MIAMI — “Hay mucho en juego para la clase trabajadora en la investigación de lo que sucedió en el derrumbe mortal del condominio Champlain Towers South en Surfside”, dijo Anthony Dutrow, el candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para alcalde de Miami, cuando hacía campaña por la zona. “Las inspecciones realizadas hace tres años revelaron serios problemas, y una notable degradación de la estructura del edificio. Se instó a los dueños a que lo resolvieran. Esto nunca se hizo”.
Parte del edificio de 13 pisos se derrumbó a la 1:30 a.m. del 24 de junio. Para el 7 de julio se había confirmado la muerte de 36 personas y 109 cuyo paradero se desconoce, mientras rescatistas, incluyendo voluntarios de un equipo especializado de las Fuerzas de Defensa de Israel y voluntarios de México, continuaban la búsqueda de sobrevivientes o muertos.
Entre los residentes del edificio había dueños de los condominios, inquilinos y otros que utilizaban los pisos como viviendas vacacionales. “Había una hermosa mezcla de culturas y gente en el edificio”, dijo a la prensa Sergio Grobler, uno de lo vecinos cuyos amigos están entre los desaparecidos. “Gente de Sudamérica, judíos cubanos, judíos americanos, americanos”.
Más de 300 rescatistas y personal de emergencia están buscando minuciosamente en los escombros. Las autoridades han rechazado el ofrecimiento de familiares de los desaparecidos y otros trabajadores para ayudar en la búsqueda como voluntarios.
“Tenemos todas estas personas capaces, y les dijimos ‘¿Por qué no podemos venir a ayudarlos? Estamos dispuestos a firmar que lo hacemos bajo nuestra propia responsabilidad, podemos ayudar a mover escombros, lo que sea’”, dijo al New York Times Douglas Berdeaux, cuya hermana era uno de los residentes y está dada por desaparecida. “Uno pensaría que querrían la mayor cantidad de brazos que uno pueda reunir en estas circunstancias”.
A medida que se conocen más hechos sobre el diseño, la construcción y las inspecciones y la falta de reparaciones, queda evidente que la gerencia, los funcionarios municipales y otros sabían sobre el creciente riezgo de un desastre en el edificio y habían pospuesto repetidamente tomar medidas.
La parte norte del mismo edificio, Champlain Towers North, se mantiene todavía en pie y funcionarios del gobierno aún no han ordenado su evacuación. Algunos residentes han abandonado los apartamentos.
El ingeniero Frank Morabito, presidente de Morabito Consultants, inspeccionó el edificio en 2018 y escribió un informe para la junta del condominio que “detalla fisuras y boquetes grandes en [la estructura del] hormigón” del edificio y un “error grave” en el diseño. Morabito advirtió de “daños estructurales mayores”.
La torre fue construida durante el boom de la década de 1980 en Surfside cuando los constructores, y otros, buscaron sacar provecho erigiendo estructuras lo más rápidamente posible. Este condominio fue construido por la ya desaparecida Toronto Enterprises, una empresa con ánimos de lucro canadiense.
Morabito le explicó a la junta que las reparaciones costarían al menos 9.1 millones de dólares, quizás más. Él se ofreció a hacer el trabajo. Después envió otra nota a la junta, esta vez aminorando el peligro. Rosendo Prieto, un funcionario municipal de edificios, asistió a la siguiente reunión de la junta, y les explicó que él mismo había revisado los informes y que el edificio parecía estar en “muy buen estado”.
Los medios han informado que la junta y Morabito esperaron hasta 2020 para acordar un contrato para hacer las reparaciones. Mientras tanto no se hizo nada. Las quejas de los residentes sobre las condiciones aumentaron.
Dos investigadores informaron que imágenes vía satélite mostraban que el edificio se estaba hundiendo gradualmente, como también lo estaban otros en la zona.
En abril de este año la junta convocó una reunión de los residentes. Jean Wodnicki, presidenta de la junta les escribió que el peligro al edificio “se multiplicaría exponencialmente en los próximos años y que de hecho desperfectos observables como los del garaje habían empeorado significativamente durante estos años”.
“Cuando uno puede observar visualmente el desconchado del hormigón, eso significa que las barras de refuerzo que lo sostienen se están oxidando y deteriorando bajo la superficie”, escribió. “El deterioro del hormigón está acelerándose. La situación del tejado se ha hecho mucho peor, tan extensa que era necesario incorporar la reparación del tejado”. La carta informaba que habían contratado a Morabito.
A los residentes se les dijo que tendrían que pagar 15 millones de dólares como apreciación especial para cubrir los costos. La obra en el tejado comenzó poco antes de que el edificio se derrumbara.
“Estos hechos —que reflejan las prioridades y el funcionamiento competitivo del capitalismo y su sistema de rentas e hipotecas movido por el lucro, independientemente del coste al pueblo trabajador— tienen que ser revelados y que los responsables rindan cuentas”, señaló Dutrow.
Los medios han informado que propietarios de los hoteles de la zona han subido sus precios a los familiares de los desaparecidos, a los residentes de los dos edificios, al personal de rescate, la prensa y a otros necesitados de vivienda en los alrededores.
La escena hace recordar a algunos residentes el derrumbe de las torres gemelas del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001.
La principal diferencia es que el World Trade Center fue atacado mientras que en este caso los gerentes del edificio, los inspectores y los funcionarios municipales sabían de la desintegración estructural en Surfside durante años y no hicieron nada.
“El Partido Socialista de los Trabajadores llama a los trabajadores a tomar control de la producción, la construcción y las inspecciones. Es la única forma de proteger a los trabajadores en sus centros de trabajo y a todos los que usan lo que se produce bajo el capitalismo. Se perdieron vidas innecesariamente”, enfatizó Dutrow.
“El pueblo trabajador necesita organizar y utilizar nuestros sindicatos para luchar por esto”, señaló. “Y organizar a los explotados y oprimidos por el capital para trazar un curso que ponga el poder político en nuestras propias manos para construir un gobierno de trabajadores y agricultores”.