Declaración de Joanne Kuniansky, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para gobernadora de Nueva Jersey, 9 de junio.
La seguridad y salud laboral está al centro de muchas de las luchas obreras hoy en día, ante los esfuerzos de los patrones para aumentar la productividad y sus ganancias, lo cual conduce a la mortal aceleración del trabajo y al menosprecio a las condiciones laborales dignas. Esto es evidente en las luchas de los obreros de las refinerías de petróleo contra los cierres patronales de la ExxonMobil en Texas y de Marathon Petroleum en Minnesota.
Miembros del sindicato Teamsters en Marathon Petroleum están luchando para prevenir la subcontratación de trabajos que actualmente son realizados por miembros del sindicato, el cual es una amenaza para las operaciones seguras de la refinería. La vida de alrededor de 1.7 millones de personas que viven en las 19 millas alrededor de la refinería estarían en peligro si hubiera una explosión. Los trabajadores siderúrgicos de ExxonMobil están luchando para garantizar que cada cuadrilla tenga al menos un trabajador capacitado para apagar y poner en marcha las unidades de producción.
Bajo el dominio capitalista, la producción es organizada sin consideración por la vida de los trabajadores, tanto los de las plantas como los que viven en las áreas aledañas. Tampoco les importa que la tierra, el aire y el agua se contaminen por los deshechos. Impulsados por la disputa por mercados, los patrones son incapaces de operar de otra manera. Las regulaciones de los burócratas gubernamentales cómplices no hacen nada para detener a los patrones empeñados a maximizar sus ganancias a expensas de la vida de los trabajadores y de nuestro planeta. Estoy muy familiarizada con esto porque trabajé en una refinería de ARCO en Texas en la década de 1980.
Todo trabajo se puede realizar de forma segura y de manera que proteja nuestros recursos naturales para su uso por las generaciones futuras. Pero para hacer eso realidad, los trabajadores deben luchar para tomar el control de la producción de manos de los patrones. Esto debe ser el lema de todos los sindicatos. El control obrero de la producción nos permitiría reducir el agotador ritmo de trabajo que nos imponen los patrones, tomar decisiones sobre el número de puestos necesarios para hacer una labor de manera segura y erradicar la producción de mercancías de inferior calidad.
Los mineros del carbón dieron pasos en esa dirección a finales de los años 60 y 70. Realizaron una revolución en el sindicato minero UMWA y ganaron el control sindical sobre aspectos claves de la seguridad de las minas, incluido el derecho a detener la producción cuando los niveles de polvo eran demasiado altos. Lucharon por, y lograron que se construyeran clínicas en las áreas mineras que ayudaron a enfrentar el azote de la enfermedad del pulmón negro. El historial de lo que esa lucha obrera conquistó, muestra que tenemos la capacidad de hacer retroceder los ataques de los patrones contra nuestra salud y seguridad.
La demanda de que los patrones abran sus libros de contabilidad para que sindicalistas y comités de consumidores los inspeccionen es una parte integral de la lucha por el control obrero de la producción y para demostrar cómo los capitalistas se roban la mayor parte de la vasta riqueza que produce nuestro trabajo.
El control obrero es una escuela para desarrollar la conciencia de clase. Así llegamos a darnos cuenta de nuestra propia capacidad y valor. Veremos más claramente que nuestra clase puede y debe hacerse cargo de la administración de toda la economía y ganaremos confianza de que somos capaces de hacerlo.
Necesitamos construir nuestro propio partido, un partido obrero basado en sindicatos combativos, que actúe de manera independiente de los patrones y de sus partidos gemelos —el Partido Demócrata y el Republicano— para promover las luchas de los trabajadores por empleos, seguridad y mejores salarios. Tal partido defendería todas las luchas que se dirijan hacia el control obrero de la producción.
Con nuestro propio partido, los trabajadores pueden dirigir a millones de explotados y oprimidos a derrocar al gobierno capitalista y llevar al poder un gobierno de trabajadores y agricultores. Nuestro partido movilizaría a los trabajadores y agricultores para tomar las fábricas, los bancos y las tierras de cultivo en nuestras propias manos y para que nosotros mismos las administremos.
Poner fin a la explotación capitalista y sus relaciones sociales no es un sueño imposible. La revolución socialista que realizaron los trabajadores en Cuba demuestra que es posible. ¡Únete al PST para luchar para hacer lo mismo aquí!