte sobre el escenario en la Conferencia de Trabajadores Activos de 2018. El evento anual, auspiciado por el Partido Socialista de los Trabajadores, tuvo lugar en esta ciudad del 14 al 16 de junio.

“Este año, nuestro estandarte tiene una línea adicional: ‘Construir el movimiento obrero’”, dijo el secretario nacional del PST, Jack Barnes, a los casi 400 participantes durante su informe político en la sesión de apertura de la conferencia. “Este será el eje de trabajo de las fracciones sindicales del partido en adelante”, dijo. Los miembros del PST realizarán esta actividad junto con la campaña semanal de ir de puerta en puerta en barrios obreros con el Militante y libros sobre la política obrera, y participando en las luchas sociales y políticas a favor de los intereses de los trabajadores.

Esa línea adicional en el estandarte, no hubiese sonado realista el año pasado, dijo Barnes, antes de la ola de batallas sindicales de los maestros desde principios de 2018 que ha inspirado a los trabajadores en todo el país, y que obtuvo amplio apoyo y algunas victorias. Después de décadas de ataques a la clase trabajadora por parte de los patrones, impulsados por la crisis cada vez más profunda de su sistema capitalista, los maestros y otros trabajadores están comenzando a luchar. En las semanas previas a la conferencia, varios participantes provenientes de Estados Unidos y Canadá habían ido con compañeros de trabajo y otros sindicalistas a acciones laborales y protestas sociales para extender solidaridad. A través de la participación en estas actividades, el partido está reclutando nuevos miembros.

Participantes estudian exhibiciones que ilustran participación del partido en la lucha de clases y sobre eventos en desarrollo en la política mundial.
Militante/Arthur HughesParticipantes estudian exhibiciones que ilustran participación del partido en la lucha de clases y sobre eventos en desarrollo en la política mundial.

Alrededor de la sala habían decenas de exhibiciones coloridas ilustrando las batallas de las huelgas de maestros, así como otros desarrollos y temas políticos claves en Estados Unidos y todo el mundo, desde Corea hasta Europa y el Medio Oriente. Las exhibiciones mostraban las experiencias de miembros del PST y de las Ligas Comunistas en su campaña para promover un programa de la clase trabajadora y un curso de acción revolucionarios.

Las exhibiciones también abordaron temas discutidos en otras dos charlas de dirigentes del PST: “La propiedad privada, la opresión de la mujer y el camino de la clase trabajadora hacia la emancipación” presentada por Mary-Alice Waters, y “La revolución proletaria y la cultura” presentada por Dave Prince, así como en clases y discusiones informales durante las comidas y en otros lugares.

Además de las sesiones de discusión sobre las presentaciones principales, hubo clases sobre “La lucha de clases, el comunismo y la cuestión judía: de Palestina e Israel a Irán”; “La liberación de los negros y el movimiento obrero”; y “El legado político de la Revolución Granadina y el liderazgo comunista”.

Barnes habló sobre la posición de las nuevas aperturas en el movimiento obrero en Estados Unidos en el contexto de importantes cambios en la política y la lucha de clases en todo el mundo. Se enfocó en los recientes acontecimientos en la Península Coreana, las guerras actuales y las rivalidades capitalistas en el Medio Oriente, las relaciones de los gobernantes capitalistas de Estados Unidos con Moscú y el acelerado desmoronamiento del llamado G-7, la “Unión” Europea y otros pactos imperialistas e instituciones “globales”.

Este artículo está enfocado en estos eventos y su significado para las luchas del pueblo trabajador. La próxima semana, además de continuar con este informe sobre la política en Estados Unidos y en el mundo, el Militante presentará un reporte de otras presentaciones, discusiones y planes de trabajo para el partido que tuvieron lugar durante la conferencia del PST y la subsecuente reunión de su Comité Nacional.

¡EEUU fuera de Corea!

Las perspectivas abiertas por la cumbre entre el presidente Donald Trump y el jefe de estado de Corea del Norte Kim Jong Un en Singapur, que concluyó dos días antes del encuentro del PST, son buenas para la clase trabajadora, dijo Barnes, no solo en Estados Unidos y Corea, sino en Japón, China y en todo el Pacífico y el mundo.

El Partido Socialista de los Trabajadores ha hecho campaña durante décadas para exigir que los gobernantes de Estados Unidos saquen sus tropas, aviones y bombas de Corea y pongan fin a sus brutales sanciones imperialistas contra el pueblo y el gobierno de Corea del Norte. “Corea es una”, ha explicado el PST, ayudando a educar a los trabajadores en Estados Unidos y en todo el mundo sobre la sangrienta ocupación y partición de Corea, con la colusión de Moscú, en 1945. Con la victoria de la Revolución Vietnamita en 1975 y la unificación de Alemania en la década de 1990, Corea es la última nación en la tierra cuyo pueblo fue separado a la fuerza por la repartición del botín al final de la Segunda Guerra Mundial imperialista.

El PST ha exigido durante mucho tiempo que se detengan las maniobras militares conjuntas anuales de Washington con Corea del Sur, reconocidas por el presidente Trump en la cumbre de junio como “juegos de guerra” y como “provocativas”, generando gritos de protesta de los liberales del Partido Demócrata y algunos políticos del Partido Republicano. El gobierno de Estados Unidos suspendió indefinidamente esos juegos de guerra con Seúl el 22 de junio.

Trump también ha propuesto retirar algunos de los 28 500 soldados estadounidenses estacionados en Corea del Sur —una propuesta que discutió por primera vez durante las elecciones de 2016— a cambio de que el gobierno de Corea del Norte tome medidas para desmantelar su programa de misiles nucleares. El PST hace un llamado, dijo Barnes, “por una península coreana, Japón y cielos y aguas circundantes libres de armas nucleares”.

Barnes llamó la atención a una gráfica que se había repartido a todos los participantes de la conferencia que muestra los arsenales nucleares de Washington (unas 6 450 ojivas nucleares) hasta llegar a la cifra de los de Corea del Norte (estimado entre 10 a 20). Según la gráfica, la ojiva que Corea del Norte probó más recientemente es entre 10 y 15 veces más poderosa que la bomba lanzada por Washington que aniquiló a unas 100 mil personas en Hiroshima en 1945 (incluidos al menos 20 mil coreanos, la mayoría de ellos transportados a la fuerza como mano de obra barata para los gobernantes coloniales de Corea en Japón).

Los pasos ya dados por Washington desde la cumbre de Singapur “compran espacio y tiempo para la clase trabajadora”, explicó Barnes, como lo harán otros pasos en esta dirección. Tienen un impacto positivo en el pueblo trabajador en Japón, donde hay un recuerdo viviente de los ataques nucleares de los gobernantes estadounidenses contra Hiroshima y Nagasaki y se oponen a las armas nucleares en Asia, ya sea en Corea o en la flota submarina de Washington que navega en el Pacífico.

Guerra, conflicto en Medio Oriente

Los gobernantes estadounidenses, dijo Barnes, también están presionando para forjar acuerdos en el Medio Oriente, tanto con gobiernos burgueses rivales como con los gobernantes capitalistas en Moscú, quienes tienen sus propios intereses económicos, políticos y militares en la región, especialmente en Siria.

La actual Casa Blanca, dijo Branes, ha dejado de actuar desde la falsa premisa —la cual ha dominado las acciones de las administraciones demócratas y republicanas recientes— que “los gobernantes de Estados Unidos pueden dominar el mundo sin oposición, basándose en la falsa creencia de que ellos ganaron la Guerra Fría”. A pesar de que Washington mantiene una superioridad militar masiva sobre otros poderes mundiales, ya no puede simplemente imponer la voluntad del capital norteamericano mediante guerras sangrientas, las cuales ya se han extendido, desde Siria a Afganistán, por más de 17 años. En lugar de esto, la actual administración está procurando promover los intereses imperialistas de Washington tomando pasos para tratar de poner fin a algunos conflictos de larga duración y hasta cierto punto echarse atrás, al menos por ahora.

Secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores Jack Barnes presenta informe, “Más en el seno de la clase trabajadora: Construir el movimiento obrero” en Conferencia de Trabajadores Activos el 14 de junio, en Oberlin, Ohio.
Militante/Arthur HughesSecretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores Jack Barnes presenta informe, “Más en el seno de la clase trabajadora: Construir el movimiento obrero” en Conferencia de Trabajadores Activos el 14 de junio, en Oberlin, Ohio.

Esta es la orientación de Washington, por ejemplo, al buscar un arreglo con los gobiernos de Israel y Rusia para terminar la guerra civil siria que lleva ya ocho años, y restituir una apariencia de estabilidad para promover sus distintos pero mutuos intereses de clase. Más y más, durante ese largo y sangriento conflicto, el régimen clerical burgués en Teherán ha usado sus fuerzas armadas y sus milicias asociadas a través de Siria —incluida la milicia del Hezbollah, con base en Líbano, que los gobernantes iraníes crearon y dominan políticamente— con el fin de defender la tiranía de Bashar al-Assad y afianzar allí la posición de los gobernantes iraníes. Su objetivo es usar esta posición para controlar un amplio arco de territorio e influencia político-militar para expandir su control contrarrevolucionario a través de Iraq, Siria y el Líbano hasta el Mediterráneo y las fronteras con Turquía y Arabia Saudita.

Desde 2015, tanto fuerzas de Moscú como las de Teherán han logrado apuntalar el régimen de Assad. Conjuntamente con las iniciativas militares de las fuerzas militares kurdas en el noreste de Siria —con el apoyo aéreo y terrestre de Washington— los grupos de oposición armada en Siria, incluyendo al Estado Islámico, han sido repelidos. Al mismo tiempo, esas victorias militares han debilitado el nexo que mantiene unidos los intereses de clase de Moscú y Teherán, que coinciden temporalmente pero que son antagónicos.

Los conferencistas, muchos participando por primera vez, compraron libros sobre el programa del partido
Militante/Arthur HughesLos conferencistas, muchos participando por primera vez, compraron libros sobre el programa del partido

En meses recientes, el presidente ruso Vladimir Putin se ha reunido con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y han acordado que los gobernantes israelíes pueden atacar a las fuerzas apoyadas por Teherán —incluidas no solo las de Hezbollah sino también las propias tropas iraníes— cuando se acerquen demasiado a las fronteras con Israel o comiencen a almacenar o transportar grandes cantidades de misiles u otras armas. Washington, Tel Aviv y sus aliados en el Medio Oriente están presionando —por separado pero también, en la medida que pueden, conjuntamente— para poner fin a la presencia militar de Teherán en Siria.

El 18 de junio, sin respuesta de Moscú, ataques aéreos del gobierno de Israel mataron e hirieron a decenas de miembros de Kata’ib, la milicia chiíta de Hezbollah respaldada por Irán que ha estado operando en Siria. En mayo, un ataque aéreo similar, que destruyó fuerzas iraníes —y nuevamente sin respuesta militar de Moscú— fue realizado por el gobierno israelí mientras Netanyahu estaba volando de regreso de una visita a Putin en Rusia.

A cambio de su silencio sobre los ataques aéreos del gobierno israelí, dijo Barnes, Moscú busca negociar con Washington para garantizar la expansión de la base militar rusa en Tartús, el puerto sirio de aguas cálidas que es crucial para la marina rusa y las aledañas instalaciones de su fuerza aérea. Días después de la conferencia del PST, John Bolton, el Asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, fue a Moscú a preparar el terreno para una cumbre entre Trump y Putin (anunciada conjuntamente al cierre de esta edición a celebrarse más tarde en el verano).

La clase dominante iraní actúa en contra de los trabajadores de Irán, y su política exterior es una extensión de ese curso contrarrevolucionario doméstico, dijo Barnes. Pero los gobernantes en Teherán “no son ni suicidas ni irracionales. También ellos pueden ser presionados a buscar una nueva negociación con Washington y, si eso tiene éxito, con Tel Aviv”.

Washington también envió a Jared Kushner, yerno de Trump y consejero de la Casa Blanca, a Israel, Arabia Saudita y Egipto a fines de junio, para discutir los próximos pasos para avanzar su plan de paz para el Medio Oriente, dijo Barnes.

A pesar de las intenciones de los gobernantes estadounidenses, estas medidas —desde Corea a Moscú y al Medio Oriente— pueden tener resultados positivos para la clase trabajadora, ayudando a abrir el espacio político tan necesario para organizarse, para ganar experiencia en la lucha de clases contra sus respectivas clases gobernantes capitalistas, para estrechar los lazos de solidaridad obrera a través de divisiones nacionales y religiosas apuntaladas por el imperialismo y dar los pasos necesarios hacia la construcción de un nuevo liderazgo de la clase trabajadora.

La próxima semana: el mito de la llamada “Unión” Europea y el G-7, las “guerras comerciales”, los liberales estadounidenses, la “Resistencia’ y una orientación proletaria para hacer frente al asalto contra los derechos del pueblo trabajador, la mujer, los negros, los inmigrantes y mucho más, de la Conferencia de Trabajadores Activos del PST de 2018.