Cada día vemos más evidencia de la profundidad de la crisis social que están experimentando cientos de millones de trabajadores, agricultores y pequeños propietarios en Estados Unidos y el mundo, una calamidad que ellos no crearon.
Los trabajadores, quienes transforman los recursos naturales para producir toda la riqueza de la sociedad, y que son los guardianes de toda la cultura, están siendo obligados a soportar las consecuencias de los esfuerzos de los gobernantes capitalistas para preservar su sistema de explotación y opresión.
Esta crisis histórica, que se ha estado gestando durante décadas, fue provocada por los cierres de la producción y el comercio impuestos por los gobiernos capitalistas de todo el mundo. Los trabajadores se van dando cuenta cada vez más que la verdadera causa de lo que enfrentamos no es un virus. La crisis yace en el declive en el sistema de ganancias durante décadas.
Unos 20.5 millones de empleos fueron eliminados en abril, una pérdida sin precedentes desde la gran depresión de los años 30. Pero las cifras oficiales subestiman significativamente la realidad.
Los trabajadores también se ven agobiados por las deudas, desde tarjetas de crédito, préstamos para automóviles, para la universidad, hipotecas y más. El gobierno federal informó el 12 de mayo algo que todos los trabajadores saben por experiencia propia: los precios de los supermercados, especialmente de alimentos, aumentaron en abril, el mayor aumento durante un mes en casi 50 años.
Los medios de comunicación capitalistas promueven constantemente el pánico en un esfuerzo para que los trabajadores acepten la crisis. Pero los trabajadores necesitan salir del aislamiento social que los atomiza y los desmoraliza y volver al trabajo. Es allí donde se están empezando a desarrollar las batallas cruciales con los patrones y donde se definirán las futuras relaciones de clase. Solo en el trabajo podemos forjar la solidaridad obrera y la conciencia de clase al unirnos en la lucha para defender nuestros salarios y condiciones laborales.
La única solución a largo plazo para esta crisis del capitalismo está en manos de la clase trabajadora. Los trabajadores tienen el poder de movilizar a millones para defender nuestros intereses de clase y trazar un curso para tomar el poder político en nuestras manos, para transformar tanto la sociedad como a nosotros mismos.
Para realizar esta perspectiva es vital que forjemos una alianza con los pequeños agricultores y otros productores explotados, que están siendo aplastados por el funcionamiento del capitalismo. Los trabajadores también debemos extender la solidaridad a trabajadores de todo el mundo, quienes enfrentan condiciones devastadoras.
Crisis social se profundiza
Bajo el sistema médico capitalista en Estados Unidos, unas 160 millones de personas, casi la mitad de la población, dependen del “seguro médico” a través de sus empleos. Las familias de los despedidos, hasta 43 millones de personas hasta ahora, corren peligro de perder esta cobertura. Millones más no pueden permitirse ninguno. Entre los despedidos, los jóvenes, latinos, negros y nativos americanos son los más afectados.
Los patrones —desesperados por hacer que las ganancias vuelvan a fluir— también quieren ver reabrir la industria y los negocios, pero están decididos a hacerlo “de manera rentable”. O sea, a costa de los trabajadores, con ataques a los salarios y las condiciones laborales, con menos trabajadores produciendo más, más rápido y con menos seguridad, por menos salario.
En las últimas semanas los trabajadores han organizado huelgas contra condiciones de trabajo onerosas y peligrosas y por salarios bajos. Más de 50 trabajadores se declararon en huelga el 7 de mayo en Allen Brothers Fruit en Naches, Washington. Unos 20 trabajadores pararon labores el 6 de mayo en la procesadora de pollos House of Raeford en West Columbia, Carolina del Sur. Más de 60 trabajadores de United Scrap Metal en Cicero, Carolina,, se declararon en huelga el 28 de abril. Cientos de camioneros independientes han organizado protestas de “rodamiento lento” en todo el país.
Las luchas de la clase trabajadora crecerán en todo el mundo. Este es el camino a seguir.