SYDNEY — Más de 7 mil camioneros realizaron una huelga nacional de 24 horas el 27 de agosto contra Toll Group, una de las principales empresas de transportes aquí y a nivel internacional. Están luchando por un nuevo contrato que defienda los empleos ante los planes de los patrones de tercerizar más trabajo y para obtener un aumento salarial tan necesario. Los miembros del Sindicato de Trabajadores del Transporte votaron en un 94 por ciento a favor de la huelga.
Miles de trabajadores de otras empresas de camiones también se están preparando para salir en huelga. Los patrones de Toll Group afirman que los camioneros están “jugando a la política con las vidas y empleos de personas” al declararse en huelga durante la pandemia de COVID-19. El TWU solo está tratando de “presumir ante sus afiliados”, dijo a ABC News Alan Beacham, director de Global Express, una subsidiaria de Toll.
“Los trabajadores de la Toll se han visto obligados a tomar la opción de último recurso: salir en huelga porque sus trabajos están siendo destruidos”, respondió el secretario nacional del TWU, Michael Kaine. “No es una coincidencia que los trabajadores de varias grandes empresas de transporte estén enfrentando los mismos ataques”.
La reducción de costos implementada por los patrones está golpeando a los trabajadores en toda la industria del transporte.
Luchas como la de los camioneros “merecen el apoyo de todos los trabajadores”, dijo Linda Harris, candidata de la Liga Comunista para el Consejo de Canterbury-Bankstown, en un comunicado que partidarios están distribuyendo. “Ellos dan un ejemplo de cómo podemos unirnos, fortalecer nuestros sindicatos y defendernos”.
El pueblo trabajador en Australia, como en cualquier otro país, se enfrenta hoy a una crisis económica y social cada vez más profunda provocada por el capitalismo. Los salarios están estancados mientras los precios se disparan y los patrones intensifican su ataque a los empleos y las condiciones de trabajo.
Al mismo tiempo, los gobernantes imperialistas de Australia se empeñan en defender sus intereses de clase por todo el mundo, en relación a China y en el Pacífico Sur. Las tropas de Canberra han respaldado a las de Washington en Iraq y en ejercicios militares en Corea del Sur. Con el apoyo bipartidista de los gobiernos Liberal-Nacional y Laborista los soldados australianos han sido desplegados en la guerra liderada por Washington en Afganistán desde su inicio en 2001.
Con el colapso del gobierno en Kabul y la retirada de las tropas australianas de Afganistán, “se ha puesto de relieve el curso de los gobernantes imperialistas de Australia”, dijo Harris. “La guerra de 20 años ha sido un desastre para el pueblo trabajador”. Esto ha sido un debate importante entre los trabajadores dentro y fuera del trabajo. “La explicación de la Liga Comunista de que la clase trabajadora necesita nuestra propia política exterior obtiene una buena respuesta”, dijo Harris.
Dos respuestas de clase a pandemia
Hay dos enfoques de clase diferentes ante la pandemia, dijo Harris. Un número creciente de trabajadores están perdiendo sus trabajos o se ven obligados a quedarse en casa ante la última variante Delta. “La negligencia criminal del gobierno australiano de no preparar un esfuerzo de vacunación masivo desde el principio ha resultado en la desolación del pueblo trabajador”, dijo.
La Liga Comunista “hace un llamado a nuestros sindicatos a que lideren una lucha para que los trabajadores vuelvan a trabajar y para que un programa de obras públicas financiado por el gobierno brinde empleos con salarios a escala sindical”, dijo Harris. “Solo volviendo al trabajo podremos trabajar juntos para defender las condiciones laborales. Nuestros sindicatos deberían organizarse para que todos los trabajadores se vacunen y luchar para compartir las vacunas con los trabajadores de todo el mundo”.
Cuando la variante Delta apareció por primera vez en mayo, menos del 3 por ciento de la población australiana de más de 16 años estaba vacunada contra el virus. Con el respaldo del gobierno federal en Canberra, los gobiernos estatales y territoriales han impuesto cierres y restricciones en las fronteras estatales para tratar de contener el nuevo brote. Las nóminas de empleos cayeron un 5 por ciento en Nueva Gales del Sur en las primeras tres semanas de julio después del cierre, una pérdida de unos 210 mil puestos.
Apuntan contra la clase trabajadora
“El acoso de los gobernantes a los barrios obreros es parte de la incesante ofensiva contra nosotros. Culpan a los trabajadores ‘deplorables’ por no cumplir con sus órdenes de salud pública y por no vacunarse, aún cuando los suministros siguen siendo insuficientes”.
A pesar de que el gobierno federal está tratando tardíamente de expandir la vacunación, para el 5 de septiembre, solo el 38 por ciento estaba completamente vacunado. Los gobernantes capitalistas han fijado una meta nacional de vacunar al 70 por ciento para noviembre, y dicen que solo entonces comenzarán a levantar las restricciones y controles de viaje interestatales.
Unos 800 efectivos de las Fuerzas de Defensa de Australia han sido desplegados en Sydney desde el 2 de agosto para ayudar a la policía con el “cumplimiento”, y ahora están siendo desplegadas en el oeste de Nueva Gales del Sur, donde los aborígenes representan una alta proporción de la población. Los efectivos colaboran con la policía en el patrullaje de calles, parques y centros comerciales y monitorean a los trabajadores que han sido ordenados a aislarse en sus hogares. Las tropas de las FDA también ayudan a hacer cumplir las restricciones del gobierno estatal de Queensland en la frontera con Nueva Gales del Sur.
Doce áreas predominantemente obreras en el oeste y suroeste de Sydney, incluida Canterbury-Bankstown, donde Harris es candidata, han sido sometidas a órdenes más estrictas de “quedarse en casa”. Han impuesto miles de multas, hay un toque de queda de 9 p.m. a 5 a.m. y los trabajadores “autorizados” necesitan obtener un permiso para ir a trabajar.
“Los trabajadores deben romper con los partidos de los patrones, tanto el Liberal como el Laborista”, dijo Harris. “Necesitamos construir un partido obrero combativo que trace un camino para arrancar el poder político de manos de los gobernantes capitalistas, como lo hizo el pueblo cubano en 1959, para formar un gobierno de trabajadores y agricultores que lleve a cabo una revolución socialista en interés de todos los explotados y oprimidos”.