OAKLAND, California — Ante la oposición de padres, ex alumnos y otros, y una demanda judicial, la Junta Escolar de San Francisco revocó el 6 de abril su decisión de cambiar el nombre de 44 escuelas. Proclamando que estaba actuando contra el racismo, la Junta iba a cambiar los nombres de escuelas que incluían los de George Washington, Thomas Jefferson y Abraham Lincoln.
La junta escolar reiteró sus intenciones y dijo que echó marcha atrás solo para evitar los gastos de un “litigio frívolo”. Pero la revocación fue resultado de la protesta pública, la ira por la manera arrogante y ligera en que se decidieron los cambios propuestos y los criterios utilizados por la mayoría de la junta para determinar quién sería tachado.
La presidenta de la junta escolar, Gabriela López, declaró en una entrevista en febrero con la revista New Yorker que su objetivo era desmantelar la “cultura de la supremacía blanca”. La junta estaba decidida a abordar cualquier conducta pasada con la que no estuvieran de acuerdo borrándola completamente. Pretendieron imponer su criterio de que toda la historia y la política deben verse a través de la lente de la raza. Para ellos, clase y las divisiones de clase, y los hechos mismos, son irrelevantes.
Cualquier figura histórica que ellos consideraran culpable de actividad racista de cualquier tipo debe ser borrado. Washington y Jefferson porque fueron esclavistas. Lincoln debido a sus políticas hacia los indígenas americanos. Paul Revere basándose en la información falsa de que participó en un ataque contra una tribu de indígenas americanos.
Habían considerado “borrar” a Malcolm X por ser sexista, pero decidieron que eso era ir demasiado lejos.
Gran parte del debate se centró en la propuesta de eliminar —independientemente de sus contribuciones— los nombres de los participantes en las dos grandes revoluciones de la historia de Estados Unidos: la Revolución Americana que arrebató la independencia del dominio colonial británico y la Guerra Civil que abolió la esclavitud.
Como señaló el Militante cuando la junta aprobó por primera vez los cambios, el remover estos nombres borraría la historia revolucionaria que los trabajadores y los jóvenes necesitan conocer. No dan ningún reconocimiento a cómo estas revoluciones sentaron las bases para las luchas obreras y sociales de hoy, incluso contra la opresión racista.
La Revolución Americana de 1776 fue la primera revolución anticolonial victoriosa de la época capitalista. Estableció una república en lugar del gobierno a manos de un monarca. Y abrió paso al surgimiento de las clases sociales capaces de liderar un movimiento de masas para abolir la esclavitud.
Debate en Selma
La destrucción de la verdadera historia de este país también está bajo consideración hoy en Selma, Alabama. Una petición para cambiar el nombre del puente Edmund Pettus en Selma, donde manifestantes que luchaban por el derecho al voto en 1965 fueron brutalmente golpeados por policías y matones en lo que llegó a ser conocido como el “Domingo Sangriento”, ha colectado más de medio millón de firmas. La petición propone nombrar el puente en honor de John Lewis, uno de los líderes del Comité Coordinador No Violento Estudiantil que fue severamente golpeado en esa marcha. Más tarde Lewis se convirtió en un reconocido político y congresista del Partido Demócrata.
Pettus fue un general de la Confederación y líder del Ku Klux Klan, así como senador durante la época de la segregación racial Jim Crow. Usando el criterio de la Junta Escolar de San Francisco, el nombre seguramente sería cambiado o el puente destruido.
Lewis, quien murió el año pasado, se oponía al cambio de nombre. “El puente Edmund Pettus simboliza lo que fuimos una vez y en lo que nos hemos convertido hoy”, escribió en 2015 en colaboración con la congresista de Alabama Terri Sewell. “En lugar de esconder nuestra historia detrás de un nuevo nombre, debemos protegerla, lo bueno y lo malo. El contexto histórico del puente Edmund Pettus da a los sucesos de 1965 incluso una mayor profundidad”.
Cambiar el nombre del puente, escribieron Lewis y Sewell, disminuiría la enormidad del cambio histórico que trajo esa batalla, uno de los momentos decisivos en el derrocamiento de la segregación Jim Crow que llevó a la aprobación de la Ley de Derecho al Voto.
Lynda Lowery, quien a los 14 años también fue una de las manifestantes golpeadas en el puente, dijo: “Es parte de la historia. Deja mi puente en paz”.
Su hermana, Jo Ann Bland, dice que hay cierto empoderamiento en el nombre Edmund Pettus para el pueblo negro cuando cruza el puente cada año para conmemorar las protestas de 1965. “Apuesto que Pettus se está retorciendo en su tumba cada vez que cruzamos el puente”.