LOS ANGELES — Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente y vicepresidente, Alyson Kennedy y Malcolm Jarrett, hicieron campaña en la planta procesadora de carne de cerdo Farmer John aquí el 28 de febrero durante el cambio de turno.
“Es bueno que ustedes están aquí en la comunidad y que puedo conocerlos y hablar con ustedes”, dijo Roberta Young, una de las decenas de trabajadores que se detuvieron para conversar. Kennedy trabaja como cajera en Walmart y Jarrett es cocinero en Pittsburgh.
“Los ricos y sus partidos —los demócratas y los republicanos— piensan que saben lo que es mejor para los trabajadores”, le dijo Jarrett. “Los patrones a quienes ellos sirven dicen que no pueden pagar salarios más altos y luego quieren que trabajemos más duro”.
“Trabajo en el departamento de tocino y gano 12.83 dólares por hora”, dijo Young, y ese no es un salario con el que se puede vivir.
“Acabo de regresar de Arizona, donde 1 700 trabajadores del cobre han estado en huelga contra Asarco durante cinco meses”, dijo Kennedy. “Después de 10 años sin un aumento y ante la demanda de los patrones de continuar el congelamiento salarial por cuatro años y duplicar o triplicar los costos de atención médica, ellos finalmente dijeron: ‘No más’. Es un ejemplo de lo que los trabajadores debemos hacer”.
Mientras hablaba con Josué Rodríguez, Kennedy señaló que la forma en que el gobierno está abordando con el coronavirus muestra cómo el capitalismo no solo no puede resolver los problemas de la humanidad, sino que los empeora. Señaló la falta de información precisa y la carencia de exámenes y atención médica adecuados, los confinamientos impuestos burocráticamente que los gobernantes capitalistas alrededor del mundo están implementando, que dejan a la gente abandonados a su suerte.
Kennedy contrastó la atención médica bajo el capitalismo —donde es una mercancía, vendida a quienes puedan pagar, para maximizar las ganancias— y en Cuba, donde está garantizada para todos.
Rodríguez sabía sobre el sistema de salud en Cuba. “Cuba no teme al coronavirus porque tienen un sistema que cuida a la gente”, dijo. “Pero en México, la forma en que tratan a las personas es igual que aquí. El problema es el sistema. Explotan a las personas”.
Pedro Albarrán, un dirigente sindical en la planta, se unió a los candidatos y los presentó a sus compañeros de trabajo. “Como trabajadores no tenemos representación en el gobierno”, le dijo a Zenaida Lagunas. “Kennedy y Jarrett son trabajadores como tú y yo. Son parte de las luchas por mejores condiciones en el trabajo, atención médica y salarios justos”.
Lagunas dijo que su seguro médico no cubre medicamentos ni nada grave.
“El sistema capitalista no puede ser arreglado. Se necesitará un movimiento de millones de personas para eliminarlo”, dijo Kennedy.
“La gente necesita defenderse y adquirir confianza”, dijo Lagunas.
Victor Jarman se mostró escéptico de la campaña. “La política es solo otro engaño. La gente en el congreso y el senado son de las personas más ricas que existen”, le dijo a Kennedy. “¿Qué es lo que específicamente quieren hacer ustedes?”
“El sistema bipartidista es una trampa”, respondió Kennedy. “Intentan hacernos pensar que podemos hacer cambios eligiendo a los candidatos menos malos. Es una estafa. “La plataforma del Partido Socialista de los Trabajadores de 2020 dice que los trabajadores necesitan un partido obrero basado en los sindicatos, un partido que organice a los trabajadores para luchar durante todo el año por los intereses de todos los oprimidos y explotados.
Los trabajadores deben comenzar a organizarse en defensa de sus propios intereses. “Los trabajadores necesitan brindar solidaridad a luchas como la de los mineros del cobre de Asarco en huelga en Arizona y Texas”, dijo Kennedy. “Y la lucha en curso en Florida por el derecho a votar de las personas que han estado encarceladas. En 2018 más del 60 por ciento votaron a favor de restaurar este derecho, pero el gobierno estatal está tratando de socavarlo”.
Los trabajadores con quienes hablaron en el portón de la planta compraron dos libros por dirigentes del PST, 14 ejemplares del Militante y dos suscripciones, y contribuyeron 30 dólares a la campaña.
Deborah Liatos contribuyó a este artículo.