¡Promueva lucha por amnistía para inmigrantes en Estados Unidos!

Por Seth Galinsky
16 de julio de 2018
Protesta, abril 12, en Morristown, Tennessee, contra redada de inmigración en fábrica cercana.
Tennessee Immigrant and Refugees Rights CoalitionProtesta, abril 12, en Morristown, Tennessee, contra redada de inmigración en fábrica cercana.

NUEVA YORK — La oposición de trabajadores a las recientes redadas en las fábricas por el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) demuestra que la lucha para ganar la amnistía para 11 millones de trabajadores indocumentados en Estados Unidos puede obtener un apoyo más amplio que nunca. Es una demanda que hemos ganado antes, ¡y que podemos ganar de nuevo!

Después que los policías de ICE hicieran una redada en las plantas empacadoras de carne de Fresh Mark en Ohio, el 19 de junio, tanto la federación sindical AFL-CIO como el sindicato Teamsters la condenaron. “Buscar una vida mejor para usted y su familia no es un crimen”, dijo el portavoz de la AFL-CIO, Chip Shannon el 29 de junio.

“Un ataque contra cualquier trabajador es un ataque a nuestro objetivo compartido de levantar a todos los trabajadores en nuestro país”, dijo el presidente de los Teamsters, Jim Hoffa.

Pero los organizadores de las protestas el 30 de julio, que atrajeron a decenas de miles de personas en todo el país no plantearon la demanda por amnistía. Más bien se enfocaron en denunciar la política de la administración de Donald Trump de separar a los niños de sus padres detenidos en la frontera, una política que ya había sido revertida. Decidieron que la “resistencia” contra Trump debería ser el tema que consumiera toda la atención.

El gobierno anunció recientemente una política de “tolerancia cero” y comenzó a enjuiciar por un delito menor a inmigrantes “no autorizados” por entrar ilegalmente al país por primera vez.

Bajo la administración de Barack Obama, la mayoría de los “infractores” detenidos cruzando por primera vez recibieron órdenes de “deportación forzada” y fueron sumariamente deportados. El enjuiciamiento y penas de cárcel antes de ser deportado eran reservadas para los acusados de “reingreso” ilegal, lo cual se convirtió en un delito grave cuando el presidente Bill Clinton firmó la Ley de Inmigración Ilegal y Responsabilidad del Inmigrante en 1996.

El objetivo principal de los organizadores de las protestas fue usar la indignación generada por el trato de los niños para movilizar el voto contra los republicanos y elegir demócratas en noviembre. Presentaban a los inmigrantes como víctimas indefensas, y no como luchadores cuya presencia fortalece a la clase trabajadora y su capacidad para enfrentarse a los patrones.

Necesitan mano de obra inmigrante

Los capitalistas dependen de los inmigrantes para mantener una capa superexplotada de la clase trabajadora, reducir los salarios de los trabajadores nacidos en Estados Unidos y competir con sus rivales. Esto es muy cierto hoy en día, cuando un repunte en los mercados, la producción y el comercio los ha obligado a buscar más trabajadores. Los gobernantes usan la amenaza de las deportaciones para tratar de mantener a los trabajadores indocumentados bajo control. Utilizan a los inmigrantes como chivos expiatorios para dividir a la clase trabajadora y debilitar su capacidad de unirse y luchar contra los ataques de los patrones a los salarios y condiciones laborales de todos los trabajadores.

Si uno mira una gráfica que muestre las deportaciones anuales desde la década de 1950, no podrá distinguir si un demócrata o un republicano estaba en la Casa Blanca.

Fue el presidente republicano Ronald Reagan quien cedió a la presión y concedió la amnistía a casi 3 millones de personas en 1986. Y fue George H.W. Bush, quien presidió sobre la amnistía de otros 1.5 millones de personas en 1990.

Fue el presidente demócrata Bill Clinton quien supervisó el mayor número de deportaciones en un solo año: 1.8 millones en su último año en el cargo. Y fue Barack Obama quien enjuició y encarceló a más personas por violaciones de inmigración que cualquier otro presidente en la historia. La “aplicación” de la ley de inmigración por Trump es una continuación de la estrategia de divide y conquistarás de los gobernantes.

Los organizadores de las protestas el 30 de junio plantearon la demanda de “abolir ICE”, lo cual suena muy radical, pero constituye una farsa. Ellos no piden el desmantelamiento de la policía de inmigración, sino “reestructurarla” en algo imposible, una policía de deportación más amable y noble.

Esto ha sucedido antes. ICE fue creado para reemplazar al odiado Servicio de Inmigración y Naturalización en 2003. Pero los trabajadores latinos llaman a ambos “la migra” y buscan aliados para luchar por el derecho a permanecer y trabajar en Estados Unidos.

Menos sentimiento antiinmigrante

Hoy en día hay menos racismo y sentimiento antiinmigrante entre los trabajadores que nunca. Un buen ejemplo es lo que sucedió en Morristown, Tennessee, después que policías de inmigración arrestaron a 97 trabajadores en una redada en la planta de procesamiento de carne Southeastern Provision el 5 de abril.

Esta es un área que votó 77 por ciento por Trump en las elecciones presidenciales. Esta redada y otras similares han provocado un debate, con cientos de personas reuniéndose y marchando en solidaridad con los trabajadores inmigrantes.

Cientos marcharon en Morristown el 12 de abril contra el ataque. Hubo una reunión de casi mil personas en el auditorio de la escuela primaria local el 9 de abril, que atrajo a un gran número de residentes nacidos en Estados Unidos que vinieron a mostrar su solidaridad. La semana anterior, 120 maestros se reunieron para discutir qué podían hacer para ayudar a los estudiantes cuyos familiares habían sido detenidos.

Entre más conviven y trabajan juntos los trabajadores nativos y los que no tienen papeles que el gobierno considera apropiados, más se unen para protestar contra las deportaciones.

“Va a lastimar a sus hijos, a nuestros hijos”, dijo Angela Smith, quien ha vivido por mucho tiempo en Morristown, a la revista New Yorker después de la redada. “Estas personas son parte de Morristown. Inmediatamente maneje al centro parroquial para ver cómo podía ayudar. Tuve que estacionarme al final porque estaba repleto”.

La lucha por la amnistía puede movilizar a amplios sectores de la clase trabajadora, desde los sindicatos y barrios obreros de todo tipo, en una lucha sostenida que podemos ganar. Y es parte de organizar a los no sindicalizados y reconstruir un movimiento obrero combativo.